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Adiós a la repetición automática en los liceos; ahora los docentes tendrán la última palabra

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Liceales
ASAMBLEA DE PROFESORES DEL LICEO 19, PARO POR INSEGURIDAD, LICEALES, LICEO CERRADO, ND 20090427 - FERNANDO PONZETTO
FERNANDO PONZETTO

CAMBIO EDUCATIVO AL FIN DEL PERÍODO

Tras dos años de discusión, el Codicen resolvió la eliminación de la repetición automática. La cantidad de asignaturas con calificaciones de insuficiencia dejarán de condicionar la promoción.

Pero hay un dato que al Codicen le preocupaba más aún: PISA evalúa a adolescentes que siguen en el sistema, sin embargo, de cada diez estudiantes que repiten en primer año de liceo o UTU, nueve abandonan. Tanto es así que el sociólogo Santiago Cardozo llegó a decir: “La no promoción (y el desfase que eso genera) es uno de los mejores predictores de riesgo en las trayectorias educativas”.

Resolución educativa.

El nuevo cambio reglamentario solo conoce dos antecedentes: la flexibilización de la repetición por inasistencias -que ya se aplica- y una resolución de Secundaria, del año pasado, que establece que el estudiante que repite no tiene que volver a cursar aquellas asignaturas que ya había aprobado. La nueva disposición va mucho más allá.

El Codicen le pide a los desconcentrados “que sea posible concebir modalidades de evaluación que trasciendan la consideración materia a materia, promediando entre conocimientos que tienen afinidad epistemológica”. Así las cosas, las asignaturas seguirán existiendo pero las calificaciones serán por áreas temáticas: lectroescritura, ciencias y lógica.

Eso les implica a los profesores un desafío: dejar de lado el asignaturismo y tratar de entender al alumno y cómo ayudarlo. Entonces, la política vuelve al debate. ¿Están dadas las condiciones para que haya alternativas a la repetición escolar?

En la escuela parece no haber demasiadas dificultades. El año pasado Primaria alcanzó el mínimo histórico de repetición: 3,8%. Según los datos preliminares a los que accedió El País, todo parece indicar que este 2019 se seguirá debajo del 5%, un guarismo casi insignificante. El problema es en la educación media. Cada alternativa implica inversión: tutores, clases de apoyo, seguimiento personalizado...

“Es que en todo este debate, la clave está en la palabra ‘seguimiento’”, dice Adriana Aristimuño, una de las académicas que más ha estudiado la repetición y cuyo nombre se maneja para la dirección de Planeamiento del próximo Codicen.

En una de las investigaciones que lideró Artistimuño, revelaba que en un tercio de los países no existe la repetición y que hay otros 43% en que la cantidad de veces que se puede repetir está limitada. Pero en todos estos casos, enfatizaba la académica, “había una alternativa”. Por eso a esta docente de la Universidad Católica le parece “bárbaro” que se le delegue la responsabilidad al colectivo docente, el que “está capacitado para evaluar y tener en cuenta aspectos como inasistencias o materias bajas”.

Eso sí: para Aristimuño “es llamativo” que una resolución de esta envergadura “se termine efectivizando justo en mitad de un cambio de la administración”.

Fin a un paradigma uniforme

“En las condiciones actuales (y pasadas), el sistema no brinda oportunidades reales a un número muy importante de estudiantes de cursar y progresar en los tiempos esperados: el estudiante que no aprende, no progresa... pero el que no progresa, no aprende”. Cuando el sociólogo Santiago Cardozo pronunció esta frase, en el seminario internacional en el que se discutía sobre la repetición, buena parte del auditorio asintió con la cabeza como esos perritos de juguete que algunos taxistas llevan en la parte delantera de sus vehículos. Cardozo resumía, en pocas palabras, un cambio de paradigma.

El presidente del Codicen, Wilson Netto, enfatizó que el seguimiento de las trayectorias educativas establece un cambio conceptual: si la educación es para todos, todos tienen el derecho de estar y continuar.“ Hay que romper con la uniformidad, que era el paradigma del siglo XX, para dar paso a la singularidad”.

Una muestra de este cambio de paradigma es la propia modificación de los nombres: la educación inicial era preescolar, porque filtraba al estudiante para la escuela. El bachillerato era preuniversitario, porque era el colador de los que estaban aptos para la universidad.

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