Por Natalia Villanueva
En esta oportunidad te quiero contar cómo fue el inicio de escolarización de mi hija y te comparto algunos consejos de expertas que tomo en cuenta para la de mi hijo.
Muchas familias necesitamos la escolarización aún cuando son chiquitos para conciliar los cuidados con el trabajo, entonces se nos generan muchas dudas como por ejemplo sobre cómo elegir la institución y cómo acompañar en el proceso de adaptación.
Cuando decidimos comenzar la escolarización de mi hija, buscar una institución en la que me sintiera cómoda y en la que pudiera confiar en los referentes fue lo más importante.
Andrea Marichal, maestra, licenciada en comunicación, fundadora del Centro de educación positiva uruguayo (CEPU), recomienda para la elección de institución pensar inicialmente en aspectos prácticos: la distancia de casa, el costo del centro si es privado y del transporte para llegar y la propuesta horaria si se ajusta a nuestras necesidades o a nuestra preferencia.
Una vez considerado esto, la experta nos invita a hacernos preguntas en el centro educativo y ver cómo nos sentimos. Por ejemplo: ¿Cómo están los espacios?, ¿invitan a participar, son adecuados para los niños? ¿Cómo están en ese momento las infancias en el centro? ¿Cómo me reciben los docentes o directivos?, ¿siento que molesto?, ¿me siento incómoda?, ¿son amables? ¿Cómo me hablan?, ¿me dan órdenes?, ¿me infantilizan? ¿Me dan espacio para preguntar y comentar cuestiones que me parezcan importantes? ¿Hablan del vínculo centro-familias-alumnos? ¿Hacen jornadas con las familias? ¿Cómo participan las familias de la vida del centro? ¿Cómo trabajan con el tema control de esfínteres? ¿Cómo abordan el tema "adaptación" a comienzo de año?
"Busquemos el lugar que más se acerca a nuestras expectativas y prioricemos aquellos aspectos que nos parecen innegociables. La realidad es que no existe la institución ideal. Existe una posible, real, que probablemente se alinee a nuestra forma de criar y ver la infancia. A esto tenemos que apuntar. Descubrir cuál es, implica entre otras cosas, saber qué es lo que me resulta verdaderamente importante y qué cosas estoy dispuesta a ceder", dice sobre la elección de institución Daniela Gallegos, maestra, diplomada en Primera Infancia.
La adaptación
En la experiencia con mi hija me pareció importante poder estar ahí con ella esos primeros días, explicarle cómo sería el proceso, transmitirle la confianza en ese nuevo referente, y que se fuera quedando de a poco, a su tiempo, disfrutando también de conocer a otros compañeros.
Con mi hijo la situación es diferente porque va a comenzar la escolarización antes y siento que será más complejo, ya que aún no tiene tan desarrollado el habla y no voy a poder conversar con él sobre todo lo que va a pasar como lo hice con mi hija, aunque busco acompañarlo de la misma manera.
"Muchas veces la escolarización temprana viene a cubrir una necesidad de nosotros los adultos para conciliar la actividad laboral y el cuidado, lo que es muy válido, pero así como es importante validar nuestras necesidades, para acompañar de una manera consciente, también es importante contemplar las necesidades del niño. Idealmente la escolarización debería darse cuando aparece el interés por socializar que es entre los 3 y los 5 años, según el desarrollo individual. Por eso es importante desmentir frases como “después será más difícil, se va a hacer más apegado, tenés que dejarlo aunque llore, necesita estar con otros de su edad…” y tener en cuenta que cuando son más pequeños el juego aún es individual y necesitan de la presencia de su figura de apego para explorar el entorno con seguridad", agrega Gallegos, también guía en Educación Viva.
En “la adaptación, la vinculación, o integración” se entrecruzan al menos tres procesos, el más profundo es que significa, muchas veces, la primera separación de las familias. Mientras se vive este proceso, a la vez, el niño se estará incorporando a un espacio nuevo, diferente a su casa y a los lugares hasta ahora conocidos, con reglas distintas, con otros materiales; con personas a las que jamás vio y con una energía muy distinta a la tranquilidad del hogar.
Si todo esto no fuese suficiente, se incorporará en su vida, al menos, un nuevo referente adulto. Una persona que deberá conocer su personalidad, leer sus necesidades y cubrirlas. Será quien genere los espacios para comer, quién dependiendo la edad se encargará de su higiene y quien lo consolará cuándo lo necesite. Será también quien preste sus palabras y emociones para ayudarlo a regularse, cuando algo lo desequilibre.
Este vínculo se construirá con el tiempo. Pero qué necesario resulta que mientras todo esto sucede, podamos estar allí acompañando, siendo siempre la base segura de nuestros hijos. Para esto es fundamental contar con esta información y poder acordar con la institución cómo será el proceso.
"Las familias que llevan a sus hijos a instituciones públicas muchas veces sienten que no pueden cambiar nada, que ya está todo establecido porque "siempre se hizo así". Pero las animo a que formen parte de las "comisiones de padres" y participen en cada oportunidad que la escuela las convoque. Tener la información, saber qué pedir, involucrarse puede hacer que cambie la experiencia personal de su hijo", aclara Andrea Marichal.
¿Y los docentes?
"Es real que en el trabajo docente se da mucho el síndrome de burnout, la sobrecarga cognitiva, el cansancio y el desgaste. Por eso la invitación a trabajar desde la disciplina positiva es a hacerlo mucho más saludable, no solo para los docentes, sino también para las infancias. Es darle la oportunidad a otro camino de enseñanza que mejora mucho los vínculos porque nos brinda herramientas y nos aporta teoría para entender y gestionar el aula de otra forma. Nos ayuda a enfocarnos en soluciones, involucrar a los alumnos en todas las cuestiones en las que estén implicados. Desarrollar en ellos sentido de pertenencia, autonomía, responsabilidad, trabajo cooperativo y un sinfín de habilidades más para la vida", comenta Marichal, también especialista en disciplina positiva para familias y para el salón de clase.
Natalia Villanueva

Nati, mamá de Martina y Salvador, creadora de Puérpera mía, donde ayudo a las mamás a prepararse para su post parto. Gestora de la guía para la maternidad, una comunidad de emprendimientos y profesionales que acompañan a las mamás y a las familias en Uruguay.
Podés seguirla a través de las cuentas de Instagram @puerpera_mia y @guiamaternidad.uy