La exfábrica de Conaprole en Carrasco, donde desde 2021 funciona el Mercado Arocena, tiene un nuevo integrante y es argentino. Se trata de Massey Familia, un restaurante, almacén y bakery de estilo italiano elegante, que abrió esta semana en el paseo gastronómico tras una inversión superior a US$ 700.000, con la expectativa de replicar en Uruguay el nivel de su casa matriz porteña.
La propuesta fue creada por Roque Ureta y Pablo Massey en 2019 en el barrio Palermo (Buenos Aires). Luego se sumaron Maximiliano Loschiavo y Ezequiel Zaccari, dos colaboradores que comenzaron como empleados y hoy son accionistas.
Hace poco más de un año, los socios decidieron cruzar el charco y, según recordó Ureta, tras evaluar distintas locaciones se inclinaron por el punto actual hace poco más de un año. «Lo veníamos pensando por la demanda del turismo de uruguayos y brasileños que recibíamos en Buenos Aires y por una red de amistades construida a lo largo de años de veranear en Punta del Este y otras zonas del país. El primer viaje exploratorio fue en mayo de 2024; en esa visita encontramos este local y fue amor a primera vista», reveló Ureta.
A lo largo del proceso de desembarco del restaurante fue clave el rol de la familia Añón y de Enrique Quinteros -responsable del Mercado Arocena y otros mercados gastronómicos - para destrabar trámites, acercar contactos y apoyar decisiones, dijo el empresario argentino. Con ese respaldo, los socios avanzaron en la puesta a punto del local de 250 metros cuadrados, desarrollaron el diseño «estilo italiano» del restaurante e incorporaron el equipamiento que incluye, entre otros, maquinaria italiana y argentina para montar «una cocina de alta producción». «Es que acá se hace todo: desde la pasta, los rellenos, las milanesas y hasta el pan», argumentó el cofundador.
Según detalló Ureta, el espacio tiene capacidad para 110 cubiertos entre interior y exterior (65 adentro y 45 en la zona al aire libre) y, a diferencia del restaurante de Buenos Aires -que opera en varios pisos con la cocina en subsuelo-, el de Montevideo se distribuye en una sola planta. «Esto simplifica la operación y permite aprovechar mejor la superficie para salón», destacó el empresario.
Los socios esperan que el nivel de demanda de la sucursal en Montevideo se asimile al de la casa madre en Buenos Aires, donde el 70% de la facturación proviene del restaurante, un 18% del área de bakery y cafetería, y el resto, en partes iguales, entre el almacén y el delivery. «La propuesta está totalmente integrada y el objetivo es que aquel que venga a comer, si le gusta, se lleve alguna pasta, empanada u otro producto del almacén para su casa. O simplemente nos elijan para comprar para llevar», señaló Ureta.
Entre sus tres líneas de negocio, el proyecto genera entre 35 y 40 empleos.
A priori, el empresario aclaró que al igual que Argentina esta será su única casa en Uruguay. «Preferimos un solo local bien atendido y que no pierda la esencia», explicó.
«Michel» dice presente
El menú imita al original, una carta que Ureta definió como: «comida simple y rica». «Son platos que el público ya conoce, pero con una vuelta en sabor y calidad de la materia prima. El corazón de la propuesta son las pastas frescas, estructuradas con una lógica que permite combinar formatos y sabores: ravioles de espinaca y gorgonzola, de mix de portobellos, de carne braseada, sorrentinos de calabaza y avellanas tostadas, espagueti, penne rigati y tagliatelle, entre otros».
Y no falta el producto insignia de la casa: «plato Michel». «Son dos milanesas de lomo apanadas en panko -pan rallado japonés más aireado y crocante- acompañadas con espagueti, que pueden servirse con crema de hongos, burro y salvia o pomodoro. En Buenos Aires, ese plato se convirtió en el preferido del público. También están las empanadas de carne, muy demandadas para salón y también en formato crudo para el hogar», detalló el empresario.
Massey Familia abrirá todos los días de 8:00 a 0:00 -en una primera etapa inicio; luego cerrará los lunes- y representa un «restaurante de corte italiano en el corazón de Nueva York, traducido al contexto de Carrasco», lo definió Ureta. El diseño responde a un estilo de «almacén elegante» con detalles como las obras del artista argentino Eduardo Hoffmann. En tanto, las sillas francesas buscan «conectar con la identidad residencial de Carrasco». «La idea es generar un ambiente cálido y relajado, que funcione tanto para familias como para reuniones de trabajo o cenas entre amigos», resumió.
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