Por Alejandra Pintos
En 2020 Ruben Sosenke, uno de los fundadores de PedidosYa, dejó su rol como chief technology officer (CTO) -que ocupaba desde 2007, cuando crearon la startup- y dio inicio a una nueva etapa. Estuvo más de un año dando charlas, conectando con otros emprendedores y conociendo nuevos negocios. «Siento que mi responsabilidad era esa, tratar de 'ahorrarle camino' a nuevos emprendedores», explica.
Uno de los proyectos que conoció fue Nilus, creado por el uruguayo Ady Beitler, que se dedica a «desarrollar tecnología para reducir los costos de vida de personas de bajos ingresos a través de la desintermediación, el rescate de alimentos en riesgo de desperdicio y la organización de grupos de compra comunitaria». Empezó siendo miembro del directorio y luego decidió involucrarse más, ocupando primero el rol de CTO y luego pasó a ser chief innovation officer (CIO), encargado de buscar «nuevas oportunidades» para el negocio.
Sosenke es uno de los más de 70 speakers que participará de la próxima edición de Uruguay Campus Party, el evento de tecnología, innovación y emprendimiento que se celebrará hoy y mañana en el Centro de Convenciones de Punta del Este.
Su charla, adelantó a El Empresario, se centrará en incentivar a los oyentes a pensar en esas «ideas no tan convencionales» que, con foco correcto, pueden llegar a ser emprendimientos revolucionarios.
A continuación, un resumen de la entrevista.
Después de su salida de PedidosYa en 2020 estuvo un tiempo dedicado a reunirse con diferentes emprendedores. ¿Qué problemas tenían en común?
Se trata más que nada de un tema de foco y sobre todo estar alineado con una misión que a uno le satisfaga, querer lograr algo porque te llena. A partir de ahí todo se decanta. Las cosas que hago en el día a día, las inversiones económicas y de tiempo, realmente tienen que estar perfiladas hacia ahí. Cuando estás creando un emprendimiento se supone que hay una propuesta de valor detrás, que apunta a un segmento de clientes, ese segmento de clientes tiene una necesidad y lo que vos hagas tiene que satisfacer eso.
En una entrevista mencionó que le gusta «resolver problemas que sean relevantes». ¿Cree que falta poner foco en las necesidades reales de las personas?
Muchas veces pasa que los emprendedores, en vez de pensar en una problemática que existe y que realmente los motive, se enfocan en un problema que tuvieron una vez. Y creo que hay que investigar si es relevante porque a muchas personas le pasa y realmente existe una oportunidad o un problema a resolver. A veces se les ocurre la idea, la empiezan a hacer, pero emprender no es simplemente ejecutar algo, lo tiene que trascender a uno, ser algo para los demás y puedo ser cliente o no, pero tengo que satisfacer la necesidad de varias personas.
Eso puede resultar en que los emprendimientos terminen resolviendo los problemas de cierto segmento de la sociedad.
Muchos de los emprendimientos que están apoyados hoy en día son buenos emprendimientos, pero a nivel de tamaño, ya sea por la inserción de la idea, por cómo se piensa o por la problemática que resuelve no son exportables o no pueden escalar fuera de lo que es Uruguay o Latinoamérica. Hay cierta mentalidad donde emprender es sinónimo de tecnología, y no necesariamente va por ahí. Entonces todos terminan recayendo medio en lo mismo. Y también pasa esto del emprendedor que dice: «yo quiero emprender, yo sé de esto y me pongo a hacer» y antes de hacer hay que analizar. Tenés una idea y te encerrarse en un cuarto seis meses pero hay un mundo para hacer antes. Emprender requiere un montón de diferentes habilidades que uno tiene que tener, más allá de no tener experiencia en cada una, pero sí tiene que entender que es necesaria esa conjunción de cosas: marketing, ventas, finanzas, recursos humanos.
Hay cierta mentalidad donde emprender es sinónimo de tecnología, y no necesariamente va por ahí
Latinoamérica ha crecido en cuanto al sistema emprendedor. ¿Qué aspectos cree que deberían mejorarse?
Encontré que había rankings y obviamente Silicon Valley estaba arriba del todo y las ciudades latinoamericanas están muy por debajo. Entonces empecé a tratar de entender por qué pasaba eso, porque para mí el potencial que tiene Latinoamérica es enorme. El ecosistema son sinergias de varios actores que interactúan entre sí y donde si alguna partecita falla no alcanza su potencial. Entonces, existen varios factores, uno de los actores, por ejemplo, son los casos de éxito y en Latinoamérica no hay tantos, aunque cada vez hay más.
Por otro lado hay un tema de educación, a nadie le enseñan a emprender y eso es difícil. Las entidades que apoyan emprendimientos deberían volcarse más a esa parte educativa, que se hace, pero aún falta. Sin duda las instituciones se podrían beneficiar muchísimo viendo otras entidades, por ejemplo, en Silicon Valley cómo hacen determinadas cosas como para poder mejorar internamente esos procesos.
Y después está toda la parte de inversión de capital. Cada vez surgen más fondos que se enfocan en Latinoamérica pero hay diferentes estadíos: hay fondos de inversión grandes pero su ticket de inversión es demasiado alto para lo que se precisa en etapas más tempranas, y por otro lado hay entidades que apoyan los que están en etapas más tempranas, pero con montos muy pequeños.
Esas son cosas que se vienen trabajando, no es lo mismo cuando empezamos con PedidosYa en 2007, que el ecosistema recién estaba empezando, que el de hoy.
¿Qué lo llevó a unirse a Nilus?
Después de haber trabajado en PedidosYa tantos años y haber colaborado con tantos emprendimientos, parte de mi tiempo quiero dedicarlo a encontrar una solución a este problema, es algo que me llena. Esa fue la primera etapa, donde acepté sumarme y estar en el directorio. Después se dio que justo el gerente de tecnología de Nilus se fue entonces quedó esa vacante y naturalmente surgió «dar una mano» en ese rol con mi experiencia, luego pasé a gerente de innovación y básicamente estoy encargado de encontrar nuevas oportunidades en la empresa. Puntualmente ahora estoy trabajando con el World Food Programme de la ONU y con ellos estamos entrando al mercado peruano. Estuve encargado de hacer un análisis de mercado, de tener las reuniones correspondientes con los diferentes actores del ecosistema y bajamos a tierra un esquema financiero, una estructura operacional y ahora tenemos un country manager. En dos semanas vamos a lanzar el servicio en Perú, además de las operaciones que ya tenemos en México y Argentina y en paralelo seguimos conversando por más iniciativas y nuevos mercados como Colombia, Honduras y Panamá.
Nilus combina el enfoque startup con un problema global. ¿Cómo ve esta intersección?
Más allá del segmento al que apuntamos, de querer bajar los costos de vida de estas comunidades y enfocarnos en la nutrición, esas personas terminan siendo clientes nuestros. Estamos de alguna forma dignificando el sector al que apuntamos y hay que pensarlo también por ese lado. Hay que escuchar al cliente para saber qué necesita. En mi experiencia, por lo que he conversado con mujeres en Perú y Argentina, no quieren asistencialismo, quieren contribuir.
En el último año se viene hablando de los «vientos de recesión» en Silicon Valley. ¿Qué efecto puede tener este fenómeno en su emprendimiento?
Respecto al financiamiento de Nilus sí tenemos respaldo de algunos fondos de inversión pero también hay otras organizaciones interesadas en apoyarnos no desde un punto de vista económico, sino con la idea de encontrar una solución a este problema.
En otro tipo de emprendimientos es un tema más cíclico de la economía donde las prioridades van cambiando, o el proyecto va cambiando. Hubo una ola muy fuerte de las puntocom, luego vino un momento de empresas apuntando al crecimiento masivo donde tal vez el retorno no era tan importante en el corto plazo y necesitaban capital para seguir creciendo.
Y después de todo lo que pasó recientemente cambió el enfoque de los fondos de inversión, que dijeron: «Esto está buenísimo, pero preciso tener rentabilidad más a corto plazo». Entonces, no es grave para los emprendedores, si se posicionan en la realidad actual. Es sano para el emprendimiento que un fondo esté dispuesto a invertir con un plan claro de negocios, apuntando al retorno en el mediano o corto plazo. Lo que hace es forzarlos a enfocar de forma diferente. Es grave para los que tenían una empresa de crecimiento y precisan más capital pero los fondos no están deseosos de invertir. Es independiente el negocio de la inversión a la startup en sí. Para un inversor tal vez la lógica es poner dinero y en dos años recuperarlo o ganar, aunque la empresa dé pérdida.
¿Cuál va a ser el foco de su charla en Campus Party?
Entender que hay ideas que tal vez no son las más convencionales pero se pueden ejecutar si uno entiende al segmento al que apunta. También quiero hablar de lo que hace Nilus, del impacto que se puede generar con cosas relativamente sencillas, porque no es que inventamos la pólvora, la problemática que estamos resolviendo pasa en todo el mundo. Estamos acercando un producto a un segmento determinado. Es cuestión de tener convicción de lo que uno quiere hacer y que lo llene para poder seguir adelante.