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Unicornios, cebras y camellos: las empresas de triple impacto avanzan en América Latina

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Camello. Foto: Archivo El País.

INFORME

Con mayor apoyo de inversores, avanzan startups que dan solución a problemas sociales y ambientales

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La startup de origen chileno Betterfly levantó días atrás US$ 125 millones en capital, lo que hizo que su valor de mercado superara los US$ 1.000 millones, de acuerdo a lo estimado por los fondos que invirtieron en ella. La noticia fue celebrada en el ecosistema de triple impacto de América Latina, ya que Betterfly se convirtió así en la primera empresa «unicornio» con un propósito social en la región. ¿Qué marca este hito?, ¿comenzarán a galopar pronto por la región más de estas míticas criaturas con su enfoque de sustentabilidad ambiental y social?

La compañía fue creada en 2018 por el empresario Eduardo della Maggiora —exvicepresidente de fusiones y adquisiciones de JP Morgan para América Latina— junto a su hermano Cristóbal. En esencia es una insurtech y creó una plataforma de servicios de bienestar que premia con mejores seguros de vida y otros servicios financieros a quienes tienen un comportamiento más saludable. Además, es una empresa B certificada. Esto significa que su objetivo expreso no solo es «hacer dinero», sino que crear un modelo de negocios sustentable y escalable es un vehículo para lograr su misión: mejorar el bienestar de los trabajadores.

En su corta vida, Betterfly logró tres rondas de inversión de capital: a la de enero le precedieron una en 2020, cuando obtuvo US$ 18 millones y otra el año pasado, cuando se embolsó US$ 60 millones. En ambos casos atrajo a importantes aliados, como QED Investgors, DST Global Partners y Softbank, a los que ahora se sumó Glade Brook Capital y Lightrock. Parte de los nuevos fondos serán utilizados para abrir nuevos mercados.

Eduardo della Maggiora, fundador de Betterfly. Foto: Gentileza Betterfly.
Eduardo della Maggiora, fundador de Betterfly. Foto: Gentileza Betterfly.

Entre los inversores figura también Impacta VC. Uno de sus fundadores es el empresario uruguayo Stephen Jakter (vicepresidente ejecutivo de Fidocar). «Este éxito grande que se acaba de dar nos da a todos como personas la esperanza y la confianza de que se puede hacer el bien y hacer negocios al mismo tiempo, que en la unidad está la fuerza y que vienen tiempos de cambio, dejando atrás el mundo de la escasez y la división y empezando una era de la abundancia consciente», dijo a El Empresario.

«Empresas sociales», «empresas con propósito» o «innovación social» no eran términos comunes en Uruguay cuando llegó Socialab en 2014. La organización realiza convocatorias de innovación abierta para «ayudar a personas y organizaciones a construir un mundo mejor». Trabaja, por tanto, en las fases tempranas de este tipo de emprendimientos.

Su directora de Relaciones Institucionales, Carolina Machado, destacó que «el hecho de que las startups con impacto social y ambiental puedan posicionarse en el ecosistema financiero como empresas para recibir inversión puede ser muy beneficioso para todo el ecosistema».

Según datos del Global Impact Investment Network (GIIN), el mercado mundial de inversión de impacto a fines del 2019 se estimaba en unos US$ 715.000 millones «y la participación de América Latina no es menor», señaló Machado.

Jakter afirmó que «el ecosistema cada vez va más rápido en esta línea» y «los grandes inversores ya asignan partes de sus portafolios a temas relacionados con sustentabilidad». El siguiente paso será definir estándares de impacto: «un denominador común para poder conversar todos de lo mismo».

«Todas las compañías generan impacto, la clave es entender si es negativo, neutro o positivo y para eso lo tenemos que poder medir y gestionar; ese es uno de los pilares fundamentales donde estamos generando valor agregado a las startups con las que tenemos la fortuna de compartir y trabajar», dijo Jakter.

Nuevas especies

La copresidenta de Sistema B Uruguay, Mercedes Viola, aportó un matiz relevante. Resaltó que tener «unicornios» con ADN de impacto social es positivo para la región, pero «el crecimiento desmedido no es un fin en sí mismo de sustentabilidad, porque no podemos tener crecimientos infinitos todos».

De hecho, la clave de este nuevo paradigma es la colaboración, no la competencia, y varias startups latinoamericanas lograron consolidarse a diferentes ritmos (ver recuadros al final).

Cebras. Foto: Archivo El País.
Cebras. Foto: Archivo El País.

Hace ya cinco años, en Silicon Valley, un grupo de mujeres creó el «Movimiento Cebra» que en su manifiesto reza: «Cuando el rendimiento de los accionistas triunfa sobre el bienestar colectivo, la democracia está siendo amenazada. La realidad es que los modelos comerciales generan conductas y, en cierta medida, ese comportamiento puede conllevar resultados de largo alcance y a veces destructivos».

Machado comentó que «según las autoras, mientras que los unicornios favorecen los monopolios y la competencia, las cebras favorecen la pluralidad y la cooperación».

A las «cebras» se sumaron años después los «camellos». Un artículo de Harvard Business Review en octubre de 2020 se tituló «Startups, es hora de pensar como camellos, no como unicornios».

El concepto detrás es que en los mercados emergentes —fuera de la meca tecnológica— las startups están más expuestas a crisis y a dificultades para acceder a capital. Por tanto, deben apuntar a «ejecutar un crecimiento equilibrado, adoptar una perspectiva a largo plazo y tejer la diversificación en el modelo de negocio».

Mercedes Viola, copresidenta de Sistema B Uruguay, en el evento Ser Sustentable, paso a paso. Foto: Leonardo Mainé.
Mercedes Viola, copresidenta de Sistema B Uruguay, en el evento Ser Sustentable, paso a paso, organizado por El País. Foto: Leonardo Mainé.

Uruguay en particular «aún se está preparando para recibir inversión de impacto», señaló Machado. «La mayor dificultad es que aún no hay un sólido 'pipeline' de emprendimientos o proyectos en los cuales invertir», comentó.

De acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de todas las inversiones catalogadas como de impacto en Uruguay, 60% se destina a emprendimientos en estadio de identificación y consolidación de la idea, 25% a emprendimientos buscando capital semilla y solo 15% a empresas y proyectos en fase de crecimiento. «Hay un gran camino por recorrer», afirmó Machado.

Algunas empresas que se destacan en la región:

LAB4U

El 88% de las escuelas chilenas no tienen laboratorio de ciencias. Para dar acceso a la educación científica, aprovecha los sensores de smartphones al convertirlos en herramientas para experimentar («laboratorios de bolsillo»). También ofrece recursos para la enseñanza.

ECOLANA

Basada en que en México una persona produce casi un kilo de residuos sólidos por día, creó una red de centros de acopio. Su plataforma muestra al usuario lugares según el tipo de residuo y otorga puntos al reciclar, canjeables por descuentos en productos y servicios sustentables.

1DOC3

Plataforma colombiana de teleconsultas médicas que brinda respuestas de profesionales de la salud sin costo. Cada consulta resuelta queda guardada en la base de datos del sitio para posterior consulta. Así, se ha convertido en repositorio de temas vinculados a la salud.

WHEEL THE WORLD

Ofrece experiencias de viaje únicas y accesibles para personas con discapacidades, sus amigos y familiares. Con guías capacitados y su equipo de adaptación todo terreno, incluye más de 110 de rutas. Las actividades van desde recorrer montañas hasta buceo y surf.

KARÜN

Empresa B de lentes de sol de alta calidad hechos de materiales nobles o reciclados en la Patagonia. Para cambiar la forma contaminante de producir de la industria de la moda, usa como insumo madera nativa de árboles caídos, bosques certificados FSC y de demolición.

KILIMO

Su plataforma procura una gestión del riego efectiva. Esta agtech argentina que tuvo apoyo de BID Lab da recomendaciones de riego simples, amigables y personalizadas a agricultores mediante su solución basada en inteligencia artificial que reduce el precio a pagar.

NILUS

Con geolocalización, big data y algoritmos de optimización de rutas rescata alimentos a punto de desperdiciarse y entrega millones de platos a comunidades vulnerables. Fue incubada en Harvard Innovation Labs y dos fundadores de PedidosYa ingresaron como inversores.

SELLIN

A través de la innovación social, desarrolla oportunidades para que micro y pequeños productores de todo Uruguay puedan crecer de manera sostenida y vivir de su trabajo sin necesidad del desarraigo territorial. Captó inversión de la ex CEO de HSBC, Virginia Suárez.

ALGRAMO

Ofrece envases inteligentes recargables que permiten comprar a granel y evitar el «impuesto a la pobreza» (quienes solo acceden a productos de consumo básico en empaques chicos pagan más el gramo o mL). Es chilena y captó US$ 8,5 millones para internacionalizarse.

VOPERO

Plataforma de moda circular y sustentable para comprar y revender prendas. Fue creada en Uruguay, menos de un año luego ya operaba en México y captó US$ 7,5 millones de los gigantes Grupo Axo y thredUP. Con los fondos se expandirá a Brasil, Colombia y otros países.

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