EJECUTIVOS

The NEw York Times

El mensaje de la sede en Seattle fue claro: Bill y Melinda Gates pueden estar separándose, pero la Fundación Bill y Melinda Gates no se irá a ninguna parte. Sus roles como copresidentes y fideicomisarios no cambiarán, y aún así establecerán la agenda de la organización que lleva sus nombres. En un correo electrónico, el director ejecutivo de la Fundación Gates, Mark Suzman, aseguró al personal que ambos seguían comprometidos con la organización.

La dotación de US$ 50.000 millones de la fundación está en un fideicomiso que es irrevocable. No se puede eliminar ni dividir como un bien conyugal, dijo Megan Tompkins-Stange, profesora de políticas públicas y estudiosa de filantropía en la Universidad de Michigan. Sin embargo, señaló que no existe un mandato legal que les impida cambiar de rumbo. «Pueden venir cambios», dijo. «Pero no lo veo como un gran asteroide que aterriza en el campo de la filantropía, como han indicado algunas de las hipérboles en torno a esto».

Bill Gates ha sido objeto de fascinación en EE.UU. casi desde el momento en que apareció en escena como fundador de Microsoft, el prototipo del genio informático convertido en empresario, el nerd de Steve Jobs y sus cuellos de tortuga negros y diseños artísticos. Se convirtió en el hombre más rico del mundo, y con el caso antimonopolio del Departamento de Justicia de 1998 contra Microsoft, fue anunciado como el nuevo John D. Rockefeller, para bien y para mal.

Pero en las décadas transcurridas desde entonces, ha transformado su imagen a través del trabajo que él y Melinda realizaron con la fundación, haciéndose más conocido por su generosidad que por su crueldad en los negocios. Los casi US$ 55.000 millones que la Fundación Gates ha donado también le dieron a la pareja acceso instantáneo a jefes de estado y líderes de la industria.

Melinda Gates ha tenido su propio perfil en crecimiento, tanto a través de su trabajo para la fundación como de su firma, Pivotal Ventures, que ha utilizado desde 2015 para invertir en causas relacionadas con el empoderamiento económico de las mujeres. Algunos observadores notaron que Gates había agregado su apellido de soltera, French, a su perfil de Twitter.

La fundación ha comprometido US$ 1.750 millones hasta ahora para su respuesta ante el COVID-19 y jugó un papel clave en la configuración del acuerdo global para llevar vacunas a los países pobres.

A medida que el perfil público de Bill Gates durante la pandemia creció, también lo hicieron las falsas teorías conspirativas, como que el esfuerzo de inmunización global fue con el fin de que él implantara microchips para rastrear a las personas. Esas teorías, descaradamente falsas, son dañinas ya que la desinformación aumentó la vacilación a las vacunas.

Luego, el padre de Gates, Bill Gates Sr., también copresidente de la fundación, murió en septiembre. El tercer fideicomisario, el inversionista multimillonario Warren Buffett, cumplió 90 años el año pasado y ha comenzado a discutir planes de sucesión en su empresa, Berkshire Hathaway.

Maribel Morey, directora ejecutiva fundadora del Instituto de Ciencias Sociales de Miami, dijo que los cambios recientes también podrían presentar una oportunidad para crear una junta grande y diversa al tiempo que aumenta la visibilidad de la toma de decisiones de la fundación. «Parte de la ansiedad proviene de la falta de transparencia en las actividades diarias», dijo.

A algunos les preocupa que Melinda Gates ponga más esfuerzo en Pivotal Ventures mientras Bill Gates pasa aún más tiempo en su propia oficina privada, Gates Ventures. Otros describen esos temores como exagerados.

«Bill y Melinda siempre han tenido sus empresas separadas. Cada uno de ellos siempre ha dedicado tiempo a eso y ha dedicado tiempo a su fundación», dijo Greg Ratliff, vicepresidente senior de Rockefeller Philanthropy Advisors, quien trabajó en la Fundación Gates durante una década. «Continuará siendo una base excelente e influyente, y cada uno de ellos individualmente será tan influyente como creo que lo fueron colectivamente».

Si bien parece claro que la fundación seguirá adelante con sus vastos recursos, queda la cuestión de la fortuna de Gates, que Forbes estima en US$ 124.000 millones. El divorcio no afectará el dinero que ya se ha entregado al fideicomiso de la fundación, pero es posible que la pareja le dedique menos dinero a lo largo del tiempo del que hubieran tenido si hubieran permanecido juntos.