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Medio Oriente Mundial (I): la economía de Qatar

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

Qatar es un país muy rico y macroeconómicamente estable, que representa una gran oportunidad para nuestros países.

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Empieza la Copa del Mundo de Qatar y miles de millones de ojos miran hacia Medio Oriente, donde se juega por primera vez un Mundial de Fútbol.
Ha habido cuestionamientos sobre si este Mundial debía jugarse ahí por hechos de corrupción asociados a la definición de la sede, sus condiciones climáticas, las circunstancias laborales de los trabajadores que construyeron la infraestructura y otros aspectos de derechos humanos y libertades individuales en esa región. Estará, además, la prueba sobre la capacidad para recibir en un territorio tan pequeño cerca de 1.2 millones de visitantes en tan poco tiempo.

Por supuesto que todo eso seguirá en el tapete. Pero, previsiblemente, dichos temas quedarán soslayados durante algunas semanas por la gran fiesta del fútbol y cierto interés en Qatar y Medio Oriente. Para la región, es una oportunidad de mostrarse al mundo y, para nuestros países, una oportunidad de tenerla más en el radar desde el punto de vista económico, comercial y financiero, amén de su cultura y costumbres.

Descubramos primero algo de la economía catarí, a cuenta de más sobre el resto en próximas columnas.

Qatar tiene una superficie de 11.500 kilómetros cuadrados, o sea similar al departamento de Durazno en Uruguay. O como si se jugara un Mundial en algo parecido al territorio comprendido por Montevideo, Canelones y Maldonado. En esa superficie viven casi 3 millones de personas, de las cuales cuatro quintos son inmigrantes. En cuanto a su organización política, desde su independencia en 1971 tras ser protectorado británico, Qatar es una monarquía islámica, bajo una dinastía familiar, que ha ido impulsando algunas libertades desde su (nueva) Constitución de 2003, incluyendo el año pasado las primeras elecciones para un nuevo órgano legislativo (“Shura”).

En términos económicos, Qatar es casi cuatro veces más grande que Uruguay. El PIB rondará los US$ 225 mil millones, con un ingreso per cápita en torno a los 75 mil dólares, de los mayores del mundo. Por ello es muy caro para los visitantes provenientes de economías pobres y de ingreso medio, lo cual contrasta significativamente con los anfitriones de los últimos tres Mundiales (Sudáfrica, Brasil y Rusia). Respecto al promedio de ese trío, Qatar es actualmente 60% más caro, según las canastas comparadas del FMI.

Qatar alcanzó ese altísimo PIB per cápita tras promediar cerca de 6% de crecimiento económico durante el último medio siglo, con varios años de tasas de dos dígitos, sobre todo en el superciclo de commodities de 2003-14.

Las bases de su economía han sido, obviamente, la producción de gas natural (con el 14% de las reservas mundiales) y en menor medida el petróleo, aunque durante las últimas décadas ha promovido y experimentado cierta diversificación productiva. Con todo, todavía el sector energético representa 60% del PIB y 85% de las exportaciones.

Esa alta dependencia le generó una fuerte desaceleración económica tras la caída de los precios de los hidrocarburos desde mitad de la década pasada, pero gracias a los grandes ahorros en la bonanza energética y otras políticas, el crecimiento del PIB se sostuvo en cerca de 1,5% promedio anual desde 2015, crisis de la pandemia incluida. En el último año, con la reactivación post crisis sanitaria y el salto de los precios del gas por la invasión de Rusia a Ucrania, el crecimiento económico ha vuelto al ritmo de 6% interanual, también impulsado por las obras finales y las actividades ligadas al Mundial.

Claramente, dentro de los países “petroleros”, podríamos incluir a Qatar entre aquellos de buena gestión macroeconómica, casi sin desempleo, con muy bajos niveles de pobreza, pero gran desigualdad de ingresos.

En los booms, como el que nuevamente está viviendo en la actualidad, suele mostrar altísimos superávits gemelos, en materia fiscal y comercial. Eso revela que, aun cuando tiene altas tasas de inversión en capital fijo (cerca de 30% del PIB en 2022), sus niveles de ahorro son muchísimos mayores, superiores a 50% del PIB, con un alto aporte sector público. Por ejemplo, este año tendrá superávit en cuenta corriente en torno a 22% del PIB y más de la mitad proviene del superávit fiscal. Este manejo responsable le ha permitido históricamente acumular activos soberanos, tener baja deuda pública neta (33% del PIB) y atenuar la apreciación real de su moneda.

Qatar ha estado entre los países que ha tenido estructuralmente inflación baja y estable, cerca de 3% promedio anual en los últimos 40 años, bajo un régimen monetario con moneda propia y tipo de cambio fijo en torno a 3,65 riales por dólar desde hace décadas.

La gestión prudente de las bonanzas y esta estabilidad macro, han sido esenciales para impulsar cierta diversificación productiva y exportadora de Qatar, también basada en la Estrategia Nacional de Desarrollo, la Visión Nacional 2030 y otras políticas públicas. La propia organización de este Mundial se enmarca en dicha promoción con inversiones por algo más de US$ 200 mil millones en infraestructura (cerca de 100% del PIB). Además del turismo, la búsqueda de diversificación ha contemplado impulsos a otros sectores de servicios, rubros de alta tecnología y energías renovables.

En síntesis, Qatar es un país muy rico y macroeconómicamente estable, que está en un triple proceso de gradual apertura a Occidente, puerta de entrada a Medio Oriente y cierta diversificación productiva. Todo ello representa una gran oportunidad para nuestros países. Como una pelota picando en el área chica del rival...

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