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Las exportaciones mantienen a flote a la economía

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Foto: El País

TEMA DE ANÁLISIS 

En medio del debate sobre la aperetura comercial, las exportaciones de bienes crecen 32% en el primer semestre y 11% en relación a 2019.

La economía cayó 0,5% en el primer trimestre y se ubicó un 3,6% por debajo del nivel pre-pandemia. El turismo y el deterioro de la situación sanitaria tuvieron un fuerte impacto en las actividades vinculadas al comercio, los servicios y el esparcimiento. Los sectores de salud, educación, actividades inmobiliarias y otros servicios, que representan casi un cuarto del PIB y habían cerrado 2020 con una caída trimestral interanual de 6%, acentuaron su deterioro y se contrajeron un 7% al comienzo de 2021. Por su parte, el comercio y las actividades profesionales cayeron 6% y 7% respectivamente en los primeros tres meses del año.

La recuperación continúa influenciada por el buen desempeño de las exportaciones y por las obras vinculadas a la tercera planta de celulosa y al ferrocarril central. En el primer trimestre del año, las actividades primarias crecieron un 10,4% en términos interanuales (habían crecido 7,8% en los últimos tres meses de 2020), mientras que la construcción, que creció un 7,5% al cierre de 2020, creció nuevamente un 3,3% a comienzos de 2021.

La heterogeneidad de la recuperación dificulta la reactivación del mercado laboral, ya que los sectores más afectados han sido los más intensivos en mano de obra. Solamente de forma directa, las actividades comerciales y los sectores de salud, educación, actividades inmobiliarias y otros servicios emplean a cerca de la mitad de los trabajadores del país. El deterioro de la situación sanitaria a partir de diciembre de 2020 frenó la recuperación del mercado laboral y, en mayo, entre 35.000 y 40.000 personas no habían retornado a su empleo en relación a febrero 2020. A su vez, es importante tener en cuenta que la pandemia no solo redujo el número de ocupados, sino que también aumentó la proporción de ocupados ausentes por encontrarse en seguro de paro o suspensión de actividades en el total de ocupados. El número de ocupados presentes, que excluye a los anteriores, era inferior en casi 90.000 en comparación con el nivel promedio de 2019.

Si bien las cifras de la actividad económica no están disponibles aún para el segundo trimestre, algunos indicadores confirmarían que las asimetrías en la recuperación de la economía se profundizaron. Mientras que, en el segundo trimestre la venta de energía a industrias creció un 16% frente a 2020 y un 3,4% en relación a 2019, las ventas hacia los sectores de comercio y servicios cayeron 2% frente a 2020 y se ubicaron un 6,6% por debajo del nivel de 2019. La venta de gasoil —insumo fundamental para el sector agropecuario— creció un 16% frente a 2020 y superó en 5% el nivel de 2019, mientras que la de nafta, creció 17% aunque se mantiene un 8,4% por debajo del nivel de 2019.

De acuerdo con el BPS, durante junio unas 77 mil personas eran beneficiarias de subsidios por desempleo, unas 31 mil más que en 2019. El 85% de ese incremento es atribuible a los sectores comerciales, alojamiento, restaurantes, transporte, enseñanza y actividades administrativas y de recreación. El número de personas en seguro de paro ha aumentado se multiplicó por 7 en el caso de recreación, y entre 3 y 4 en los sectores de alojamiento, restaurantes y enseñanza. En el otro extremo, los trabajadores en seguro de desempleo provenientes de los sectores de la construcción y de las actividades primarias han caído un 2% y un 32% respectivamente en relación a 2019.

En este contexto, el debate sobre la necesidad de incrementar la apertura económica del país para impulsar el crecimiento económico volvió a estar sobre la mesa. En el primer semestre de 2021, las exportaciones de bienes crecieron 32% en relación a 2020 y 11% frente a 2019. Las exportaciones de carne bovina crecieron 35% y representaron un quinto del total, más de la mitad dirigidas hacia China. En 2019, Uruguay pagó casi US$ 340 millones en aranceles para colocar sus productos, más de la mitad de ellos a China y un cuarto a Europa y Estados Unidos.

En la última cumbre del Mercosur, el Gobierno comunicó su intención de negociar acuerdos comerciales con economías fuera de la región. Si bien la teoría económica es clara en cuanto a los efectos positivos que genera en el mediano y largo plazo el aumento del comercio, la posición del resto de los países no fue unánime. Brasil se ubicó en una posición cercana a Uruguay, demandando una mayor apertura económica, en contrario a la posición de Argentina que se mantuvo escéptica. Paraguay se ubicó en una posición intermedia, dada su fuerte dependencia a las economías de la región.

El 60% de las exportaciones paraguayas tienen como destino el Mercosur, entre ellas, la totalidad de las exportaciones de energía eléctrica, el 20% de las exportaciones totales. Otros sectores fuertemente dependientes de la región son las semillas y oleaginosas (83% de las exportaciones con destino Mercosur que representan el 22% de las exportaciones totales) y los cereales (65% y 6% respectivamente).

En el otro extremo, las exportaciones de Brasil hacia la región representan solamente el 6% del total y, a excepción de vehículos y autopartes (88% de las exportaciones con destino Mercosur, que representan casi el 2% del total), el resto de los sectores para los cuales el Mercosur es un destino relevante tienen un bajo peso en el total de las exportaciones.

Cerca de un quinto de las exportaciones de Argentina y Uruguay están dirigidas al Mercosur, principalmente a Brasil. En Argentina, dos tercios de las exportaciones de vehículos se dirigen a Brasil, y si bien solamente representan el 5% del total, se trata de un sector influyente en la vecina orilla. Uruguay exportó hacia la región US$ 1.700 millones en 2020 y los sectores más expuestos, por el peso que tiene la región en su demanda, fueron los plásticos, la molinería, los vehículos y la energía. En el caso de los lácteos y los cereales, si bien solamente un cuarto de las exportaciones tiene como destino la región, ambas totalizaron los US$ 330 millones en 2020.

En el primer semestre del año, la carne bovina, la celulosa, la soja y la madera explicaron la mitad de las exportaciones uruguayas, casi enteramente orientadas a mercados extra-Mercosur. Las exportaciones de carne bovina pagaron US$ 200 millones en aranceles durante 2019, el 11% del total exportado en el año, e incluso, la industria láctea, que exporta US$ 175 millones al Mercosur, pagó casi US$ 30 millones para acceder a otros mercados.

Es clave para la competitividad de nuestra producción y para el desarrollo de nuestra economía, avanzar en la reducción de los aranceles que pagan nuestras exportaciones. Acuerdos por cuotas o reducciones de aranceles para ciertos productos en mercados estratégicos pueden darle un fuerte impulso al sector productivo y al empleo. Nuestra política comercial parece estar en sintonía con Brasil, aprovechémoslo.

(*) Nicolás Cichevski. Gerente del Área de Consultoría Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay.

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