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Empleadores, empleados y consumidores: ¿cómo se alinean sus intereses?

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Foto: Konstantin

OPINIÓN

En Uruguay, las empresas con mayor poder de mercado tienden a pagar salarios más altos.

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En la nota del mes pasado me referí al poder de mercado de las firmas y cómo se traslada en la brecha entre el precio que cobran y el costo marginal que enfrentan (markup). Empresas con más poder tienen mayores markups. Empresas en marcos más competitivos tienen precios más cercanos a sus costos unitarios. Para los consumidores es mejor convivir con empresas que compiten por ellos en lugar de ser rehenes de pocos oferentes. En cambio, la relación entre el poder de mercado y los salarios es menos clara. A esto se refiere esta nota.

Por un lado, puede haber acuerdos implícitos de reparto de rentas en que trabajadores presionan por salarios más altos, que se trasladan a los consumidores a través de mayores precios. Igualmente, existe una gama amplia de políticas sectoriales que pueden inducir markups y salarios elevados. Desde un punto de vista de economía política, los empleados y los empleadores pueden presionar conjuntamente por protección arancelaria o para-arancelaria que permita a las empresas cobrar precios más elevados. Si empleados y empleadores comparten estas rentas extraídas de los consumidores, sería de esperar que las empresas con markups superiores paguen salarios mayores.

Por otro lado, si los trabajadores no son perfectamente movibles entre sectores, una mayor participación de las empresas en el mercado de productos podría estar relacionada con una mayor participación en la contratación. Entonces, las empresas con más poder de mercado en lo que producen tendrán también más poder de negociación en los mercados laborales y terminarán pagando salarios más bajos. Internacionalmente ha habido una creciente preocupación por el aumento del poder de mercado de las empresas y cómo esto afecta, entre de otras cosas, la participación del trabajo en el PIB.

Un mercado está concentrado cuando pocas empresas representan la mayor parte. De igual manera que en el mercado de bienes finales, hay concentración en el mercado laboral cuando pocas empresas dominan la contratación de trabajadores. En un trabajo publicado en el 2020 José Azar, Ioana Marinescu, Marshall Steinbaum y Bledi Taska calculan la concentración laboral en Estados Unidos para más de 8.000 mercados subdefinidos según características geográficas y ocupacionales. Encuentran que donde hay mayor concentración, los salarios son inferiores.

No obstante, concentración en el mercado de productos y concentración en el mercado laboral no son sinónimos. Hay empresas oligopólicas que no requieren mano de obra especializada y, por lo tanto, no forman parte de ningún mercado laboral restringido. Tienen poder de mercado en su producto final y compiten con muchas otras por los trabajadores que contratan. También hay empresas que enfrentan gran competencia en su producto final cuya producción requiere mano de obra específica que solo puede insertarse en este sector. Carecen de poder de mercado en el producto final, pero son los principales demandantes de algún tipo de trabajadores. Más allá de estos extremos, para los empresarios, el poder de mercado en los mercados en que ofrecen productos y en los que demandan trabajadores probablemente estén correlacionados. Si esto es así, mayor poder de mercado podría asociarse con menores salarios.

Con Carlos Casacuberta estudiamos esto para Uruguay como forma de brindar evidencia de la fuerza relativa de los dos canales en conflicto: la participación empleador-empleado en la renta extraída del excedente del consumidor o la correlación entre el poder de mercado y el poder de negociación laboral.

En nuestro trabajo estimamos los markups en el período 2002-2016. Encontramos que se mueven en sintonía con el ciclo económico. Si bien inicialmente disminuyen, punta a punta se observa un incremento promedio de entre 8% y 11%.

En cuanto a la relación entre markups y salarios encontramos, preliminarmente, que las empresas con mayor poder de mercado tienden a pagar salarios más altos. Técnicamente esto se traduce en una elasticidad salario-markup de 0,10. Un incremento de 100% en el markup se traduciría en un aumento del 10% de los salarios reales. Obviamente, aumentos de markups de 100% no son esperables, pero la misma proporción se mantendría para otros niveles. Así, un markup 10% mayor se asocia a remuneraciones 1% superior. A riesgo de ser técnicamente excesivo, un aumento de una desviación estándar en el markup de la empresa (85%) implica un aumento de los salarios reales del 8,5%.

En definitiva, nuestra evidencia empírica sugiere que el canal de reparto de rentas es predominante. Esto lleva a la necesidad de plantear la existencia de incentivos cruzados entre las políticas de Defensa de la Competencia y los Consejos de Salarios. Formalmente, en los Consejos de Salarios se negocia solamente sobre condiciones laborales, pero, es difícil pensar que al convocar a representantes empresariales a coordinar negociaciones sobre sus costos laborales no se favorezcan colusiones implícitas cuyos damnificados finales son los consumidores.

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