La recuperación económica tras la pandemia estuvo fuertemente impulsada por exportaciones e inversiones. Ambos componentes experimentaron una caída significativa debido a la emergencia sanitaria, más la recuperación posterior no se hizo esperar, especialmente en el caso de la inversión. Por su parte, el consumo se mantuvo rezagado, alcanzando los niveles pre-COVID recién en 2022. Siendo el componente más grande de la demanda, también es el que se mueve más lentamente.
El 2023 marcó un cambio en la tendencia de los componentes. El final de las obras de la nueva planta de UPM y del Ferrocarril Central impactó directamente en la inversión; mientras que la emergencia hídrica, generada por la mayor sequía en 100 años, afectó las exportaciones. En contrapartida, el consumo se vio potenciado por un aumento en el ingreso de los hogares, convirtiéndose en el principal motor de crecimiento.
Este año, dejando atrás el impacto por el fin de las obras UPM y la sequía, inversiones y exportaciones tendrán un desempeño positivo; especialmente el último componente (por primera vez se verá el efecto de la planta UPM2 en las ventas al exterior del país). Aun así, el gasto privado no quedará atrás y seguirá siendo el principal impulso económico por múltiples razones.
El primer factor a considerar es el ingreso de las familias, el cual se vuelca casi en su totalidad al consumo privado. Durante el primer trimestre del año, el ingreso de los hogares tuvo un incremento del 6% en términos reales, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este dato se correlaciona directamente con el crecimiento del salario real, que constituye el principal componente del ingreso de los hogares, ponderando en un 69%.
El aumento se debe al crecimiento en los salarios nominales junto con una disminución de la inflación. Esta última ingresó al rango meta establecido por el Banco Central (BCU) en junio de 2023 y se ha mantenido allí desde entonces, incluso experimentando disminuciones posteriores. Una inflación baja y estable es la mejor forma de cuidar el poder adquisitivo de los uruguayos, especialmente de aquellos con menor nivel socioeconómico. La sorpresa desinflacionaria, en conjunción con mejoras salariales, llevó a un crecimiento del salario real a lo largo del año anterior, ubicándose por encima de los valores pre pandemia. Esta tendencia continuará a lo largo del 2024, con incrementos salariales preestablecidos y expectativas de inflación del 5,5% para el cierre del año.
Por otro lado, en 2023 hubo una creación neta de 40 mil puestos de trabajo, mientras que este año el Ministerio de Economía y Finanzas proyecta 14 mil adicionales. En un año electoral, donde surgen propuestas de diversos candidatos sobre la creación de empleos en el sector público o privado, cabe aclarar que estas cifras refieren en su mayoría a empleo privado. Por ende, esas ocupaciones son generadas por empresas competitivas y reflejan generación de valor para la sociedad en su conjunto.
Los uruguayos cobramos más y mejores sueldos. La combinación de estos factores impacta positivamente en la demanda local. Este fue el caso en el 2023, con un aumento en el consumo del 3,6% promedio anual, aunque fue parcialmente contrarrestado por la fuga de compras hacia Argentina. Debido a la brecha cambiaría, el año anterior hubo un gasto comercial de US$ 1.000 millones en el país vecino. Este efecto se dio principalmente en bienes no durables (como lo son alimentos y productos de higiene personal), teniendo un desempeño menos dinámico en el mercado nacional. El consumo local estuvo marcado principalmente por bienes durables importados (como es el caso de electrodomésticos y automóviles), favorecidos por el menor tipo de cambio.
Los altos niveles inflacionarios en Argentina, junto con un dólar relativamente estable, han llevado al rápido encarecimiento de la economía al otro lado del Río de la Plata. Este 2024 no se repetiría el “turismo compras” y habría menor gasto tras fronteras, traccionando la actividad comercial local.
A pesar de que ya terminó el primer trimestre del año, aún no se conoce el dato del PIB y menos aún el de sus componentes. Sin embargo, es posible hacerse una idea de cómo viene el consumo por otros indicadores de señal adelantada. Uno de ellos es la Encuesta de Actividad de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios, que considera respuestas de más de 400 empresas con 11 mil trabajadores. Esta muestra un aumento del 4,1% en ventas reales entre el primer trimestre del 2024 y el año anterior. En concordancia, la venta de vehículos 0 km en el mismo periodo tuvo un incremento del 5,3%, alcanzando un total de 14 mil unidades vendidas.
Los años electorales son particulares y siempre pueden traer sorpresas. Sin embargo hay una certeza: en 2024, el consumo aumentará y se consolidará como motor de crecimiento. Más puestos de trabajo con mayores salarios sin desvíos en el consumo, se verían reflejados en una mejora en la demanda interna. El mayor gasto de los hogares no es únicamente una señal positiva para los demandantes; en la medida en que estas compras se vuelquen en el mercado local, favorecerá la actividad comercial uruguaya. Teniendo en cuenta el comportamiento esperado del consumo (crecimiento sin fugas al exterior), la estabilización de la inversión por el fin del efecto de la planta de UPM 2 y el crecimiento de las exportaciones por el rebote tras la sequía e incorporación de la producción UPM; en 2024 la economía crecerá en torno al 4%.
- La Economista Deborah Eilender es investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo.