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Atentos al ciclo económico: la regla fiscal no es de derecha

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

De reciente instauración, la regla fiscal se debe mantener en aplicación durante esta etapa de expansión de la economía, que crece por encima de su tasa natural de crecimiento.

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Los ciclos económicos son períodos en los que ocurren oscilaciones de la economía —del PIB— que constituyen etapas. Entre ellas, las más conocidas son el auge, la recesión, la depresión y la recuperación.

La primera es cuando la economía alcanza su máximo nivel de actividad y se presentan factores que impiden la continuación de la expansión. La segunda es cuando, debido a esas limitaciones, se manifiestan tendencias de declinación reflejadas en baja inversión, menor actividad y menor empleo. La tercera fase, la de la depresión, es cuando se llega al menor nivel de actividad del lapso cíclico, con demanda interna y externa menor a la que podría satisfacer la capacidad productiva de la economía.

Finalmente, la recuperación es cuando la economía inicia una fase ascendente por inversión, consumo público y privado y exportaciones en aumento, que se reflejan en crecimiento económico y creciente empleo.

Los ciclos económicos son recurrentes: no hay países en los que las economías vivan de auge en auge, de recesión permanente o de depresión infinita. Y también, los ciclos pueden tener diversa duración: pueden ser cortos, de extensión media o de larga duración. En esta taxonomía de los ciclos resulta difícil ubicar a lo que viene ocurriendo en nuestro país, golpeado por la pandemia, por la recuperación que se vive luego del afloje y por lo que puede ocurrir en trimestres siguientes ante los efectos de la guerra de Rusia y Ucrania y el nuevo repunte del Covid en China, que ha llevado al cierre del puerto de Shangai.

El breve ciclo que vivimos y que tanto el estancamiento, la recesión y la recuperación y expansión actual que vivimos por circunstancias fundamentalmente externas, ha sido de corta duración y la expansión actual, ¿será corta, de media o de larga duración?

Ciclo y presupuesto

Los presupuestos estatales son afectados por las diversas etapas de los ciclos económicos. Fluctúan la recaudación tributaria, que es la que financia en gran parte al gasto público, y el endeudamiento fiscal que completa su financiamiento. También el gasto se ajusta según las circunstancias, aunque generalmente, como en nuestro país, el acomodamiento de los egresos fiscales a la baja en épocas de recesión y, por consiguiente, declinación de la recaudación tributaria, resulta ser difícil y traumático desde el punto de vista social. Lo contrario sucede cuando aumenta por la expansión de la economía.

Desde siempre ha habido recomendaciones de economistas y fabulistas (Esopo) para atenuar las etapas del ciclo económico: ahorrar durante la expansión para gastar durante la recesión o la depresión. Varios países emergentes, sujetos a fluctuaciones cíclicas más habituales que en los desarrollados y con menos posibilidades de financiamiento que ellos, instrumentaron mecanismos para evitar los problemas de no ajustar la política fiscal a las fases del ciclo económico. El ejemplo más cercano era, para nosotros, el de Chile, con una “regla fiscal” por la que el gobierno central gasta menos de lo que le ingresa en las etapas favorables del ciclo económico, que es cuando la recaudación crece, formando un fondo de estabilización con excedentes recaudatorios y emplearlos en las etapas de recesión o depresión, que es cuando la recaudación se resiente. Ello le ha permitido atenuar las alzas y las bajas de la actividad económica. Se crece menos en los momentos de expansión y se cae menos o no se cae, en los difíciles.

Esta política de atenuación de las etapas del ciclo económico es “contracíclica” ya que sus instrumentos son utilizados de modo de lograr evitar los efectos a los que pueden llevar sus etapas extremas. Por el contrario, si los instrumentos operan en el sentido de acentuarlas, se trata de políticas “procíclicas”. Las políticas de atenuación de las etapas del ciclo económico juegan, como la evidencia lo ha mostrado en nuestro país, en contra de objetivos políticos y, por eso, generalmente se opera en sentido contrario esperando que las etapas de expansión excedan al período de gobierno. Si así fuera, el resultado electoral sería muy beneficioso para quien emprende este tipo de acciones.

Ese mecanismo de estabilización económica que fuera presentado en nuestro país al Ministro de Economía por la oposición durante los años del gobierno de José Mujica, fue rechazado para —según se expresara entonces— “no enredarse con las posturas de la derecha”. Se arriesgó así, una previsión oficialista de que no habría problemas para crecer durante varios años, al menos los que restaban para el final del mandato de entonces. Un optimismo racional pues, se aseguraba que la economía crecía y que, como dijo el presidente Mujica entonces, “seguiremos creciendo y distribuyendo”.

El paso del tiempo no ratificó la estimación oficial: la parte alcista del ciclo económico no continuó y hubo que realizar varios “ajustes” por el lado tributario, con aumentos de presión impositiva en los años siguientes, durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez.

En nuestro país existe, para el y gobierno actual, una “regla fiscal” que fue elaborada por destacados técnicos y que, si se desea que cumpla su función anticíclica, se debe mantener en aplicación durante esta etapa de expansión de la economía que crece por encima de su tasa natural de crecimiento.

El futuro nos dirá si, pese a las exigencias circunstanciales que interpone la pandemia y la que puede traer algún otro hecho exógeno como alguno que se perfila, la “regla” tuvo los resultados esperados. O si, por encima de los siempre presentes “apetitos políticos electorales” se mantuvo firme la necesidad atemporal, de aplicar la política anticíclica.

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