Mr. T: del gruñón de Los Magníficos a su retiro espiritual y de la pantalla que lo hizo un ícono de los 80

El actor interpretó a Mario Baracus en la popular serie de televisión. Tras burlar a la muerte, se retiró de los focos, siempre apoyado en su fe cristiana. Hoy se comunica con sus seguidores desde las redes.

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Mr. T: el tiempo pasa para todos.

En los años 80, pocos rostros eran tan reconocibles en la televisión mundial como el de Mr. T, el carismático actor que dio vida al inolvidable Mario Baracus en Los Magníficos (conocida en algunos países como Brigada A). Con su característico corte mohicano, una superabundancia de anillos, pulseras y cadenas doradas, este moreno se convirtió en un símbolo de fuerza, carisma y superación personal. Hoy, a sus 73 años, su vida ha tomado un rumbo alejado de los focos, pero su legado sigue vigente.

Los centennials no podrán entender la experiencia que representaba, en la década de 1980, tener que esperar toda una semana para ver un capítulo de una serie de televisión. Y, cuando llegaba el ansiado día, hacerlo con varios cortes publicitarios, que los televidentes aprovechaban para ir al baño o hacer otras cosas.

“¡Sigue!”, gritaban los familiares para avisar que terminaba la tanda y había que volver, corriendo, a sentarse frente al televisor.

En ese mundo ochentero, uno de los personajes que más cariño generaba entre el público -joven y adulto- era Mario Baracus, el personaje fuerte y “gruñón” de Los Magníficos (los primeros “Simuladores”), que interpretaba este actor popularmente conocido como Mr. T.

Pues bien, el nombre real de Mr. T es Laurence Tureaud, quien nació el 21 de mayo de 1952 en el sur de Chicago, Illinois, como el menor de 12 hermanos en una familia golpeada por la pobreza. Su padre, un pastor protestante, abandonó a la familia cuando este tenía 5 años, dejando a su madre la tarea de criar a sus hijos con apenas US$ 87 mensuales de asistencia social, en un apartamento de tres habitaciones y en una de las zonas más peligrosas de la ciudad.

A pesar de las dificultades, Tureaud encontró refugio en el deporte. En la escuela secundaria Dunbar Vocational, destacó en fútbol americano, lucha libre y artes marciales, ganando el campeonato de lucha de la ciudad dos años consecutivos. Su talento le valió una beca para estudiar matemáticas en la Universidad Prairie View A&M, pero fue expulsado al año por problemas de conducta.

Fue compañero de equipo de Hulk Hogan en WrestleMania I de la Federación Mundial de Lucha Libre (WWF), donde ganó, y también colaboró con “Rowdy” Roddy Piper y otros, llegando a ser incluido en el Salón de la Fama de la WWE.

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Mr. T en su época de gloria.

Guardaespaldas de estrellas

Tras su salida de la universidad, Tureaud se alistó en el Ejército de los Estados Unidos en 1975, sirviendo en la Policía Militar. Su disciplina y físico robusto le valieron reconocimientos, como ser nombrado “Mejor aprendiz del ciclo” entre 6.000 soldados. Sin embargo, una lesión en la rodilla frustró sus sueños de jugar en la National Football League con los Green Bay Packers, llevándolo a trabajar como portero en discotecas de Chicago.

Fue en este ambiente donde nació el personaje de Mr. T. El joven Tureaud comenzó a usar cadenas doradas que recolectaba de clientes expulsados de los clubes, adoptándolas como un símbolo de poder y un homenaje a sus ancestros africanos esclavizados. Su imponente presencia (aunque no tuviera una gran altura) lo llevó a convertirse en guardaespaldas de celebridades como Muhammad Ali, Michael Jackson, Diana Ross y Steve McQueen, cobrando hasta US$ 10.000 por día. Una locura para aquellos años.

El salto a la fama

En 1981, la vida de Mr. T cambió para siempre cuando Sylvester Stallone lo descubrió en un concurso televisivo de El portero más rudo de América. Stallone lo eligió para interpretar al temido boxeador Clubber Lang en Rocky III (1982), donde su frase “I pity the fool” (Siento lástima por el tonto) se hizo muy popular. El éxito de la película lo catapultó al estrellato.

Un año después, en 1983, asumió el papel que lo inmortalizaría: el sargento B.A. (Bad Attitude) Baracus, conocido como Mario Baracus en Latinoamérica, en Los Magníficos. La serie, emitida por NBC hasta 1987, seguía a un grupo de exsoldados de elite que resolvían crímenes mientras huían de la justicia. Con su mezcla de acción, comedia y personajes carismáticos, la producción se convirtió en un fenómeno global.

Retiro de los medios

A pesar de su éxito, la vida de Mr. T no estuvo exenta de desafíos. En 1995, fue diagnosticado con un linfoma no hodgkiniano, un tipo de cáncer que lo obligó a someterse a años de quimioterapia y radioterapia. “Tuve varias recaídas y perdí el pelo por completo”, confesó a Fox News. Su fe cristiana, que siempre había sido un pilar en su vida, se fortaleció durante este período, guiándolo hacia la recuperación en 2001.

Tras vencer el cáncer, Tureaud decidió alejarse de la actuación, salvo por cameos ocasionales, como en No es otra estúpida película americana (2001) y trabajos de doblaje en animaciones como Lluvia de hamburguesas. En 2006, protagonizó el reality I Pity the Fool, donde ayudaba a personas en pequeñas comunidades, y en 2017 participó en la temporada 24 de Dancing with the Stars, aunque fue eliminado temprano. También sorprendió a sus seguidores con su entusiasmo por el curling durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.

Un momento significativo en su vida ocurrió tras el huracán Katrina en 2005, cuando decidió dejar de usar sus icónicas cadenas doradas. “Como cristiano, cuando veo a otras personas perdiendo sus vidas y propiedades, no puedo seguir ostentando joyas”, explicó, reflejando un cambio hacia una vida más austera y espiritual.

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Un Mr. T más veterano.

Fe, fitness y redes sociales

Hoy, a sus 73 años, Laurence Tureaud vive una vida tranquila, lejos de Hollywood. Reside en Chicago, donde se dedica a entrenar diariamente, mantener su fe cristiana y compartir mensajes motivacionales en Instagram, donde cuenta con más de un millón de seguidores. Aunque su apariencia ha cambiado -ya no luce el mohicano ni las cadenas doradas-, su energía y carisma permanecen intactos. Publica videos de sus rutinas de ejercicio y reflexiones sobre la importancia de la fe y la perseverancia, inspirando a sus seguidores.

En una reciente publicación en Instagram, Mr. T celebró su cumpleaños número 73 con un mensaje de gratitud: “Doy gracias a Dios por otro año de vida y por la fuerza para seguir adelante”.

En Uruguay, Los Magníficos fue un éxito rotundo durante los años 80, transmitida por canales como Monte Carlo TV y Teledoce. La figura de Mr. T, con su mohicano ya pasado de moda, joyas ostentosas y miedo a volar en aviones, se convirtió en un ícono para varias generaciones de uruguayos. La serie se retransmitió en los años 90 y principios de los 2000, consolidando su lugar en la memoria colectiva del país.

Aunque ya no aparece en las pantallas (y tampoco se deja ver mucho en público), Mr. T sigue siendo una figura querida, alguien que transformó las adversidades en oportunidades y que, con su fe y carisma, sigue inspirando a nuevas generaciones. Como él mismo diría: “Me da pena el tonto que no cree en sí mismo”.

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