El hincha de Los Ángeles Clippers llega al estadio Intuit Dome y una voz lo saluda por su nombre. Sin que tenga que mostrar nada en la entrada, las puertas se abren para que pueda comenzar a disfrutar de la experiencia de esa noche. Desde sentarse en su lugar para ver el partido de básquetbol, pasando por consumir lo que desee de la variada oferta gastronómica hasta llevarse el gorrito con los colores de su equipo con el que se tentó al pasar por la tienda, nada le demandará ningún tipo de interacción, pérdida de tiempo o desembolso de dinero en el momento. Está en su casa, lo conocen.

“El objetivo es generar recuerdos en cada uno de los fanáticos”. La premisa corresponde a Nicolás Ávila, jefe de Tecnología de la filial de Norteamérica de Globant, empresa que desarrolla soluciones tecnológicas y que fue la que asumió el desafío de construir de cero el hogar de uno de los equipos de básquetbol más importantes de California.

“Nos dieron un lienzo en blanco”, dice Rafael Galante a Domingo. Su rol es el de Tech Partner en la oficina que Globant tiene en Uruguay. “Mis responsabilidades abarcan un montón de cosas, entre ellas la capacitación de todo el equipo de tecnología y asegurarme de que todos tengan la asignación correcta”, explica quien estuvo a cargo de designar a los globers —así se llaman entre ellos— uruguayos que participarían de este trabajo que marcó un antes y un después en muchos aspectos.

Por lo pronto lo fue para los alrededor de 45 compatriotas que se incorporaron al equipo de 400 que contó con un presupuesto cercano a los 2.000 millones de dólares para hacer lo que quisieran. Hubo libertad para proponer porque el dinero aseguraba que se iba a poder ejecutar.

¿Pero qué fue concretamente lo que hizo Globant? “Nosotros diseñamos una experiencia sin fricción, lo que se llama frictionless”, cuenta Rafael. “Eso quiere decir que te aseguramos que desde que vos llegás al estadio no vas a tener ninguna trancadera, ningún inconveniente”, agrega.

Seguro que usted sigue sin entender aún qué fue lo que se diseñó. Pasemos a explicar. Rafael informa que todo comienza por bajarse al celular una aplicación diseñada y desarrollada por Globant. Allí el usuario deberá definir su perfil, aportando datos que incluirán su foto, alguna forma de pago y muchos detalles personales que favorecerán la vivencia.

“Cuando vas al estadio, el día del evento que vas a ver, llegás y entrás caminando. Nadie te va a pedir la entrada que ya compraste. ¿Por qué? Porque hay cámaras por todos lados que ya saben que estás entrando. Si bien habrá gente del staff por cualquier cosa que pueda suceder, pasás sin necesitarlos y sin hacer fila”, detalla Rafael.

La misma experiencia se repite en las demás acciones que vaya realizando la persona dentro del recinto. Por ejemplo, si tiene ganas de consumir un refresco, va y lo toma. “La cámara identifica quién es la persona y a los dos minutos te llega la notificación al teléfono de que compraste un refresco. Si no lo querés, lo devolvés y te vas”, describe.

También cuenta con la posibilidad de ordenar lo que quiere consumir a través de la aplicación y cuando la pizza esté pronta, se lo comunicarán y solo tendrá que pasar a retirarla sin perder tiempo. Excelente idea para todos aquellos que se niegan a moverse por mucho tiempo de sus asientos por miedo a perderse instancias cruciales de un partido.

Esa misma modalidad se aplicará a la tienda de merchandising. Uno entra, la recorre, le gustan un par de camisetas, ese gorrito o bandera. No tiene más que llevárselos. La cuenta le llegará al celular.

Es fundamental también el ambiente que se va generando. “Por todos lados hay una especie de totemcitos que tienen una pantallita y cuando te acercás te dicen: ‘Bienvenido, Rafael, que tengas una linda noche’. O carteles en los pasillos que te van dando la bienvenida”, comenta.

Y después está todo eso que los estadounidenses saben hacer tan bien que es incorporar al espectador al show. En el caso del Intuit Dome se cuenta con la ventaja de poder sacarle el jugo a la pantalla gigante más larga del mundo, que es una sola, a diferencia de las que se ven en los demás estadios de la NBA, que son pantallas de cuatro caras.

“Van pasando cosas y se va interactuando con el público, que en las butacas tiene botoncitos para expresarse. En Estados Unidos es muy común hacer cosas con la hinchada para generar ruido y demás. Entonces hay sensores para detectar, por ejemplo, a los que más alientan”, señala Rafael. “Se van diseñando experiencias nuevas constantemente”, agrega.

Por otra parte, existe lo que se llama un programa de loyalty (fidelidad). “Es similar a cuando juntás puntos en un supermercado. El programa mira cómo se comporta el espectador, si tiene una gorrita de los Clippers o una camiseta del cantante que está actuando y todo eso le va generando puntos que luego podrá canjear por merchandising u otras experiencias. Todo dependerá del negocio”, explica Rafael.

En lo que refiere a los simples espectadores que no son hinchas y quieren ir a ver, ya sea un partido de LA Clippers, de otro equipo o deporte, o un concierto cualquiera, también se les exige bajarse la aplicación para poder disfrutar de la experiencia. No hay otra manera.

Rafael aclara que, en realidad, existe más de una aplicación, porque a la que utilizan los concurrentes hay que sumarle una diseñada especialmente para el staff del Intuit Dome. “La gente que trabaja allí necesita entender qué está pasando. Por ejemplo, si hay un incidente o entra alguien que no debe, tiene que haber una forma de avisarles”, detalla.

Todo el desarrollo del software necesario para que lo descripto anteriormente funcione “sin fricciones” estuvo a cargo de la gente que integra Globant.

“Se estuvo trabajando alrededor de un año y medio, dos años, hasta salir a producción, o sea hasta el primer evento que fue la presentación del artista Bruno Mars los 15 y 16 de agosto de 2024”, cuenta Rafael a Domingo.

Durante ese tiempo trabajaron desarrolladores de toda Latinoamérica y también de otras partes del mundo, como India. “Desde Uruguay fuimos varias veces porque para validar que todo funcionara perfecto y se integrara bien, había que estar ahí”, apunta quien no fue uno de los “viajeros”, sino que le tocó acompañar el trabajo desde acá.

“Nosotros dábamos soporte en cosas como que te digan ‘che, necesito tres desarrolladores para ayer’. ‘¿Qué tienen que saber?’, preguntábamos, nos dábamos vuelta y nos fijábamos lo que teníamos, lo entrenábamos, hacíamos rotaciones... todo tratando de darles servicio para que se cumplieran los objetivos”, describe sobre su tarea en Montevideo.

Para que la labor se hiciera más sencilla, Globant instaló su oficina dentro del propio estadio.

“En los últimos seis meses nunca hubo menos de 30 globers trabajando en Los Ángeles. Incluso en los primeros espectáculos que se celebraron había que estar para poder validar todo el funcionamiento y, si algo llegaba a pasar, poder resolverlo rápidamente sin que se notara mucho”, señala el desarrollador.

Como anécdota cuenta que muchas veces le sucedía de ir siguiendo los resultados del proyecto a través de los videos que distintos influencers que concurrían a los espectáculos publicaban en sus redes y, de repente, veía pasar a uno de los globers uruguayos con su computadora controlando todo. “Era muy loco”, acota entre risas.

Más loco aún le resultaba escuchar las historias de muchos de ellos, contando cómo se cruzaban o incluso se relacionaban con estrellas de Hollywood o famosos del deporte que eran parte del público (ver columna de la derecha).

También le resulta satisfactorio escuchar las anécdotas de compatriotas que estuvieron en Los Ángeles disfrutando del estadio como una persona más del público. Menciona el caso de un conocido que fue al concierto del británico David Gilmour y retornó encantado con lo vivido más allá de lo estrictamente musical.

“Me decía cosas como ‘es espectacular, entrás en dos minutos, salís, comprás, tomás un refresco, tomás una cerveza, te vas...’” Todo tal cual cómo se programó y eso le hincha el pecho.

Comenta, además, el caso de un amigo que vive en los Estados Unidos que le contó que tenía pensado llevar a un cliente de su negocio a presenciar un espectáculo en el Intuit Dome como forma de ofrecerle una experiencia distinta. “Es una carta de presentación del trabajo que hicimos allí y que podemos hacer”, acota.

Rafael explica que, si bien el estadio ya está terminado, hay un equipo de globers que se mantiene trabajando para crear nuevas funcionalidades o experiencias que se sumen a las que ya están. Se trata de un grupo más reducido, que será de entre 80 y 100 personas, entre las cuales hay unos 10 uruguayos. “Por ejemplo, hay un uruguayo que vive en Marindia y otro que es de Treinta y Tres, que teletrabaja y viene poquito a Montevideo”, dice.

Para el básquetbol, la inauguración del Intuit Dome fue con el lanzamiento del torneo de la NBA en el que Los Ángeles Clippers recibieron a los Phoenix Suns, el 23 de octubre pasado. Lamentablemente la fiesta no fue completa porque fue con derrota para los dueños de casa 116 a 113.

Rafael apunta que ya se anunció que los partidos de básquetbol de los Juegos Olímpicos 2028 —que tendrán lugar en Los Ángeles— se disputarán allí, así que habrá más lienzo para crear experiencias.

¿Por qué todo el desarrollo tecnológico del Intuit Dome recayó en Globant? “Desde hace mucho tiempo la empresa ha estado intentando acercarse al deporte porque es una industria donde no había mucho nuevo hecho. Esto fue súper buscado, fuimos sponsor de FIFA y queríamos ganar visibilidad para acercarnos al deporte. La forma que encontramos de hacerlo fue trabajando sobre la experiencia que tenían los fanáticos, los mismos deportistas y el staff de un estadio para transformarla en algo único”, explica Rafael.

El estadio de Los Ángeles Clippers fue el primero, pero ya han aparecido otros equipos de la NBA interesados en contar con algo similar, aunque no tan grande.

En este tipo de experiencia también se han interesado otros deportes, como la Fórmula 1 o equipos de fútbol de Europa y Latinoamérica que el desarrollador aún no está autorizado a mencionar.

Y más allá del deporte está el caso de la industria de los cruceros. “Royal Caribbean es cliente nuestro desde hace muchísimos años y a partir de lo que hicimos en Clippers quiere incorporar algunas de estas cosas en sus viajes”, informa sobre un modelo que además se puede trasladar tanto a hospitales como a industrias del entretenimiento.

¿Y en Uruguay sería viable algo así? “El talento está y la tecnología también. Todo lo que se hizo en Clippers, con una billetera más acotada también se puede hacer”, asegura Rafael. “Yo creo que hay un tema de escala y de cultura. Quizás el sistema de la tienda, de agarrar y llevar, sea un poco más complicado de instrumentar”, se sincera.

El desarrollador lo imagina para espectáculos en salas como el Teatro Solís o la Zitarrosa o para partidos de básquetbol, con un público más reducido, pero no lo descarta para un Gran Parque Central o un Campeón del Siglo. Incluso se atreve a imaginarlo para un Estadio Centenario del Mundial 2030, para el que habrá un presupuesto proporcionado por la FIFA. Acercamientos confiesa que ha habido (también con el Antel Arena).

Más allá de todas esas proyecciones, lo que Rafael remarca una y otra vez es lo concreto, lo que se logró con globers uruguayos trabajando para que el Intuit Dome fuera una realidad y un modelo para futuros proyectos.

“Que unos 45 uruguayos hayan podido participar de un proceso de este nivel, realmente es algo único. Los chicos trabajaron un montón y no hay uno de ellos que diga ‘¡uy, qué cansado estoy!’ o ‘esto no lo hago nunca más’. No, al contrario, es un ‘que pase el que sigue’”, destaca el desarrollador.

Cuenta que muchos de los que trabajaron en el proyecto Intuit Dome hoy están replicando la experiencia en otros lugares. “El conocimiento adquirido en algo tan grande no se pierde. Además no es que luego se van a trabajar a un banco, sino que van a trabajar en cosas de innovación y con todo el bagaje que llevan. Entonces lo van a seguir pasando a otros lados. Está buenísimo”, apunta.

En este sentido, explica que lo que sucede es que se terminan involucrando con desarrolladores de otras empresas y el intercambio de conocimientos nutre a unos y otros. “Están estos chicos que tienen la vivencia de trabajar en experiencias inmersivas para los hinchas, los fanáticos y demás, y de repente se juntan con otro equipo que tiene experiencia trabajando en una industria con empresas como Disney o Netflix. Entonces se crea un lugar de innovación súper rico, se van mezclando, mutando y surgen cosas muy buenas”, afirma Rafael quien, en 12 años de empleado en Globant, es perfectamente consciente que trabajos como estos abren puertas y demuestran que el talento uruguayo puede desarrollar grandes proyectos para clientes de primer nivel.

“Lo mejor que nos llevamos de esta experiencia es haber aprendido cómo manejar diferentes expectativas de un montón de proveedores y de distintos servicios, y ser nosotros el ente integrador de todos ellos, además de negociar con cada uno de ellos. Nunca nos había pasado con un proyecto a tan gran escala y en tan poco tiempo. Sin duda es un antes y un después para nosotros; estamos súper contentos y orgullosos”, concluye.

Los globers uruguayos

Desde pensar ideas a conocer a Ginóbili

“Desarrollamos soluciones nunca antes implementadas. Fue el proyecto más desafiante de mi carrera”, dice con orgullo Florencia Raschetti (44 años), una de los alrededor de 45 uruguayos que participaron del proyecto Intuit Dome. A esta Licenciada en Sistemas, como Product Manager le tocó enfocarse en el desarrollo de productos digitales clave, como la app para fans (tanto para fanáticos de LA Clippers como para asistentes frecuentes a conciertos) y la aplicación para el staff del estadio. “Mi foco central fueron las funcionalidades de billetera electrónica, eliminando por completo el uso de dinero en efectivo, y el programa de fidelización de fans”, cuenta a Domingo y agrega: “Diseñar esta estrategia fue de las experiencias más gratificantes que me tocó vivir... una de las iniciativas que más me voló la cabeza”.

Un sentir similar expresa Bernabé García (40), analista programador que coordinó la puesta en funcionamiento de todos los componentes desarrollados por los distintos equipos. “Mi rol fue asegurar que cada una de las piezas encajara a la perfección en un sistema integrado, estable y funcional”, detalla y asegura que “nunca había participado de un proyecto que lo tuviera todo: desde aplicaciones móviles, pagos o reconocimiento facial, hasta domótica de todo tipo y color”. Normalmente los proyectos de software tienen un gran desafío técnico, a lo sumo dos; en este caso se enfrentaron a la integración de no menos de 15 componentes extremadamente complejos, interactuando con más de 30 proveedores y partners de gran tamaño como la NBA, Apple o Google. Destaca que se consiguió resolver en tiempo récord desafíos tan complejos que incluso los referentes del sector consideraban imposibles de solucionar. “No solo lo logramos en tiempo y forma, sino que brindamos una experiencia realmente innovadora”, afirma.

Pablo Rosés (33), Tech Lead a cargo de la experiencia Frictionless Commerce del estadio, recuerda que uno de sus logros más importantes “fue detectar a tiempo una falla en el diseño inicial que podría haber comprometido el funcionamiento de todo el sistema”. Su responsabilidad fue liderar la arquitectura e implementación de un sistema que se integraba con otros procesos, como el control de acceso, permitiendo que los aficionados ingresen a las tiendas mediante reconocimiento facial o proximidad de su celular. “Participar en este proyecto fue el momento de inflexión en mi carrera, me exigió salir de mi zona de confort”, señala quien durante 8 años había trabajado en una aseguradora de autos.

Florencia, por su parte, reconoce que antes de esta experiencia sabía muy poco de básquetbol, si bien cuando tenía 12 o 13 años se había obsesionado con este deporte, pero su estatura la llevó a desistir de jugar. “Al trabajar en este proyecto tuve que sumergirme nuevamente en el mundo del básquetbol y estudiar desde cero. También me aventuré a comprender la cultura de la NBA, lo cual fue una experiencia divertida e inesperada”, dice. Hoy, aunque no se considera una experta, siente que puede sostener una conversación sobre el tema sin quedar mal parada.

Estos tres uruguayos estuvieron entre los que viajaron varias veces a Los Ángeles para avanzar en el trabajo, lo cual los llevó a ir acumulando todo tipo de anécdotas. Hay una que Pablo recuerda especialmente, que se dio el día del primer partido de la NBA que se jugó en el Intuit Dome. “Por fin había llegado el día por el cual el estadio había sido construido”, relata sobre la jornada en que se despertó 5:30 de la mañana sin despertador. “Y no soy alguien que madrugue mucho”, acota. “Como Arquitecto de la experiencia Frictionless Commerce, mi foco estaba en que las tiendas y los clubes —espacios exclusivos para quienes compran determinadas entradas— funcionaran con normalidad, por lo cual debía caminar mucho. Ese día mi celular registró 18.000 pasos”, señala. En un momento de la noche, con la gente ya dentro del estadio y él recorriendo los pasillos “con visión de tubo hacia adelante” —describe—, alguien lo tomó del hombro y dijo: “Él es Pablo Rosés, el arquitecto de las tiendas”. Quien lo había frenado era el CTO de Globant y se lo estaba diciendo al CEO de la empresa, cuando iban camino a la suite (palco). “Vení con nosotros y contame más”, le dijo el CEO a Pablo. “Mis nervios escalaron hasta las nubes. Terminé en la suite hablando de lo que construimos con jerarcas importantes de Globant y partners de la empresa, y con nada menos que Manu Ginóbili, que había sido invitado para esa noche especial”. rememora aún sin poderlo creer.