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Isabel Macedo: más lejos de la villana

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Isabel Macedo obtuvo su primer Martín Fierro gracias a su doble rol en la novela "Graduados".

NOMBRES

La actriz trascendió fronteras siendo la mala de Floricienta y se robó los elogios en Graduados. Hoy disfruta de la vida en familia con el político Juan Manuel Urtubey.

Se supo que lo suyo era el arte incluso antes de que hablara fluido. En casa de Isabel Macedo (46) se tocaba el bombo y la guitarra hasta la madrugada y ella irrumpía en el living con el duchador en mano, tacos altos, un disfraz improvisado y cantaba, como podía, Algo Contigo. Cambiaba las palabras al versionado bolero de Chico Novarro, aunque se esforzaba para que se entendiera, y sobre todo para captar la atención de su público, porque se toma en serio el arte desde que tiene memoria.

“Era la estrellita de la familia. Los sentaba a todos y tenían que prestarme atención. Yo quería ser artista”, le confesó a Clarín la actriz que vivió con Floricienta lo más parecido a ser una estrella de rock -el elenco llenaba estadios y sus fans en Israel le coreaban ‘alguien está en problemas’, frase que repetía Delfina, la malvada que interpretó en la tira y que hacía llorar a moco tendido a los niños que la cruzaban por la calle-. Su nombre volvió a sonar por estos días en filas de Cris Morena: la productora planea un remake de la exitosa Chiquititas y ella es la principal candidata a ser la protagonista.

Destino

Una travesura la obligó a empezar a trabajar como modelo a los 16 años. Se compró un anillo con la tarjeta de crédito de su padre, él descubrió la fechoría y no se la dejó pasar. ‘Fijate cómo hacés para encontrar el bache y pagármelo de a poco’, le dijo Antonio a Isabel y fue la mejor enseñanza que pudo regalarle. Mechó el colegio y sus idas a la parroquia a ayudar a los niños a aprender a leer y escribir con sesiones de fotos para revistas. Y logró devolverle peso por peso.

“Ese día me cayó la ficha de que los padres te pueden hacer un ser genial y consciente o cagarte la vida. Y también supe que no se puede gastar diez si tenés cuatro. Fue una gran enseñanza”, reveló a Clarín esta mujer que tiene debilidad por los zapatos y carteras, aunque el gasto que la hace más feliz es que su familia no tenga que preocuparse por cómo pagar las cuentas.

Probó con administración hotelera en la Universidad de Belgrano pero no le entusiasmó. Estudiaba teatro con Augusto Fernandes cuando Diego Ramos le avisó en 1997 que en la tira Ricos y Famosos buscaban a alguien. Hizo el casting y la eligieron. Se suponía que iba por tres episodios, luego le dijeron que serían seis meses y una noche invitó a su parentela a mirar la novela en su casa y se enteró junto a todos ellos que el personaje no iba más: su padre en la ficción leyó una carta suya que decía: ‘Me fui a vivir a Miami, besos, Celeste’. Fin de la historia.

“No estaba preparada para ese mazazo”, confesó años después en Pura Química. Pensó en tirar la toalla y dedicarse solo con al teatro, pero sorpresas -y revanchas- te da la vida y 20 días después terminó ganándose el rol de Felicitas en Verano del 98: fue para hacer 30 capítulos y se quedó 330.

Mojones

Isabel, cuya sensibilidad está a la orden del personaje que le toca en cuestión, prioriza los proyectos que le permiten dar luz a asuntos comprometidos: le pasó con Laura y su imposibilidad para quedar embarazada en Guapas y con Jimena y el maltrato infantil que sufría en el colegio en Graduados, donde también encarnó a Patricia, esa esbelta mujer con un trastorno alimenticio que volvía para vengarse. Con ese doble rol ganó su primer premio Martín Fierro y tuvo la chance de probar un registro diferente a todo lo que había hecho antes, sobre todo al ponerse en la piel de Jimena, según dijo.

Se involucró a fondo con el personaje y depositó en él la mayor verdad posible: miró cientos de películas, leyó todo lo que encontró sobre el bullying, conversó con gente que había sufrido situaciones de acoso escolar. Y la noche anterior a la escena de la revelación no pegó un ojo. La desveló su obsesión por el trabajo y el haber dado todo para defender a Jimena hasta el final. “Lo de los atracones fueron propuestas mías que fueron bien recibidas por los autores. Fue armado todo con mucha conciencia y seriedad”, contó en entrevista con diario Clarín.

Reveló, además, que fue a una nutricionista para bajar de peso porque imaginaba a Patricia con dos o tres kilos menos que ella y en su complexión eso hace la diferencia. Quería mostrar el dolor de esa chica con el cuerpo debilitado e incluso dejó atrás varias propuestas laborales que implicaban mostrar su físico desde otro lugar. “Significaban mucho dinero pero les dije que no. Sentía que iba a ser una burla y que iba a salir de la seriedad con la que estaba encarando esto”, señaló.

“Me siento tranquila como actriz, quise darle hasta la última gota de sudor al personaje porque me apasiona y sabía que era algo grande para mí”.

De carne y hueso

En familia: Isabel junto a su marido Urtubey y su primogénita Isabelita
En familia: Isabel Macedo junto a su marido, Juan Manuel Urtubey, y su primogénita Isabelita.

Disfruta los roles de villana porque le permiten indagar en una paleta mucho más amplia y, según ha dicho, “son la única posibilidad de ser quien no sos”. En la vida real es generosa y solidaria, cualidades heredadas de su madre: ella le enseñó a tejer y en la adolescencia hacía batitas y escarpines para los más necesitados. Hoy Isabel lleva adelante la marca de tejidos Beneida y también se encarga de diseñar.

A Isabel, que supo ser tan nómada que cada tanto se iba a dormir a un hotel para romper con la rutina y recibir el desayuno en la cama, le cambia la vida que sus seres queridos puedan estar bien. “Cuando murió mi papá dejé de trabajar un año y medio porque sentí que había perdido mi objetivo, que era trabajar para que a ellos no les faltara nada”, confesó a Clarín días antes de casarse con el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Hoy toma nota de los pedidos que recibe su marido y procura colaborar a desde ese lugar.

enamorada

Isabel feliz con su clan

En 2008 y tras haber estado diez años en pareja con Facundo Arana decía no saber si soñaba “con la familia feliz” y creía que su realización sería laboral. En 2016 conoció al exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, en una cena en casa de amigos que se extendió hasta las nueve de la mañana y su vida dio un vuelco: se casó, se mudó a Salta, pasó a ser primera dama de la provincia, acompañó a su marido en la campaña electoral de cara a la presidencia de la Nación, tuvo a Isabel (la llamó igual que ella, su madre, su abuela y su bisabuela) y días atrás dio a luz a Julia, su segunda hija.

“Antes de conocer a Juan pensaba ‘ya está, el trabajo es lo mío y voy a estar feliz con lo que estoy construyendo, ¡pero lo conocí!”, se sinceró en el ciclo radial Agarrate Catalina

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