Cuando recién empezaba su vida adulta y tenía que elegir una carrera, Noelia Maciera estaba segura de lo que quería. Sin embargo, cuando comunicó en su casa la decisión de estudiar ingeniería mecánica, se encontró con la extrema sorpresa de sus padres. “Casi se mueren y la primera respuesta fue que esta era una carrera para hombres”, rescata en charla con Domingo. “Por suerte yo estaba convencida y seguí adelante”, suma.
Esa historia se repite para muchas mujeres. También Natalia Bertullo, cuando contó a sus padres que quería estudiar Relaciones Internacionales, se encontró con expresiones de preocupación. “’¿Y qué vas a hacer con eso?, ¿para qué sirve? Hacé abogacía o escribanía’, me decían”, recuerda entre risas.
Y es que la imagen de que ciertas profesiones están destinadas a los hombres o, al menos, representan un gran nivel de obstáculos para las mujeres, es solo la primera de las barreras que muchas se enfrentaron al elegir carreras y rubros masculinizados, como es el caso del sector energético, al que ambas están vinculadas en la actualidad. Luego, cuando se logra una inserción en el rubro, aparecen otras cuestiones y la brecha de género se hace sentir. Los cargos de liderazgo están, en su gran mayoría, ocupados por hombres y en los congresos casi no se ven mujeres.
Un grupo de mujeres vinculadas al sector experimentó esta realidad y decidió convocar una reunión en 2023 para verse las caras y compartir; algo parecido a una primera escucha, para entender el panorama. De ahí salieron con la decisión de crear la Asociación Uruguaya de Mujeres en Energía (AUME), que actualmente se constituye como una comisión dentro de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (AUDER). La convocatoria al llamado sorprendió a las promotoras de la iniciativa. “Esperábamos unas 20 mujeres y llegaron 60”, cuenta Maciera, presidenta de la asociación. “Ya en esa primera reunión hubo un consenso de que hay una brecha de género en el sector energético y estábamos todas de acuerdo en que teníamos ganas y fuerza para impulsar un cambio”, añade.
Hoy, 200 mujeres de distintas profesiones, edades, trayectorias y departamentos del país, todas vinculadas al sector energético, forman parte de AUME.
“Ha sido un comienzo astronómico. Nunca imaginamos que iba a generar tanto impacto y tanta sinergía. Somos de diferentes orígenes, pero compartimos esto de trabajar para el sector de la energía del país y muchas inquietudes y sueños en común. En muy poco tiempo se lograron muchísimas cosas y recién estamos empezando”, anota Bertullo, coordinadora general de AUME.
En los encuentros, se repetían los discursos y las vivencias. De que la brecha de género es una realidad no había dudas, pero sí había que cuantificarla. Fue así que, a partir de un convenio con ONU Mujeres y a través del Fondo de Innovación en Energías Renovables (REIF por su sigla en inglés), hicieron una consultoría. Se enfocaron en las formaciones en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas y energías renovables.
“Los datos que obtuvimos son desalentadores y confirman lo que pensábamos. En Uruguay, solo un 16,6% de los cargos de alta dirección de empresas públicas en energía están ocupados por mujeres y en el sector privado es peor todavía, tan solo un 11%. Descubrimos, además, que hay una brecha salarial de 35%, más alta que la media de Uruguay”, detalla Maciera.
Y, si bien era lo que esperaban, ahora sí conocían la base sobre la cual trazar estrategias. De hecho, con tan solo dos años de actividades, crearon no solamente una red de contactos entre las mujeres de la asociación, sino también capacitaciones en distintas áreas del conocimiento; formaciones en habilidades técnicas y blandas; un programa de sensibilización para empresas y un programa de mentorías a jóvenes.
A partir de este trabajo ya se pueden ver algunos cambios. El no sentirse solas en un rubro al cual dedican pasión y muchas horas de trabajo es el primero de todos. “Ahora vamos a un congreso y hay un grupo de mujeres que andan por ahí juntas y ese grupo es AUME. Antes estábamos solas. Sentirnos acompañadas nos da mucha fuerza”, dice Bertullo sobre la organización que actualmente busca sponsors para seguir desarrollando sus acciones.
Por otro lado, ya pueden observar los primeros frutos de las sinergías generadas en el grupo. “A través de AUME, dos mujeres del mundo académico se conocieron y de ahí surgió un proyecto que hoy es una planta piloto de hidrógeno. Van surgiendo cosas muy potentes”, comparte Maciera.
Y, como saben y han vivido en carne propia, los estereotipos se construyen desde la niñez. Por eso, su próximo proyecto es un libro infantil donde niñas puedan verse reflejadas. “Tengo una hija de 4 años. Su mamá es una ingeniera y presidenta de AUME, o sea, tiene un lugar donde inspirarse, pero le regalaron un libro y, al terminarlo, su conclusión fue que los papás son ingenieros, pero las mamás no. Fue un choque. Y pensé que si esta niña se queda con ese mensaje, con el ejemplo que tiene en su casa, ¿qué estará pasando con otras niñas? Ahí fue que nació esta idea de romper con este paradigma y que, particularmente, las niñas lean y sepan que pueden ser lo que quieran ser”, finaliza la presidenta de AUME.
Premiadas en un congreso en Países Bajos
A pesar de tener solo dos años, la asociación ya viene cosechando los frutos de su trabajo. El año pasado fue premiada en Rotterdam, Países Bajos. “Tuvimos la oportunidad de participar en el Congreso Internacional de Energía, que auspicia el World Energy Council. Dentro del congreso había una instancia donde premiaban a organizaciones. Nosotras competimos en la categoría de impacto a la sociedad y quedamos seleccionadas junto de otras cuatro asociaciones”, cuenta la presidenta de AUME.
“A partir de eso, nos invitaron a asistir al Congreso Mundial de Energía, y teníamos que dar un discurso sobre AUME, porque en base a eso se votaba. Tuvimos la suerte de ganar el premio, lo cual nos trajo mucha visibilidad y difusión y nos ayudó a confirmar que el potencial que veíamos en la asociación era cierto”, comparte Maciera.