Fueron 45 años al frente de Coquet, una tienda de bijouterie que tuvo primero un local en el Centro de Montevideo y luego se mudó a Pocitos. “Lo cerré porque me jubilé y quería dedicarme a otra cosa, a descansar, a no tener la esclavitud de un local”, cuenta a Domingo Cristina Menteguiaga, que con sus 76 años no piensa dejar de lado su pasión: las artesanías.
Toda su vida se dedicó a realizar y reparar bijouterie, generando una clientela que la fue acompañando con el correr de los años y que hoy sabe muy bien que la sigue encontrando en su apartamento de la calle Avenida Brasil, donde continúa trabajando sin pausa.
Fue allí que hace cuestión de un año o quizás dos se le ocurrió realizar cuadros usando como materiales bijou rota. La técnica ya la había comenzado a implementar hace un poco más de tiempo, realizando alhajeros, portarretratos y espejos, varios de los cuales llegaron a exponerse en Hecho Acá, la recordada expo de artesanías locales que se celebraba cada año en el LATU.
“Cada obra es única, está diseñada con detalles exquisitos que transforman la bijouterie antigua en otras joyas artísticas. No hay dos piezas iguales”, describe Cristina sobre sus creaciones.
Recuerda que el primer cuadro se lo vendió a una amiga que terminó por encargarle dos, uno de una mujer blanca y otro de una mujer negra, con la idea de colocarlos juntos en su living.
“Eso me volvió a pasar con otras tres clientas, que también compraron dos con esa misma intención. Después fui vendiendo de a uno”, cuenta sobre un emprendimiento que fue creciendo por el boca a boca y también por la ayuda de las redes sociales: en Instagram, Cristina es @bastet.accesoriosuy.
“El nombre lo eligió Silvana”, relata Cristina haciendo alusión a la hija que hoy tiene viviendo en Punta del Este y vendiendo collares en la playa con mucho éxito. Silvana también se destaca por la elaboración de pequeñas capillas. Y la familia de artesanas no termina ahí porque la otra hija de Cristina, Cecilia, vende unas ovejitas hechas en lana merino que también se han vuelto muy conocidas bajo el nombre de Contar Conmigo.
Cristina, quien aprendió todo lo que sabe de forma autodidacta, además da clases. “Enseño a hacer bijouterie y a reparar también. Doy clases de armado de collares, pulseras, caravanas y todo lo que es enhebrado”, detalla.
Destaca que continúa trabajando con el mismo ritmo de siempre. “Sigo armando, haciendo, arreglando… La verdad que es una cosa que me encanta. La bijou es mi vida, me muero si no lo hago”, confiesa.
Cuadros y alhajeros entre lo que más le piden
Los cuadros de Cristina Menteguiaga son perfiles de mujeres, blancas y negras, a los que ella les agrega pedazos de bijouterie vintage rota que ha ido acumulando en sus 45 años dedicada a la realización de accesorios.
Miden 32 por 40 centímetros y son todos diferentes, no hay dos iguales.
No es lo único que la artesana hace con la bijou desechada, también decora alhajeros, portarretratos y espejos. “Para el alhajero compro el artículo de madera, lo pulo, lo pinto y luego le voy pegando las cuentas y la bijou”, describe quien trabaja por encargo o vende lo que va realizando cada día.
Le gustaría que sus productos, sobre todo sus cuadros, pudieran llegar a las casas de decoración.