PERFIL

Amalia Granata: la noche con Robbie Williams, el ninguneo del cantante, el canal que la prohibió y su rol como diputada

Del show a la política. Saltó a la fama después de una noche de pasión con Robbie Williams; hoy es diputada y anunció alianza con Javier Milei.

La hoy diputada de la Nación construyó una carrera mediática en base a la frontalidad y una lengua filosa.
La hoy diputada de la Nación construyó una carrera mediática en base a la frontalidad y una lengua filosa.

Decir Amalia es pensar en Granata. Ella es la diputada provincial de Santa Fe (electa por el partido Unite por la Familia y la Vida) que se manifiesta en contra de otorgar más derechos a los trans -“sos trans, no tenés ninguna incapacidad para ir a trabajar y pagarte tu tratamiento de homornización”, disparó en el programa de Carmen Barbieri-, que grita a los cuatro vientos que fue echada de Canal 9 por estar contra el aborto -“eran todos pañuelo verde y mi discurso molestaba”, le reveló a Viviana Canosa-.

Es la misma que en 2004 saltó a la fama por haber pasado la noche con el inglés Robbie Williams; la que se animó a pasar toda la emisión de Un mundo perfecto sin ropa para emular a los invitados nudistas; y la que se paseó por los programas de espectáculos reclamándole al futbolista Cristian ‘Ogro’ Fabbiani la pensión alimenticia que le correspondía a Uma, la hija de ambos.

Le dio de comer a los chimenteros durante años sacando a relucir sus trapitos al sol y convirtiendo sus historias en shows mediáticos: ventiló infidelidades, se peleó al aire con el Ogro cientos de veces, contó sitios insólitos dónde había tenido sexo, reveló que le gustaban los señores mayores y que no fueran tacaños y más ocurrencias.

Construyó una carrera en los medios en base a la frontalidad, una lengua filosa y una lucidez extrema cada vez que salía al cruce. Es contestataria, sin filtro y no la caretea. El show está tan arraigado en su esencia que por más que sea diputada no puede escaparse de la mediatización.

En marzo pasado viajó a su Rosario natal para encarar el tema del narcotráfico, luego de que el supermercado de la familia de Antonela Roccuzzo, esposa de Lionel Messi, fuera baleado, y su imagen frente a cámara con chaleco antibalas se viralizó tan o más rápido que las críticas que le llovieron. Resultó que su atuendo era un traje de Paintball y salió a “aclarar” el confuso episodio: “Lo que hicimos fue simbólico, el tema era crear un shock visual y de algo sirvió, porque el presidente y el ministro mandaron más efectivos”, justificó en el canal A24.

Tampoco faltó en el living de LAM cuando, un mes atrás, su hija Uma cumplió 15 años y la acompañó a explicar por qué el Ogro no había sido invitado a la fiesta: “Mamá no me dice nada, no me llena la cabeza. Soy bastante grande para tomar mis propias decisiones”, aclaró Uma, y reveló que no tiene vínculo con su padre desde hace dos años.

Qué noche, Amalia.

Nació hace 42 años en el seno de una familia de clase media. Es hija de una ama de casa y un “busca”, como le gusta definir a su padre. Él era dueño de La Luciérnaga, un negocio de iluminación de gran porte en la provincia de Santa Fe. Amalia es la hija menor del matrimonio: tiene una hermana ocho años más grande que es profesora de psicología y ciencias de la educación.

Apenas terminó el liceo probó con hacer profesorado pero no le convenció y enseguida arrancó a trabajar. “Quería mi plata e irme a vivir sola rápido”, le contó a Baby Etchecopar en El ángel de la medianoche. Empezó como administrativa en un sanatorio y después como ayudante de un cirujano en una clínica. Le intrigaba mucho el asunto del quirófano así que se puso a estudiar instrumentación quirúrgica. Le faltaron tres materias para recibirse y no le importó porque se dio cuenta de que ese no era su camino.

“No me hallaba en ningún lado, no me llenaba nada y empecé a viajar a Buenos Aires, a dejar fotos en las agencias, ir a los canales de televisión”, relató en el programa de Etchecopar.

Soñaba con ser tapa de las revistas y lo consiguió. Alguien una vez le dijo que para llegar a eso tenía que acostarse con el dueño de la publicación, pero ella no estaba dispuesta. Llegó por un romance de una noche, sí, pero eligió ella con quien dormir.

Su salto a la popularidad se lo debe a Robbie Williams, o mejor dicho a “El Bala”, un productor de Videomatch que era amigo suyo y le pidió que después del programa de Marcelo Tinelli lo acompañara a dejar unas cosas a un hotel. Tenía 23 años y había ido a la tribuna de Videomatch como una fan más a ver el show de Robbie Williams y nunca imaginó -o al menos eso dice- que al aterrizar en ese hotel se toparía con la estrella pop y que encima quedaría embelesado con su belleza. Se le acercó, charlaron un poco con traductor mediante, bailaron cachengüe, y luego el Bala le comentó que Robbie la quería invitar un trago, sin compromiso. “Cuando bailé le toqué los abdominales y estaba divino. La pasé re bien. Llegué y estaba en patas, con la camiseta de Argentina y hablamos un montón, aunque no lo crean, pusimos un traductor”, contó en LAM 17 años después del episodio y ya siendo diputada, porque por más cargo político que tenga nunca dejarán de preguntarle por esa noche mágica y memorable que seguro está entre lo más trascendente de su vida.

Es que de no haber sido por ese affaire quizás su historia hubiese sido bien distinta. Al otro día prendió la tele y no se hablaba de otro tema. Especulaban con que Robbie se había acostado con Silvina Luna o Luciana Salazar, que también estaba esa noche en el mismo hotel y vio la escena de lejos, y seguro ese haya sido el germen de su eterna rivalidad con Amalia. “El primer programa al que fui a hablar fue a Intocables, con Horacio Cabak. Después me llamó Leandro Rud para trabajar en su agencia y no paré más”, contó.

¿Cuál fue el mejor de todos: Robbie, el Ogro o (Martín) Redrado (que también fue pareja de Luciana Salazar)?, quiso saber Ángel de Brito en esa noche de confesiones en LAM. Y aunque aclaró que todos habían sido buenos, se la jugó y eligió al cantante inglés. Él, en cambio, le dedicó una canción en un recital que dio en Chile allá por 2006, pero cuando al poco tiempo Marley le preguntó por ese vínculo, la ninguneó: “No habla inglés y nadie la ayuda en la traducción. Los mails no tienen sentido. No entiendo nada de lo que leo, me hace reír. Prefiero que me mandes fotos, no hables, lo arruinas”, contestó en tono burlón y entre carcajadas.

Política

Se puso a estudiar periodismo hace ocho años porque le aportaba conocimiento y vocabulario. Según dijo, le da bronca quedarse callada por no saber de un tema. Es que no se calla nunca. No comparte nada con el colectivo de actrices y las destrozó en LAM: “Me parece todo un circo, una mamarruchada. Hacen todo mal”.

Dijo que se metió en política para enfocarse en la niñez porque los niños son el futuro. “Cuando empecé mi hijo Roque tenía tres meses. Todo ese sacrificio que hicimos en familia valió la pena”, dijo a Involucrados. Los resultados la acompañaron y fue electa diputada con casi 300.000 votos y sin una estructura atrás: “Lo hice sola, con mi alma”, expresó en Viviana con vos.

En febrero contrató como jefe de asesores a un admirador de Javier Milei y en abril se supo que había hecho un acuerdo electoral con el candidato de ultraderecha que tiene 30% de intención de voto, según las encuestas de la vecina orilla. Un mes después, el medio santafesino Letra P publicó que Milei le había soltado la mano. Habrá que esperar a ver con qué sorprende el torbellino Granata.

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