por María de los Ángeles González
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En setiembre de 2022, cuando la pandemia languidecía, falleció Javier Marías víctima de una complicación del virus. Quizás por eso, o por las fantasías con que los lectores construimos el personaje de nuestros autores vivos, su muerte resultó sorpresiva y prematura. Como contrapartida, dejó una obra coherente y completa, y la última novela, Tomás Nevinson, está a la altura del mejor Marías. Personajes, temas, obsesiones enganchan con anteriores, con las que forma un entramado de recursividades que se alimenta cada vez de nuevos datos o perspectivas.

Tomás Nevinson no es estrictamente una continuación, pero hace par con la novela anterior, la también extensa y tortuosa Berta Isla (2017). La misma historia da lugar a relatos contados desde los puntos de vista de marido y mujer, con calcos en algunos pasajes, discrepancias y explicables diferencias de información.

La voz de Tom —hijo de padre inglés y madre española— retoma su juventud de estudiante en Oxford, la forma poco escrupulosa en que fue captado como agente de los servicios secretos británicos, por mediación de un profesor, sus riesgosas y poco honorables misiones de trabajo, la ambivalente relación con Berta, novia y luego esposa que vive en Madrid. Un acierto está en evitar los detalles. Es innecesario e inverosímil contarse la vida a sí mismo, y además el rodeo acentúa el peso de la duda moral o la culpa lisa y llana que lo atormenta.

El lector de los libros más remotos reconoce que en esta historia —en anécdotas y citas— alienta la que dio lugar a su enorme trilogía “Tu rostro mañana” (conformada por Fiebre y lanza, 2002; Baile y sueño, 2004 y Veneno y sombra y adiós, 2007). Si en este Tomás Nevinson reconocemos a aquel Jacobo Deza, y en Berta a la Luisa de muchas páginas atrás, otros personajes y circunstancias coinciden exactamente, lo que contribuye a la atmósfera de lo conocido, tanto como al enigma y al misterio.

Intertextualidades varias —con predilección por Shakespeare—, guiños autorreferenciales, sostienen una prosa envolvente, rítmica, morosa, adictiva, tanto como las cuestiones sobre las que da vueltas: la guerra, el terrorismo, el uso de los aparatos del Estado para beneficio de personas o empresas, los conflictos entre legalidad y legitimidad, el bien y la justicia.

La alternativa entre callar y hablar como pregunta trágica fue núcleo de Corazón tan blanco (1992), la novela más reconocida. Valiosas y complementarias, todas las suyas exploran los ocultamientos, la doble vida, el peso de la simulación y la distancia que imponen los secretos. Imprescindible leer y releer.

TOMÁS NEVINSON, de Javier Marías. Madrid, 2021. Alfaguara,  680 págs.