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La izquierda corrupta

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Si es de izquierda no es corrupto. Y si es corrupto no es de izquierda.” La falsedad del silogismo acuñado por Raúl Sendic, exvicepresidente frenteamplista que pasó a la historia al renunciar al segundo cargo en importancia de la República por haber incurrido en actos de corrupción, quedó demostrada una vez más.

Esta vez le tocó a Transparency International la ingrata tarea de hacerle saber al hijo del popular Bebe y a sus creyentes, que la realidad está muy alejada de aquella que pregonaron con infundado orgullo.

La edición 2022 del Índice de Percepción de Corrupción que emitió la citada ONG alemana lo desmiente de manera contundente. Y lo hace usando datos de 13 fuentes externas, incluidos el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, empresas privadas de consultoría y evaluación de riesgo, grupos de expertos y otros.

Fundamentos y no creencias. Datos y no fe. Atrás de este ranking hay un trabajo imparcial, serio y profesional. No esa pasión, mezclada con soberbia, que lleva a enunciar verdades absolutas tan falsas como la del exvice.

El informe referido, que califica a 180 países y territorios empleando una escala de 0 (muy corrupto) a 100 (muy baja corrupción), arrojó resultados que hacen añicos la afirmación del compañero de fórmula de Tabaré Vázquez en 2015.

Según detalla el Índice, la República Bolivariana de Venezuela, gobernada por el dictador socialista Nicolás Maduro, es el país más corrupto de América y el cuarto más corrupto del mundo, apenas por encima de Siria, Somalia y Sudán del Sur. Venezuela apenas logró sumar 14 puntos de 100 posibles.

Muy cerca, con miserables 19 puntitos, se ubicó Nicaragua, la del tirano Daniel Ortega, que no hay que olvidar, es ciudadano ilustre de la ciudad de Montevideo. Un poco más arriba, con 24 puntos, está el México de Andrés Manuel López Obrador. De los países con gobiernos de izquierda, apenas Chile logró un puntaje por encima del 50%.

Uruguay, con Luis Lacalle Pou en la presidencia, se ubica en el otro extremo de Venezuela y Nicaragua, liderando el ranking americano junto con Canadá y sacándole gran ventaja a la Argentina del “clase A” Alberto Fernández, a Perú, a Bolivia y a todos los que rajen.

Los 74 puntos que le otorgó Transparency definen a Uruguay como uno de los dos países menos corruptos de América.

El sentimiento de desazón que estas confirmaciones provocan en los fieles de la izquierda, lo expresa con gran calidad la murga Un Título Viejo en su presentación de este año. Un conjunto de murguistas honestos que, como tantos otros uruguayos, se comieron sin cuestionarlo el verso de Sendic y de tantos otros charlatanes.

Así, creyeron a pie juntillas que en la izquierda se encontraba, como dicen en una de sus canciones, “la dignidad”.

Que la izquierda “iba a ser distinta” y “la política iba a elevar”.

Tanta fe tenían que pensaron que podían exigirle “la honestidad intelectual”, según dicen a continuación.

Por eso la decepción que cantan suena tan desgarradora. Y por eso, según reprochan a la izquierda en otro verso, la oposición saca partido: “La derecha se lleva a los pibes que vos decepcionás”.

La realidad es una sola. Y en nada se parece a la que les vendieron. Ya no hay manera de negarlo: la izquierda también es corrupta, también se marea con el poder y también se le va la mano con el garrote y la mordaza.

Sobran las demostraciones.

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Rodrigo Caballero

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