Qué pasa si comemos estresados o enojados: "El sistema nervioso paraliza el aparato digestivo de arriba a abajo"

Un médico y microbiólogo explicó por qué es importante alimentarnos con calma y compartió recomendaciones sobre qué es mejor ingerir cuando sentimos ira o ansiedad.

Comer trabajando, estrés
Mujer come mientras trabaja, estresada.
Foto: Freepik.

El médico y microbiólogo Goosen López abordó una problemática común, pero poco visibilizada: cómo las emociones fuertes, especialmente el estrés y el enojo, interfieren con el funcionamiento del sistema digestivo. No solo afectan la calidad de la digestión, sino que pueden generar síntomas físicos como distensión abdominal, gases e incluso inflamación.

De acuerdo a López, el estrés emocional desencadena una respuesta automática del organismo que se traduce en la activación del sistema nervioso simpático. Este sistema tiene como función principal preparar al cuerpo para enfrentar situaciones de peligro o emergencia, una respuesta conocida como “lucha o huida”.

Entre las reacciones físicas que provoca esta activación se encuentran el aumento de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la dilatación de las pupilas y una notoria disminución de la actividad del aparato digestivo. “El sistema nervioso simpático paraliza el sistema digestivo de arriba a abajo. La persona que sufre el enfado no digiere fácilmente. En cuanto mete comida al estómago, se queda ahí atascada. En lugar de digerirse, se fermenta”, añadió el experto.

Cuando una persona come en medio de un episodio de ira o ansiedad, el cuerpo no se encuentra en condiciones óptimas para digerir los alimentos. Como explicó López, el sistema digestivo detiene o ralentiza su funcionamiento para redirigir la energía hacia otros órganos considerados prioritarios en situaciones de alarma, como los músculos y el cerebro.

Comer rápido
Hombre comiendo rápido.
Foto: Freepik.

En consecuencia, los alimentos que se consumen bajo estrés pueden permanecer estancados en el estómago, donde comienzan a fermentar. Esto puede generar síntomas como:

  • Gases y distensión abdominal.
  • Náuseas.
  • Sensación de pesadez.
  • Inflamación intestinal.
  • Cambios en el ritmo intestinal (estreñimiento o diarrea).

Frente a esta situación, el microbiólogo recomienda abstenerse de ingerir alimentos sólidos cuando se experimentan emociones intensas. “Cuando estés afectado en los cuatro planos de tu realidad, te aconsejo tomar solo agua”, señaló.

También sugiere optar por líquidos fáciles de absorber, como un caldo de huesos, que aporta nutrientes esenciales sin exigir un esfuerzo digestivo considerable. En contraste, desaconseja el consumo de infusiones ya que sus compuestos activos podrían no ser bien tolerados por un sistema digestivo alterado.

Comer en calma: una decisión para el bienestar

En la vida moderna, muchas personas recurren a la comida como vía de escape emocional en busca de una recompensa inmediata de dopamina, especialmente en momentos de tensión o tristeza. Sin embargo, el especialista advierte que comer en condiciones de estrés puede ser contraproducente para el cuerpo.

Subraya la importancia de adoptar una alimentación consciente, no solo en términos nutricionales, sino también emocionales. Comer en calma es un acto de conciencia y cuidado de nuestra salud digestiva.

Elim Johanna Alonso Dorado, El Tiempo/GDA

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