Julio es el mes del cerebro, una iniciativa promovida por la Federación Mundial de Neurología para concientizar sobre la salud cerebral en todo el planeta.
Este 2025, el enfoque está puesto en el cuidado de este órgano vital a lo largo de toda la vida, en un contexto donde, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de una de cada tres personas en el mundo vive con una afección neurológica, lo que convierte a estos trastornos en la principal causa de enfermedad y discapacidad global.
“El cerebro es el ‘director de orquesta’ del cuerpo humano, ya que regula funciones esenciales como las emociones, el lenguaje, la memoria y la respiración. Contrario a lo que se cree, utilizamos el 100 % de nuestra capacidad cerebral, solo que diferentes áreas se activan según la tarea”, explica la doctora Yamile Calle López, neuróloga.
Por su parte, el doctor Carlos Arturo Campo Ternera, neurólogo pediatra, subraya que la infancia es una etapa crítica para el desarrollo cerebral. “El cerebro en la infancia tiene una gran capacidad de adaptación, pero esa plasticidad depende de un entorno estimulante y de intervenciones oportunas cuando hay señales de alerta”, afirma.
El envejecimiento poblacional, sumado al aumento de factores de riesgo como el sedentarismo, el estrés crónico, una dieta poco balanceada y los traumas craneales, ha incrementado la incidencia de estas enfermedades. Por ello, los especialistas hacen un llamado urgente a promover hábitos de vida que protejan el cerebro en cada etapa.
Las pautas para cuidar de su cerebro
Entre las recomendaciones de los expertos se destaca la alimentación saludable, rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescados grasos como el salmón, frutos secos y grasas buenas como las del aguacate y el aceite de oliva. Este tipo de dieta fortalece la conexión neuronal y protege contra el deterioro cognitivo.
La actividad física, realizada al menos cinco veces por semana, mejora la oxigenación cerebral y favorece la neuroplasticidad. Asimismo, dormir entre siete y ocho horas por noche es esencial para la consolidación de recuerdos, la regulación emocional y la limpieza de toxinas cerebrales.
Otras estrategias incluyen la estimulación cognitiva mediante lectura, juegos mentales, música o aprendizaje de idiomas; la construcción de vínculos afectivos sanos y la gestión del estrés a través de respiración consciente o meditación. Evitar el consumo de alcohol, tabaco y drogas también es clave, al igual que prevenir caídas o golpes que puedan derivar en traumas craneoencefálicos.
Edwin Caicedo/El Tiempo GDA