Redacción El País
La piel del rostro es más delgada y está más expuesta que otras partes del cuerpo, lo que la hace propensa a irritaciones, enrojecimiento y brotes de acné.
Según la American Academy of Dermatology, uno de los errores frecuentes en el cuidado facial es usar productos e ingredientes no diseñados para el rostro.
Entre los más comunes que se deben evitar están el vaporub, que puede obstruir poros y causar dermatitis; la vitacilina usada sin supervisión, que puede generar irritación; el aceite de coco, que tapa los poros en pieles mixtas o grasas; y el jabón Zote, que altera el pH natural causando resequedad.
Además, cremas con esteroides como el barmicil deben usarse solo bajo receta médica, ya que su mal uso puede provocar daños hormonales y brotes. Las mascarillas caseras hechas con limón, bicarbonato o vinagre pueden causar quemaduras y sensibilidad al sol. Incluso exfoliantes caseros con sal o azúcar pueden provocar microlesiones y desbalancear la piel.
También es importante evitar el uso de aceites en las pestañas sin asesoría, pues son productos oclusivos que pueden afectar la vista si entran en contacto con los ojos.
Para un skincare responsable, lo esencial no es acumular productos, sino elegir aquellos que respeten el equilibrio natural de la piel. Se recomienda evitar recetas virales sin respaldo científico, probar cualquier producto en una zona pequeña antes de usarlo en el rostro y consultar con un dermatólogo antes de introducir nuevos tratamientos.
Ingredientes como la niacinamida, ácido hialurónico y ceramidas cuentan con respaldo científico y suelen ser compatibles con la mayoría de los tipos de piel.
En resumen, una rutina efectiva es aquella que aprende a restar productos dañinos para dejar solo lo que realmente beneficia a la piel.
En base a El Universal/GDA