Redacción El País
La imagen es universal: un perro escucha su nombre, oye un ruido extraño o ve un objeto nuevo, y de inmediato ladea la cabeza con curiosidad. Aunque este gesto de nuestras mascotas resulta entrañable, la ciencia apenas comienza a descifrar qué hay detrás de este comportamiento tan frecuente como misterioso.
Un estudio reciente publicado en Animal Cognition ofrece pistas inéditas. La investigación, liderada por Andrea Sommese y su equipo, fue analizada por el doctor Marc Bekoff —profesor emérito de ecología y psicología evolutiva de la Universidad de Colorado, Boulder—, quien señala que la inclinación de cabeza podría tener significados más complejos de lo que se creía.
Un gesto canino que podría revelar procesamiento cognitivo
Durante décadas, muchos investigadores asumieron que los perros inclinaban la cabeza para recopilar más información sensorial: ajustar la orientación de sus oídos, mejorar la visión o captar mejor los olores. Sin embargo, el nuevo estudio sugiere que el gesto estaría más relacionado con cómo procesan la información que ya conocen.
Para comprobarlo, los expertos evaluaron a 40 perros durante tres meses. A cada uno se le enseñaron los nombres de dos juguetes nuevos y se los puso a prueba en sesiones mensuales. Cuando los dueños pedían: “¡Traé la cuerda!”, los animales debían buscarla en una habitación distinta.
En cada intento se observó si el perro inclinaba o no la cabeza. El resultado más llamativo: solo algunos canes aprendieron rápidamente los nombres de los objetos. Estos fueron clasificados como “aprendices dotados de palabras” (ADP). Y fueron justamente ellos quienes inclinaron la cabeza con mayor frecuencia.
Según los autores, esto indica que el gesto podría no activarse únicamente por un estímulo novedoso, sino cuando el perro reconoce una palabra y necesita concentrarse para procesar su significado. Sería, en otras palabras, un marcador de atención.
Border collies y la necesidad de expandir la investigación
Todos los perros que inclinaron la cabeza de manera consistente eran border collies, una raza famosa por su inteligencia y capacidad de aprendizaje. Esto no significa que otras razas no lo hagan, pero sí abre una pregunta: ¿existen diferencias cognitivas entre razas que podrían explicar el fenómeno?
Los investigadores insisten en ampliar el estudio a perros más diversos antes de sacar conclusiones definitivas.
Otro hallazgo intrigante: los perros que inclinaban la cabeza tendían a hacerlo siempre hacia el mismo lado. Esto plantea la hipótesis de que, al igual que los humanos tenemos una mano dominante, los perros podrían tener una preferencia lateral que influya en cómo procesan los estímulos.
Aún no hay respuestas claras, pero la idea abre una nueva línea de investigación.
Un comportamiento que comparten lobos, zorros y otros cánidos
La inclinación de cabeza no es exclusiva de los perros domésticos. Los lobos, coyotes, chacales y zorros también realizan este gesto en distintas situaciones, desde la exploración del entorno hasta la atención frente a posibles amenazas.
Para Bekoff, esto sugiere un componente funcional: obtener más información del entorno, sobre todo cuando algo despierta el interés o requiere una evaluación cuidadosa.
El investigador propone otra posibilidad: que el gesto tenga un componente social o contagioso. Es decir, que un perro incline la cabeza al ver a otro hacerlo, interpretando que algo merece atención. Este aspecto requiere estudios adicionales para determinar si se trata de comunicación intencional o simplemente de imitación.
A pesar de que los humanos lo interpretamos como señal de ternura, la inclinación de cabeza en los perros podría estar vinculada a mecanismos cognitivos complejos, atención selectiva y procesamiento de palabras que conocen.
Mientras la ciencia avanza, una cosa es segura: ese pequeño gesto que nos derrite el corazón podría ser, en realidad, una ventana al mundo interior de los perros y a la forma en que intentan comprendernos mejor.
En base a El Tiempo/GDA