El orden exacto para armar el árbol de Navidad: luces, adornos y estructura para que quede frondoso

El secreto de un árbol equilibrado está en el método: desde asegurar la base y esponjar las ramas, hasta la técnica del zigzag para las luces. Seguí este paso a paso para lograr volumen y profundidad.

Familia armando el arbolito de navidad
Familia armando el arbolito de navidad
Imagen creada por Chat GPT

Redacción El País
Hoy, como marca la tradición, muchas familias arman el arbolito de Navidad, un ritual que inaugura la temporada y llena la casa de espíritu festivo. Más allá del costado simbólico, lograr un árbol equilibrado y con buena presencia requiere paciencia, método y un orden que va de la estructura a los detalles finales.

La regla general: primero la base y el volumen, luego las luces y por último los adornos.

Primero, la estructura: base firme y volumen bien distribuido

El primer paso para un árbol que luzca frondoso y parejo empieza por asegurarse de que la base quede firme, algo clave en los modelos altos o muy cargados. En los artificiales, conviene montar las piezas desde la parte superior hacia abajo —como indican muchos fabricantes— y revisar que encajen sin juego.

Después llega el despliegue total de las ramas, una tarea que demanda un poco de paciencia: abrir cada punta en distintos ángulos evita huecos y genera la clásica silueta cónica que todos buscamos. Este “esponjado” inicial define el volumen real del árbol y previene esos espacios vacíos que se notan enseguida cuando se prenden las luces. También es buen momento para ajustar el tronco y decidir si las ramas inferiores irán al ras del piso o ligeramente elevadas, según el estilo de cada hogar.

arbolito de navidad

Las luces van antes: cómo colocarlas para que queden parejas y profundas

Con la estructura pronta, llega la etapa de la iluminación, que siempre debe ir antes de los adornos. Las luces LED, además de seguras, aportan un brillo más parejo y no levantan temperatura. La recomendación es comenzar desde la base —cerca del enchufe— y avanzar hacia arriba, metiendo el cable hacia el interior de las ramas para generar mayor sensación de profundidad.

La técnica del zigzag funciona muy bien: se entra y sale de la estructura, evitando rodear el árbol como un espiral continuo. Una vez colocadas, conviene encenderlas para revisar que no queden sectores oscuros o zonas sobrecargadas. Esa prueba rápida permite corregir a tiempo sin tener que desarmar toda la vuelta.

Mujer armando el árbol de Navidad.
Mujer armando el árbol de Navidad.
Foto: Freepik.

Cintas, guirnaldas y adornos: el orden que asegura armonía

Recién después se pasa a la decoración, que también tiene su estrategia. Las cintas y guirnaldas van primero, colocadas en espiral suave y sin tensarlas para que acompañen la caída natural de las ramas. Luego llega el turno de los adornos grandes, que suman volumen y conviene ubicar hacia el interior para que la estructura gane profundidad visual.

Sobre las puntas se distribuyen las piezas protagonistas —esferas, figuras o adornos temáticos— siguiendo la llamada “regla de la pirámide”: más cantidad en la base, menos en la cima, para mantener equilibrio. Al final se colocan los detalles pequeños y, como broche, la clásica estrella o figura elegida para la cúspide. El faldón que cubre la base completa la escena y aporta prolijidad.

En base a La Nación/GDA

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