Ya lo dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS): la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar integral. Existen varias terapias que ayudan a alcanzar ese bienestar, y la aromaterapia es una de ellas.

La aromaterapia es un tratamiento alternativo cuyos orígenes se remontan a los antiguos egipcios. Empleaban distintos aceites naturales a base de eucalipto, lavanda o clavo de olor como parte de su método curativo y cosmético, en baños y para aromatizar los templos. Cleopatra, una reina famosa por su gran belleza, solía recurrir a estas artes: se dice que se prodigaba tratamientos de piel a base de aceites esenciales, que rellenaba su colchón con pétalos de rosas, y que cuando tenía que realizar negociaciones se perfumaba el pelo y el ambiente con jazmín.

Pamela Ruiz, ingeniera y directora de Esencias & Aromas, señaló que este método se basa en el uso de aceites esenciales, los cuales son extraídos de plantas, flores o hierbas que contienen moléculas olfativas, al igual que componentes químicos de cada especie.

Asimismo, Johnny Ferrer, del Centro de Terapias y Salud, dijo que esta terapia está enfocada en estimular sensorialmente el sistema nervioso central y generar una conexión con los órganos internos, mejorando la salud y el bienestar en general. Es importante realizar un diagnóstico previo para determinar la patología del paciente y así elegir el aceite esencial y proponer un tratamiento, que puede estar ligado a técnicas como el shiatsu, la reflexología, la acupuntura o masajes.

Los masajes con aromaterapia suelen realizarse mediante dos métodos: por inhalación (colando la esencia y colocándola en un difusor, lo que permite la liberación de un aroma agradable) y por aplicación directa en la piel.

Ruiz explicó que los aceites esenciales poseen propiedades diversas, las cuales facilitan los masajes con aromaterapia según la necesidad de cada persona. Para masajes románticos, se sugieren aromas a rosa, canela, vainilla y sándalo; para meditativos, mirra, patchulie, sándalo e ylang-ylang (flor originaria de Madagascar); para tratamientos equilibrantes, son buenos el geranio, albahaca y clavo de olor; en masajes relajantes se suele usar manzanilla, jazmín, enebro o lavanda; para los energizantes, lemongrass, bergamota, pomelo y té verde; y para los masajes purificantes son buenos el tomillo, ciprés, citronella y mejorana.

Una vez que nuestros receptores olfativos captan los aromas, estos ingresan al bulbo olfativo y a través de las sinapsis nerviosas viajan directamente a la corteza olfativa, es decir, a la parte del cerebro que se encarga de recibir estas entradas sensoriales.

Los masajes olfativos se dirigen directamente al cerebro, por lo que podemos experimentar un cambio notable en nuestro estado de ánimo cuando estamos expuestos a determinados olores. Además, la corteza olfativa también es parte de nuestro sistema límbico, encargado de regular emociones como el dolor, el placer, la ira, el miedo y la tristeza, entre otros. Definitivamente, cada aceite esencial empleado en la aromaterapia tiene su propio impacto en nuestras emociones.

El tratamiento con aromas ayuda a liberar las tensiones, mejora el funcionamiento del sistema nervioso, y a través de masajes tonifica la piel y activa la circulación. También fortalece y recupera la elasticidad de los músculos, alivia el dolor y mejora la digestión. Finalmente, la aromaterapia es muy buena como relajante y estimulante, y para combatir el insomnio, el estrés y la depresión.

(Por El Comercio GDA)