¿Alguna vez te preguntaste por qué comer ensalada antes de una comida calórica? Tal vez pensaste que es para llenarte, gestionar la ansiedad y así comer menos después. Si bien esa lógica aplica hay una razón científica más profunda: comer verduras crudas y con cáscara antes de las comidas que contienen almidón (carbohidratos, que al digerir convertimos en glucosa/azúcar) como la pasta, la papa, el arroz, las tartas o las empanadas puede tener un impacto positivo en tu metabolismo.
Varios estudios demostraron que la secuencia en la que consumimos los alimentos modula lo que sucede en nuestro cuerpo después de comer. Si tras una comida pesada sentís sueño profundo o hambre insaciable al poco rato, se debe a cómo el cuerpo maneja la digestión y los niveles de insulina y glicemia postprandial.
Cuando consumimos directamente alimentos ricos en almidón sin acompañarlos de vegetales el impacto sobre la glicemia y la insulina es mucho mayor. Esto puede llevar a que sientas más hambre poco después, más pereza, letargo y fatiga. También puede afectar negativamente la forma en que tu cuerpo metaboliza estos alimentos, haciendo más probable la acumulación de grasa.
Si sos mujer en peri o post menopausia esto es aún más importante porque tu equilibrio glicemia-insulina ya está desafiado por la revolución hormonal de esta etapa.
Equilibrio a la hora de comer
Nunca subestimes el poder de las verduras. Incluir una ensalada antes de la comida principal, especialmente con verduras crudas, puede cambiar este escenario. La fibra en las verduras compite con los carbohidratos, ralentizando su absorción y mitigando los picos de insulina y glicemia.
Comer una ensalada pequeña antes de disfrutar de una pizza o un plato de pasta no solo ayuda a gestionar mejor el almacenamiento de grasa sino que también mejora cómo te sentís después de comer.
Comer con inteligencia no se trata solo de porciones. No cometas el error de pensar que evitar la grasa abdominal o los rollitos en la zona del sostén se logra únicamente reduciendo la cantidad de comida. Incorporar verduras antes de estas puede ser una estrategia efectiva y científicamente respaldada. No se trata de eliminar los placeres de la vida sino de encontrarlos con equilibrio, disfrutarlos sin culpa y con menos impacto negativo en tu salud y peso.
Estrategias a la hora de comer
Si bien las verduras pueden ser grandes aliadas no funciona exactamente igual con las frutas. Aunque estas son saludables contienen azúcares que pueden aumentar la glicemia.
Si la ensalada previa no te seduce, una buena alternativa para incorporar esas verduras de las que hablamos es mezclarlas con el plato, por ejemplo con la pasta. Una vez más: no se trata de eliminar alimentos calóricos sino de comerlos de manera inteligente.
Si te cuesta controlar el peso o tendés a comer en exceso, incorporar estos hábitos puede ser un cambio positivo. No se trata de limitarse y restringir sino de aprender a comer de manera de que tu cuerpo lo agradezca y disfrutes de cada bocado con bienestar. Recordá que la clave es también disfrutar de los pequeños placeres todos los días, no solo asociarlos a días específicos como los fines de semana.
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