Lo que tenés que comer para mejorar tu memoria y concentración cuando llegaste a la tercera edad

Gracias a sus propiedades nutricionales, ciertos alimentos pueden ayudar a fortalecer la memoria, mejorar la concentración y proteger al cerebro del deterioro cognitivo.

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Foto: Pixnio.

Redacción El País
Existe una estrecha relación entre la nutrición y la fragilidad cognitiva. Una dieta adecuada, combinada con ejercicio físico y entrenamiento cognitivo, puede retrasar el deterioro y potenciar las funciones cerebrales.

Seguir una dieta mediterránea, rica en vegetales y aceite de oliva, aporta beneficios medibles para la salud cognitiva.

Una alimentación equilibrada, rica en antioxidantes, ácidos grasos esenciales y vitaminas, mejora la circulación cerebral y protege las células nerviosas del envejecimiento.

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Foto: Commons.

6 alimentos clave para la memoria y la concentración

  1. Frutas y verduras: Los arándanos, fresas, naranjas, brócoli y espinacas son ricos en antioxidantes y vitamina C, que protegen las neuronas y mejoran el flujo sanguíneo al cerebro.
  2. Pescados grasos: El salmón, la caballa y el atún aportan omega-3, esenciales para la memoria y la concentración, además de reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
  3. Frutos secos: Nueces, almendras y avellanas contienen vitamina E y grasas saludables que favorecen la función cognitiva y ayudan a mantener la atención durante el día.
  4. Cacao puro: El chocolate negro (mínimo 85% de cacao) y el cacao en polvo aportan flavonoides que mejoran la circulación cerebral y potencian el rendimiento intelectual.
  5. Legumbres: Lentejas, garbanzos y porotos son fuentes de ácido fólico, proteínas y fibra, fundamentales para regenerar las células cerebrales y mantener la función cognitiva.
  6. Aceite de oliva virgen extra: Rico en grasas saludables y antioxidantes, mejora la circulación cerebral, disminuye la inflamación neuronal y favorece la concentración.

Recomendaciones finales

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Foto: Commons.

Consultar con un especialista en nutrición antes de modificar la dieta, especialmente en personas mayores con enfermedades preexistentes o bajo tratamiento. Una guía profesional permite prevenir problemas como pérdida de memoria a corto plazo, dificultades de atención o problemas de concentración en la vida diaria.

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