Redacción El País
Un avance reciente en biotecnología vegetal identificó un compuesto capaz de multiplicar por tres la cantidad de vitamina E presente en las hojas de distintas especies. El hallazgo, desarrollado por equipos de investigación europeos y publicado en Plant Biotechnology Journal, propone una alternativa innovadora para enriquecer alimentos de origen vegetal sin recurrir a modificaciones genéticas.
La vitamina E —un antioxidante clave para la salud humana y animal— es producida de forma natural por las plantas como mecanismo de defensa frente al estrés ambiental. Aumentar su concentración en los cultivos ha sido durante años un objetivo de la biofortificación, una estrategia que busca mejorar el perfil nutricional de los alimentos desde su origen. Hasta ahora, ese camino se apoyaba principalmente en cambios genéticos o en ajustes de las condiciones de cultivo.
El nuevo compuesto, conocido como X57, introduce un enfoque distinto. Según detallan los investigadores, actúa a través de una “triple estrategia” simultánea: estimula la producción de tocoferoles (las formas biológicas de la vitamina E), bloquea rutas metabólicas que compiten por los mismos precursores y favorece el almacenamiento de la vitamina en estructuras celulares especializadas. La combinación de estos tres mecanismos permitió duplicar e incluso triplicar los niveles de vitamina E en hojas, en comparación con plantas no tratadas.
Un dato relevante es que el compuesto logró restaurar la producción de vitamina E incluso en plantas con dificultades genéticas para sintetizarla, lo que refuerza su potencial como herramienta para reactivar procesos metabólicos ya existentes. Las pruebas se realizaron en modelos vegetales ampliamente utilizados en investigación científica y en cultivos celulares, con resultados consistentes.
Biofortificación sin modificar genes
Uno de los aspectos más destacados del descubrimiento es que X57 no altera el ADN de las plantas. Se aplica directamente sobre las hojas o en el medio de crecimiento y actúa modulando procesos naturales. Para los especialistas, esto lo convierte en una alternativa más simple y potencialmente aceptable para sistemas productivos, especialmente en contextos donde el uso de organismos genéticamente modificados genera debate o restricciones.
Desde la nutrición y la salud pública, el impacto podría ser significativo. La vitamina E cumple un rol esencial en la protección de las células frente al daño oxidativo y su déficit sigue siendo un problema en diversas poblaciones. Contar con cultivos que aporten mayores cantidades de este nutriente podría contribuir a mejorar la calidad de la dieta de forma sostenida.
Las aplicaciones del compuesto no se limitan a la agricultura. En la industria alimentaria, permitiría desarrollar materias primas naturalmente enriquecidas en antioxidantes. En el ámbito cosmético, la vitamina E es ampliamente valorada por sus propiedades protectoras y regeneradoras, lo que abre nuevas oportunidades de uso.
Los investigadores aclaran que aún es necesario profundizar en el estudio de los efectos del compuesto y optimizar su producción antes de una aplicación a gran escala. Sin embargo, subrayan que X57 no solo tiene potencial práctico, sino que también ofrece una herramienta científica valiosa para comprender mejor cómo las plantas regulan la producción, el uso y el almacenamiento de la vitamina E.
El descubrimiento refuerza una idea clave de la biotecnología actual: mejorar el valor nutricional de los alimentos no siempre implica reescribir la genética, sino aprender a potenciar con precisión los mecanismos que la naturaleza ya puso en marcha.
En base a El Tiempo/GDA