Cómo lavar las frutillas correctamente y el truco para conservarlas en la heladera por más tiempo

Si se eligen bien, se lavan de manera adecuada y se conservan correctamente, las frutillas pueden mantenerse frescas por más tiempo y conservar su sabor característico.

Bol con frutillas.
Bol con frutillas.
Foto: Freepik

Redacción El País
Entre septiembre y diciembre, las frutillas alcanzan su punto óptimo: están más sabrosas, más económicas y con la mayor concentración de nutrientes. Versátiles y livianas, pueden transformar casi cualquier preparación, desde licuados y smoothies hasta ensaladas, postres, bizcochuelos y mousses. Pero para disfrutar realmente el sabor de esta fruta y evitar que se echen a perder antes de tiempo, es clave saber elegirlas, lavarlas y conservarlas correctamente.

A continuación, una guía práctica para aprovecharlas al máximo durante su temporada alta.

Cómo elegir frutillas frescas y sabrosas

Los especialistas recomiendan observar tres aspectos fundamentales antes de llevarlas al carrito:

  • Textura: deben estar firmes al tacto, pero no duras. Evitá aquellas con golpes o zonas blandas.
  • Color: cuanto más rojo intenso y uniforme, mejor. Si tienen áreas blancas o verdosas, es señal de que no maduraron completamente.
  • Aroma: una buena frutilla debe desprender un perfume dulce y fresco.
  • Hojas: las del pedúnculo deben lucir verdes y vivas, no marchitas.

Siempre conviene comprarlas en temporada —entre septiembre y diciembre en Uruguay— cuando su calidad es superior y el precio, más accesible.

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Rebosante de nutrientes.
Foto: Flickr.

Cómo lavar correctamente las frutillas

Uno de los errores más comunes es lavarlas recién cortadas o de forma superficial. El lavado adecuado no solo evita contaminación, sino que también prolonga su vida útil.

  1. Enjuagarlas bajo el agua de la canilla, frotándolas suavemente para retirar restos de tierra sin dañarlas. Reservar.
  2. Llenar la bacha con agua potable a temperatura ambiente.
  3. Agregar lavandina apta para alimentos en la proporción indicada por el fabricante (generalmente, 2 gotas por litro).
  4. Sumergir las frutillas y dejarlas reposar 10 minutos.
  5. Retirarlas con manos limpias, colocarlas sobre papel absorbente o un repasador limpio y dejarlas secar por completo.

Cómo conservar las frutillas en la heladera

Las frutillas son delicadas y pueden estropearse rápido, pero existe un método muy eficaz para que duren más. Una vez limpias y secas, hay que colocarlas en un recipiente con papel absorbente en el fondo, lo que ayuda a controlar la humedad.

También sirve cubrir la parte superior con papel film y hacer pequeños agujeros para permitir la circulación del aire. Es importante evitar amontonarlas: cuanto más separadas estén, menos se machucan. Y no quitarles las hojas verdes hasta el momento de consumirlas.

Las frutillas congeladas son una gran opción para usar en licuados, preparaciones frías o postres. Retirar los cabitos, secarlas bien y colocarlas en un recipiente donde no se toquen entre sí. Otra opción es congelarlas juntas: quedarán como un bloque, ideal para smoothies.

¿Un truco extra? Colocarlas en una cubetera con agua. Al congelarse, funcionan como “hielos de frutilla”, perfectos para saborizar agua o bebidas frías en verano.

Frutillas
Frutillas.
Foto: Freepik.

Los beneficios de consumir frutillas

Además de su sabor, las frutillas destacan por ser una de las frutas con menor aporte energético: solo 32 kcal cada 100 gramos. También concentran una gran variedad de vitaminas esenciales:

  • Vitamina A: clave para la visión y para el desarrollo de tejidos.
  • Vitamina C: fundamental para la reparación celular y el fortalecimiento del sistema inmune.
  • Vitamina E: antioxidante, ayuda a proteger las células y favorece la circulación.
  • Vitaminas B1, B2, B3 y B6: colaboran en la obtención de energía y en la producción de glóbulos rojos.

Si se eligen bien, se lavan de manera adecuada y se conservan correctamente, las frutillas pueden mantenerse frescas por más tiempo y conservar su sabor característico. Y si se congelan, pueden disfrutarse mucho más allá de su temporada natural. ¿El resultado? Más color, más aroma y más opciones para incorporarlas fácilmente a la alimentación diaria.

En base a La Nación/GDA

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