Redacción El País
Si ya no sabés con qué acompañar tus comidas y las ensaladas o los arroces dejaron de entusiasmarte, la cocina italiana siempre ofrece buenas alternativas.
La pasta es uno de esos platos que transmiten calidez y tradición, y por eso se ha convertido en uno de los favoritos en todo el mundo.
En Italia, la pasta es un ritual cotidiano y un acto cultural. Cada región expresa su identidad a través de sus formas y salsas: en el norte predomina la suavidad de la pasta fresca con huevo —como los tagliatelle con manteca y salvia—, mientras que el sur celebra la textura firme de la sémola en preparaciones como penne o fusilli, ideales para capturar el sabor del tomate y el aceite de oliva.
La Accademia Italiana della Cucina la describe como “una tradición que combina simplicidad y excelencia”, una definición que resume su esencia: pocos ingredientes, mucho sabor e infinitas posibilidades.
Aunque se han intentado documentar los distintos estilos de corte y preparación, en la práctica hay tantas formas de hacer pasta como familias italianas. Por eso suele relacionarse con las nonnas, quienes históricamente preparaban los alimentos y reunían a la familia alrededor de la mesa.
Entre las preparaciones más conocidas está el spaghetti carbonara, un clásico que destaca por su sencillez y técnica. A continuación, la receta tal como se comparte tradicionalmente.
Cómo se hace el spaghetti carbonara
Ingredientes:
500 g de spaghetti
150 g de panceta en cubos
150 g de queso parmesano
4 yemas de huevo
1 cucharada de manteca
Sal y pimienta al gusto
Preparación:
Dorar la panceta en cubos en una sartén con un poco de manteca. Escurrir sobre papel absorbente y reservar.
Mezclar las yemas de huevo con el queso parmesano en un recipiente. Reservar.
Cocer la pasta en 5 litros de agua hirviendo con sal. Reservar un poco del agua de cocción.
En una sartén, colocar la pasta caliente, agregar la panceta y la mezcla de huevo con queso, moviendo vigorosamente. Añadir un poco del agua de cocción hasta obtener una textura de salsa.
Servir caliente y sazonar con sal y pimienta al gusto.
Una receta sencilla, clásica y con toda la identidad de la cocina italiana.
En base a El Universal/GDA