Millones de personas son afectadas día a día por el colesterol alto y la pérdida de masa muscular que ocurre debido al envejecimiento. Para quienes enfrenten este problema, existe una fruta accesible y deliciosa que puede hacer maravillas.
Se trata de las uvas, cuya inclusión regular en la dieta ofrecería beneficios tanto para el corazón como para los músculos, según recientes hallazgos científicos.
Qué evidencia científica hay acerca del colesterol malo
Un estudio realizado por la Universidad de California y publicado en la revista 'Nutrients' confirma que consumir apenas 10 gramos diarios de uvas contribuye a reducir los niveles de colesterol “malo” (LDL).
La investigación también detectó un incremento en la diversidad de bacterias intestinales, un indicador fundamental para evaluar el estado de la salud metabólica.
Impacto genético sobre los músculos
Además de los beneficios cardiovasculares, otro estudio de la Western New England University, publicado en 'Foods', reveló un efecto positivo en el tejido muscular.
Los expertos observaron que el consumo de uvas influye en la expresión de genes vinculados al desarrollo y mantenimiento de la masa muscular magra. Al mismo tiempo, disminuye la activación de genes relacionados con la degeneración muscular.
Este hallazgo es relevante especialmente para personas mayores, ya que la sarcopenia —la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular asociada a la edad— representa un riesgo creciente para su bienestar y autonomía.
Nutrientes que respaldan las propiedades de las uvas
Las uvas, con una composición de hasta un 80 % de agua, son fuente de múltiples compuestos bioactivos. Las variedades rojas se destacan por su contenido en antocianinas y resveratrol, conocidos por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias e incluso anticancerígenas.
Las verdes, en cambio, concentran quercetina, otro antioxidante con potencial beneficioso. A estos componentes se suman fibra, vitaminas como la C y la K, así como minerales esenciales, entre ellos potasio, hierro, magnesio y fósforo.
La uva, una fruta que tiene potencial nutrigenómico
Más allá de su acción sobre el colesterol, las uvas colaboran en el mantenimiento del equilibrio glucémico, favorecen la regulación del tránsito intestinal y ayudan a controlar la presión arterial. Sin embargo, uno de los aspectos más relevantes de las investigaciones recientes radica en su potencial nutrigenómico.
El estudio reciente sugiere que estas no solo nutren, sino que pueden influir directamente en la forma en que nuestros genes se expresan, especialmente aquellos relacionados con la salud muscular y la gestión de grasas.
Los investigadores aclaran que “esto no quiere decir que comer uvas reemplaza al ejercicio, sino que los investigadores apuntan a un enfoque complementario: la dieta rica en uvas podría potenciar los efectos del ejercicio físico".
Camila Paola Sánchez Fajardo, El Tiempo/GDA
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