Redacción El País
Originaria de Etiopía y Egipto, y valorada desde la antigüedad por griegos y romanos, la alcachofa o alcaucil destaca por su potente acción hepatoprotectora, digestiva y cardioprotectora, respaldada por estudios científicos y expertos en nutrición.
La alcachofa es baja en calorías y rica en:
- Minerales: hierro, calcio, potasio, fósforo y magnesio.
- Vitaminas: A, C, E y del grupo B (incluyendo ácido fólico).
- Compuestos activos: como la cinarina (protectora hepática) y la inulina (fibra prebiótica).
3 razones para incluirla en tu dieta
1. Digestión y salud hepática
- Estimula la producción de bilis, lo cual facilita la digestión de grasas (efecto colerético).
- Desintoxica el hígado: La cinarina promueve la eliminación de toxinas.
- Mejora el tránsito intestinal gracias a su fibra insoluble, como señala la health coach Yael Hasbani.
Precaución: Evitar cruda. Personas con alergias, cálculos biliares o intestino irritable deben moderar su consumo.
2. Corazón sano y control metabólico
- Reduce el colesterol LDL y aumenta el HDL ("colesterol bueno"), según estudios.
- Regula la glucosa en sangre, previniendo resistencia a la insulina (Marchetti).
- Su fibra soluble ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, como destaca una investigación sobre sus efectos hipolipemiantes.
3. Protege el hígado graso
- Un estudio en Phytotherapy Research demostró que 600 mg diarios de extracto de hoja de alcachofa mejoraron marcadores hepáticos en pacientes con hígado graso no alcohólico en solo dos meses.
- Es parte de protocolos terapéuticos como la dieta GAPS, enfocada en reparar la salud intestinal.
¿Cómo consumirla?
- Cocida al vapor (conserva mejor sus nutrientes).
- Hojas en fitoterapia: Usadas secas o frescas por su concentración de antioxidantes y principios activos.