El azúcar es un ingrediente omnipresente en la cocina. Sin embargo, no todos los tipos de azúcar son iguales. El azúcar mascabo, también conocido como azúcar rubia, ha ganado popularidad por ser una alternativa menos procesada que el refinado. Entre las diferencias más citadas entre ambos productos, destaca la presencia de minerales como calcio, potasio y magnesio.
El azúcar mascabo se obtiene del jugo de la caña sin pasar por procesos de refinamiento. Esto permite conservar la melaza natural, una sustancia rica en minerales. Según explica el portal 'Food & Wine', esta melaza aporta al mascabo su color oscuro, textura húmeda y sabor característico con notas a caramelo.
Por el contrario, el azúcar refinado, o azúcar blanca, es sometido a un proceso industrial intensivo que elimina por completo la melaza. Esto le confiere una textura más fina y un sabor neutro, pero también elimina casi todos los nutrientes presentes en la caña de azúcar.
De acuerdo con el portal especializado 'Tua Saúde', 100 gramos de azúcar mascabo contienen:
- Calcio: 126 mg.
- Potasio: 521 mg.
- Magnesio: 79,9 mg.
En comparación, el azúcar refinado carece prácticamente de estos minerales debido a su alto nivel de procesamiento. Pero, aunque la diferencia nutricional existe, los expertos coinciden en que las cantidades presentes en el mascabo no representan un aporte significativo dentro del contexto de una dieta equilibrada.
¿El azúcar mascabo es más saludable?
Especialistas en nutrición señalan que, si bien el azúcar mascabo contiene trazas de minerales como hierro, calcio, potasio y magnesio, su consumo debe ser igualmente moderado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los azúcares añadidos no superen el 10 por ciento de las calorías diarias, siendo lo ideal no más del cinco por ciento.
Desde el punto de vista energético, ambos tipos de azúcar son similares. Por ejemplo, 100 gramos de azúcar mascabado aportan 382 kcal, una cifra comparable a la del azúcar refinado. Además, ambos pueden impactar en los niveles de glucosa en sangre.
La elección entre azúcar mascabo y refinado depende más del uso culinario y del sabor preferido que del valor nutricional. El mascabo puede aportar una profundidad de sabor y una textura particular a recetas como galletas, postres o salsas.
Por otro lado, el azúcar refinado sigue siendo la opción más común en la industria por su sabor neutro y disolución rápida. La recomendación general sigue siendo la misma: reducir al máximo la ingesta de azúcares añadidos, independientemente de su tipo.
Sofía Arias Martínez, El Tiempo/GDA