Sol Valls, La Nación/GDA
El choclo, también conocido como maíz, elote, jojoto y mazorca en distintos países de la región, es uno de los alimentos más básicos y recurrentes de la gastronomía latinoamericana. Su domesticación comenzó hace aproximadamente 9.000 años en la región del actual México. Generalmente es blanco o amarillo, pero también existe en variedades rojas, moradas y azules.
Se trata de un vegetal que, gracias a su versatilidad culinaria y aportes nutricionales, se usa como ingrediente en múltiples platos; tradicionales y modernos, fríos y calientes, dulces y salados.
Se puede saborear el choclo en guisos, tartas, empanadas, pasteles, postres, ensaladas, guarniciones y también solo. De hecho, el choclo caliente con manteca y sal es una de las ofertas más comunes de los vendedores ambulantes que caminan las playas.
“El choclo es un alimento rico en carbohidratos complejos, proteínas, fibra, vitaminas y minerales esenciales”, sintetiza Matías Marchetti, nutricionista especializado en alimentación deportiva. “Esto lo convierte en una buena fuente de energía que favorece la salud digestiva y contribuye a la sensación de saciedad”. Según Healthline, el sitio web estadounidense que se especializa en corroborar y compartir información sobre temas de salud, 100 gramos de choclo hervido contienen 96 calorías, un 73% de agua, 21 gramos de carbohidratos (principalmente almidón), alrededor de 4,5 gramos de azúcar, 3,4 gramos de proteína (aunque de baja calidad), 2,4 gramos de fibra y 1,5 gramos de grasas.
Beneficios del consumo de choclo
El consumo de choclo se asocia con varios beneficios para la salud. Entre ellos, Marchetti destaca los siguientes:
Salud digestiva: “El choclo es una buena fuente de fibra. Esta promueve una digestión saludable, ayudando a regular el tránsito intestinal y prevenir el estreñimiento”, explica. La vitamina B1, por su parte, también presente en el alimento, juega un rol importante en la función del metabolismo.
Control de peso: Por otro lado, la combinación de carbohidratos complejos y fibra, indica Marchetti, genera una sensación de saciedad que puede ayudar a controlar el apetito y, en consecuencia, el peso corporal.
Boost de energía: Otro de los beneficios de los carbohidratos complejos es que proporcionan energía sostenida, señala Marchetti; con lo cual consumir maíz es un snack ideal.
Salud cardiovascular: Por último, estudios sugieren que los granos integrales con contenido de fibra, potasio y magnesio, como es el caso del maíz, pueden contribuir a la reducción de la presión arterial, disminuir el riesgo de resistencia a la insulina, reducir el daño a los vasos sanguíneos y mejorar los niveles de colesterol, disminuyendo así el riesgo de enfermedades cardíacas.
A pesar de ser un alimento rico en nutrientes, Marchetti hace énfasis en que su contenido calórico y de carbohidratos es significativo y que, por eso, las personas con condiciones como la diabetes deberían consumirlo con moderación y dentro de un plan alimentario equilibrado supervisado por un especialista.
Para el especialista, una porción adecuada de choclo es de alrededor de media taza al día, de dos a tres veces por semana; siempre ajustando el consumo a las necesidades calóricas y nutricionales individuales. Además, recomienda consumirlo junto con otras legumbres para potenciar sus beneficios. “Si los combinamos con estos, se complementan los aminoácidos y mejoran la calidad proteica”.
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