La Copa del Mundo de la Viennoiserie 2025 se realizó en Francia del 8 al 11 de noviembre, con la participación de 14 países y expertos del sector.
En ese marco, un joven panadero uruguayo logró destacarse entre los mejores del mundo: Leandro Ganem, de 30 años, nacido en Melo (Cerro Largo).
Ganem comenzó su camino en la gastronomía a los 18 años, cuando se mudó a Montevideo para estudiar en Gato Dumas. Aunque inició formándose en cocina, pronto descubrió que su interés estaba en la panadería. Tras algunos años de entrenamiento y trabajo, pasó cuatro años en La Résistance Boulangerie, un período que marcaría su formación. Más tarde decidió viajar a Francia para seguir capacitándose en distintas escuelas y programas vinculados al oficio.
“Llevo dos años en Francia, pero ya es hora de volver a Uruguay porque extraño mucho a mi familia y amigos. Sinceramente, pude aguantar estos dos años gracias a que mi pareja me acompañó en este proceso tan difícil. Tenemos un bebé de dos meses y queremos criarlo en Uruguay”, contó.
Su participación en el certamen surgió a partir de su desempeño en Francia. Detalló: "Allí vieron mi trabajo, consideraron que era de buen nivel y que estaba apto para competir en la Copa del Mundo representando a Uruguay. A partir de eso, me contactaron para formar parte del campeonato”.
El concurso tuvo lugar en Vannes, en la región de Bretaña, y reunió a panaderos de distintos países en un ambiente de alta exigencia. “Fue una experiencia increíble, con participantes de distintos países y un nivel de competencia muy alto”, señaló. El certamen reunió a profesionales de alto nivel provenientes lugares como Francia, Suiza, Corea del Sur, Taiwán, Uruguay, Italia, Venezuela, Estados Unidos, y Marruecos, entre otros.
La competencia era individual, aunque cada participante trabajaba con un coach que acompañaba todo el proceso. Los jurados evaluaban técnica, sabor, presentación y originalidad dentro del área de la viennoiserie.
En ese contexto, Ganem obtuvo un reconocimiento especial: el premio a mejor laminador del mundo. Según explicó, “es un reconocimiento que se otorgaba dentro de la categoría general de viennoiserie. Competí de forma individual, con el acompañamiento de mi coach. Los jurados evaluaban la técnica, la elegancia al trabajar y el cuidado en los detalles, aspectos en los que destaqué durante la competencia”.
La pieza que presentó estuvo cargada de simbolismo y sensibilidad: levantada sobre una base de libros apilados (como símbolos de conocimiento, transmisión y crecimiento), con esta creación buscó celebrar el aprendizaje y el legado del oficio. Entre las páginas, las elaboraciones de bollería emergen como ideas que se materializan, un tributo poético a la creatividad y a la tradición.
Antes de su etapa francesa, Ganem se había formado en el Centro de Industriales Panaderos del Uruguay (CIPU) y luego ingresó a La Résistance Boulangerie, donde profundizó en técnicas de panadería francesa. “Estuve cuatro años allí, manteniendo una muy buena relación con mi jefe, Daniel, quien fue quien me impulsó a viajar y seguir aprendiendo para crecer profesionalmente”, recordó.
La competencia en Francia fue su debut en un certamen. “Era mi primera competencia; nunca había participado ni a nivel internacional ni nacional. Esta fue la primera vez que competía, aunque me capacité mucho previamente para poder estar preparado y dar lo mejor en la competencia.”
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