Redacción El País
Una revisión publicada en la revista Nutrition Research Reviews analizó las recomendaciones nacionales e internacionales sobre la ingesta de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, con especial atención al ácido eicosapentaenoico (EPA) y al ácido docosahexaenoico (DHA).
El objetivo del estudio fue ofrecer una visión global actualizada de los niveles sugeridos para poblaciones sanas, ante la amplia variabilidad existente entre países, organismos técnicos y etapas de la vida.
Los ácidos grasos omega-3 de cadena larga —DHA, EPA y ácido docosapentaenoico (DPA)— se han vinculado con distintos beneficios para la salud, como el desarrollo cognitivo y visual temprano, el fortalecimiento de la función inmunitaria y la salud cardiovascular. También se los ha asociado con una posible reducción del riesgo de parto prematuro, depresión, deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer. No obstante, los autores aclaran que gran parte de la evidencia disponible es observacional y que la relación causal no ha sido establecida de manera concluyente.
Una mirada global a las guías dietéticas
Las recomendaciones sobre el consumo de omega-3 de cadena larga presentan notables diferencias entre países y regiones. Aunque existe consenso en la importancia de incluir estos nutrientes en la dieta, las guías varían en la forma de expresar las ingestas —miligramos por día, porcentaje del total de ácidos grasos o miligramos por kilogramo de peso corporal— y, en muchos casos, resultan limitadas o inexistentes para determinadas etapas de la vida.
Para cubrir este vacío, los investigadores revisaron 42 documentos técnicos y científicos identificados a través del repositorio de la FAO y búsquedas estructuradas en Google. El 71 % de estos documentos incluía recomendaciones cuantitativas de ingesta de omega-3 de cadena larga, además de mensajes de salud, orientaciones sobre seguridad, límites superiores y suplementación. Más de la mitad de las recomendaciones estaban dirigidas a poblaciones sanas en general, mientras que otras se enfocaban en grupos específicos como lactantes, niños, adultos mayores y mujeres embarazadas o en período de lactancia.
Once de los documentos analizaron pautas para lactantes y niños pequeños. En uno de ellos, se propuso que el DHA represente el 0,32 % de la ingesta total de ácidos grasos durante los primeros seis meses de vida.
Recomendaciones en infancia y adolescencia
Las orientaciones para niños y adolescentes mostraron una elevada heterogeneidad. En Corea, por ejemplo, se estableció una ingesta adecuada de 200 mg diarios de DHA para bebés de hasta cinco meses. En niños de 1 a 3 años, las recomendaciones oscilaron entre 40 mg diarios de EPA + DHA + DPA y 250 mg diarios de DHA + EPA. Para el grupo de 4 a 12 años, las cantidades variaron desde 55 mg diarios a los cuatro años hasta 500 mg diarios a los diez.
En adolescentes de 13 a 18 años, la ingesta adecuada fue desde 70 mg diarios de DPA + DHA + EPA en Australia y Nueva Zelanda hasta 500 mg diarios de DHA + EPA en países como Sudáfrica y Francia. En adultos de 18 años o más, 18 documentos técnicos emitieron recomendaciones, y siete de ellos —incluidos tres de alcance internacional— fijaron como referencia 250 mg diarios de DHA + EPA.
Embarazo, lactancia y vejez
Durante el embarazo, 17 documentos técnicos propusieron ingestas que variaron entre 110 mg diarios de EPA + DHA + DPA en Australia y Nueva Zelanda y hasta 250 mg diarios de DHA o 500 mg diarios de DHA + EPA en Francia. Un documento internacional definió 300 mg diarios de EPA + DHA como un nivel óptimo para el desarrollo fetal e infantil y la salud adulta. En mujeres embarazadas con niveles bajos de omega-3, algunas guías sugirieron aumentos de hasta 1 g diario para reducir el riesgo de parto prematuro.
En el caso de los adultos mayores, cinco documentos establecieron ingestas adecuadas que oscilaron entre 90 mg diarios en mujeres mayores de 51 años y 250 mg diarios en personas mayores de 65. En total, 26 documentos incluyeron mensajes de salud relacionados con la prevención de enfermedades crónicas, el embarazo y la primera infancia.
Seguridad y conclusiones
Varios documentos destacaron la relación entre la ingesta de omega-3 de cadena larga y la salud cerebral, la función visual y la cognición infantil. Un documento internacional subrayó el papel esencial del DHA en el desarrollo cerebral y visual en niños de 0 a 24 meses. En cuanto a la seguridad, no se estableció un límite superior para lactantes de 0 a 6 meses, mientras que en otros grupos infantiles se fijó un máximo de 3 g diarios. Para adultos, el límite superior recomendado de EPA + DHA se situó entre 2 y 5 g diarios.
En conjunto, la revisión concluyó que la recomendación más frecuente a nivel global es una ingesta de 250 mg diarios de DHA + EPA, con un aporte adicional de 100 a 200 mg diarios de DHA durante el embarazo. Los autores advierten que, en muchos contextos, la dieta por sí sola podría no cubrir estos requerimientos, lo que respalda el uso de suplementos y el desarrollo de fuentes alternativas sostenibles de EPA y DHA, especialmente en países donde la ingesta poblacional se mantiene por debajo de los niveles sugeridos.
En base a El Tiempo/GDA
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