Cómo mejorar la alimentación de forma sencilla: cinco claves para comer bien y prevenir enfermedades

La avalancha de consejos puede resultar abrumadora, pero lo cierto es que una dieta equilibrada se logra con pasos pequeños que promuevan el bienestar físico y mental.

Comida saludable
Mujer comiendo ensalada.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Cuidar lo que comemos es una de las formas más simples y poderosas de proteger la salud. Una dieta equilibrada no solo mejora los niveles de energía y fortalece las defensas, sino que también contribuye a envejecer con vitalidad. En tiempos en que los productos ultraprocesados dominan las góndolas, aprender a elegir bien los alimentos se vuelve un acto de autocuidado cotidiano.

La avalancha de consejos y tendencias nutricionales puede resultar abrumadora. Sin embargo, los especialistas son claros: el verdadero cambio llega con hábitos sostenibles, no con soluciones rápidas. Comer bien implica crear una relación sana con los alimentos y dar pasos pequeños, pero constantes, que promuevan el bienestar físico y mental.

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Comida saludable.
Foto: Unsplash.

Claves para una alimentación equilibrada

  1. Volver a lo natural. La base de una buena alimentación está en los alimentos enteros: frutas frescas, verduras, legumbres, granos integrales, frutos secos y proteínas magras. En su estado más simple, estos alimentos aportan los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para funcionar al máximo.
  2. Alejarse de los ultraprocesados. Reducir el consumo de productos cargados de azúcar, grasas trans, sodio y aditivos es fundamental. Al hacerlo, se disminuye la inflamación y el riesgo de enfermedades metabólicas.
  3. No descuidar la hidratación. Beber agua a lo largo del día —y no solo cuando aparece la sed— mantiene el equilibrio interno. Un vaso antes de cada comida favorece la digestión y ayuda a controlar el apetito.
  4. Planificar para elegir mejor. Organizar los menús semanales o adelantar la preparación de algunos ingredientes (como verduras cortadas o legumbres cocidas) facilita mantener el rumbo cuando el tiempo escasea. Comer sin prisa y disfrutar cada bocado también ayuda a conectar con las señales reales del cuerpo.
  5. Combinar proteína y fibra en cada comida. Ambos nutrientes son aliados del bienestar: estabilizan la energía, regulan la glucosa y prolongan la saciedad. Pollo, pescado, huevos, legumbres o tofu son buenas fuentes de proteína; frutas, verduras y cereales integrales, de fibra.

Adoptar una rutina alimentaria más consciente no exige cambios drásticos, sino constancia. Con el tiempo, estos hábitos se traducen en más energía, menos riesgo de enfermedades y una mejor calidad de vida. Comer bien no es una moda: es una forma de cuidarse.

Niña comida saludable
Niña sostiene un brócoli.
Foto: Freepik.

En base a El Universal/GDA

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