La hora ideal para tomar café según la ciencia: el truco del cortisol que retrasa el envejecimiento

Una especialista española en medicina integrativa asegura que el primer café del día no debería tomarse al despertar, sino hora y media después de ver la luz del sol, para no alterar el ritmo hormonal.

Tomar café
Mujer tomando café.
Foto: Freepik.

Redacción El País
En la búsqueda de un envejecimiento saludable, pequeños gestos cotidianos pueden marcar una gran diferencia. Según la médica española Katherine Lozano, especialista en medicina integrativa de la Palasiet Wellness Clinic & Thalasso, tomar café apenas abrimos los ojos podría estar saboteando nuestro equilibrio hormonal y, a largo plazo, acelerar el envejecimiento celular.

La explicación está en la relación entre la luz matinal, la producción de cortisol —la hormona que nos activa al despertar— y el momento en que ingerimos cafeína. “El café tiene propiedades antioxidantes, pero su efecto depende del momento del día en que se consuma”, detalla la especialista en diálogo con El Mundo.

Cortisol, luz y café: una combinación delicada

El cortisol cumple un papel clave: al amanecer, su nivel aumenta de manera natural para suprimir la melatonina (la hormona del sueño) y preparar al cuerpo para iniciar el día. Si en ese momento se introduce cafeína, se interrumpe ese proceso biológico, lo que puede hacer que el organismo dependa cada vez más del estímulo externo del café para activarse.

Por eso, Lozano recomienda esperar alrededor de una hora y media después de exponerse a la luz natural antes de tomar la primera taza. De esa forma, el cuerpo completa su ciclo hormonal y el café potencia su efecto energético y antioxidante sin alterar el ritmo interno.

Una taza de café pronto para tomar
Una taza de café pronto para tomar.
Foto: Pixabay

Radicales libres: los verdaderos enemigos del envejecimiento

La médica subraya que la clave del bienestar a largo plazo radica en mantener a raya los radicales libres, moléculas inestables que dañan las células y aceleran el envejecimiento de tejidos como la piel. Estos compuestos se multiplican con los años, pero también se disparan por factores externos: contaminación, tabaco, estrés, exceso de ejercicio o consumo de ultraprocesados.

Los antioxidantes —presentes en alimentos naturales y también en el café— ayudan a neutralizarlos. Pero si el organismo está sometido a un desequilibrio hormonal constante, incluso los antioxidantes pueden perder eficacia.

Comer con atención: otro hábito que rejuvenece

Además del horario del café, la especialista propone recuperar una relación más consciente con la comida. Explica que existen distintos tipos de hambre y que aprender a reconocerlos es fundamental para cuidar el metabolismo.

El hambre emocional aparece cuando se busca calmar una emoción con comida; suele traducirse en antojos de dulce o salado. El hambre sensorial se activa por estímulos externos, como el aroma del pan recién hecho. En cambio, el hambre fisiológica es la que realmente señala la necesidad de nutrientes.

Comer de manera consciente implica sentarse sin pantallas, saborear los alimentos y masticar despacio —unas 30 veces por bocado—. Esto mejora la digestión y le da tiempo al cerebro a registrar la saciedad, evitando comer de más o buscar alimentos solo por impulso.

Tomar infusión
Mujer toma taza de té.
Foto: Freepik.

Una rutina matinal más inteligente

Retrasar el primer café del día y prestar atención a las señales del cuerpo puede parecer un detalle menor, pero, según la ciencia, son gestos que fortalecen el equilibrio hormonal y reducen la inflamación celular, dos pilares del envejecimiento saludable.

En palabras de Lozano, no se trata de renunciar al café, sino de aprender a aprovecharlo. Al esperar un poco más para la primera taza, el cuerpo despierta con su propio ritmo y la cafeína actúa como un refuerzo, no como un reemplazo. Un cambio simple, pero con impacto profundo en la energía y la salud a largo plazo.

En base a El Tiempo/GDA

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