Redacción El País
El bicarbonato de sodio y el azúcar, dos ingredientes presentes en cualquier cocina, pueden potenciar notablemente la textura y el sabor de las preparaciones dulces cuando se utilizan en conjunto.
El bicarbonato actúa como agente leudante: libera dióxido de carbono al mezclarse con líquidos o ingredientes ácidos, generando burbujas que ayudan a que las masas suban y resulten más esponjosas.
El azúcar, además de endulzar, cumple un rol esencial en este proceso, ya que activa la reacción química del bicarbonato y asegura un levado más uniforme. Durante la cocción, también se carameliza, aportando color dorado y una superficie crocante a bizcochos, galletas y muffins.
Según especialistas citados por TN, esta combinación permite que la masa crezca sin perder suavidad ni sabor, logrando preparaciones equilibradas entre lo tierno y lo crujiente.
Aplicaciones más comunes
- Bizcochos y tortas: interiores aireados y cortezas doradas.
- Galletas: crocancia externa y suavidad interna.
- Panes rápidos y muffins: volumen sin necesidad de largos tiempos de levado.
La repostería se basa en la interacción precisa de los ingredientes, y la mezcla de bicarbonato con azúcar es un claro ejemplo de cómo la química culinaria puede marcar la diferencia en el resultado final.
Más allá de su uso en la cocina, el bicarbonato también tiene aplicaciones prácticas en el hogar, como la limpieza combinada con vinagre para eliminar sarro y manchas difíciles, reforzando su versatilidad en la vida cotidiana.
En base a El Tiempo/GDA
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