Redacción El País
Investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca se propusieron analizar si vivir en el campo realmente contribuye a una mayor satisfacción con la vida. Para ello, encuestaron a más de 2.000 personas y evaluaron distintos factores de bienestar.
El estudio, publicado en la revista Applied Research in Quality of Life, mostró que los habitantes de zonas urbanas reportan un menor grado de satisfacción, en parte por la falta de conexiones sociales significativas y el limitado acceso a espacios naturales.
Entre los hallazgos, el 37 % de los participantes señaló que la ausencia de naturaleza en la ciudad afecta su bienestar, mientras que el 22 % destacó la escasez de vínculos sociales sólidos. Además, el 14 % atribuyó la mayor felicidad en áreas rurales al estilo de vida más relajado que adoptan muchas personas jubiladas, que buscan tranquilidad lejos del caos urbano.
Contrario a lo que podría pensarse, los ingresos no fueron un factor determinante: los investigadores concluyeron que el dinero y las comodidades materiales no marcan la diferencia en la percepción de felicidad. Lo que más influye es el entorno, la naturaleza cercana y la calidad de las relaciones interpersonales.
En definitiva, la vida rural no solo ofrece un espacio más tranquilo, sino también la posibilidad de cultivar vínculos sociales más profundos y conectarse con la naturaleza, elementos clave para un mayor bienestar emocional.
En base a El Tiempo/GDA