La vida en pareja suele tener altos y bajos. Hay momentos en los que la intimidad puede fluir más, mientras que en otros surgen excusas o una de las dos partes no siente ganas. A largo plazo, el bajo deseo sexual puede traer consecuencias significativas a la relación.
Hay factores externos al vínculo amoroso que pueden tener incidencia. Entre ellos, destacan la ansiedad y el estrés del día a día, pero también la carga laboral o los desequilibrios hormonales. Además, tomar medicamentos para tratar la depresión, ansiolíticos, antihipertensivos y betabloqueadores tienen que ver en la alteración de la libido.
En este sentido, el psicólogo Linares Nevado afirma que es útil fomentar la comunicación abierta, hablar de lo que se espera, lo que gusta y lo que incomoda. También menciona que si el problema persiste, se puede acudir a terapia de pareja o consultar con un sexólogo para tener orientación y recursos.
Otros portales de pareja aconsejan reforzar el tiempo de calidad, hacer citas semanales, promover el autodescubrimiento y proponer cambios de horario para tener relaciones sexuales a ver si hay algún cambio en la experiencia final.
Mariana Sierra Escobar, El Tiempo/GDA
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