¿Te ha pasado de entrar a una casa e instantáneamente sentir paz? ¿O, por el contrario, llegar a un espacio nuevo y percibir cierta tensión incómoda? Los colores, los muebles, la disposición de los ambientes… Todo tiene su energía, su frecuencia particular. Ahora bien, ¿y si la energía de la casa que uno habita fuera el reflejo de emociones, creencias y mandatos que tiene en el inconsciente?
Para la argentina Patricia Traversa, creadora del Método Feng Shui con Decodificación Ambiental, lo anterior es totalmente real. Su mirada fusiona el Feng Shui —una práctica milenaria que busca crear ambientes armoniosos para mejorar la calidad de vida— y la biodescodificación —una terapia que revela los códigos ocultos detrás de síntomas físicos o mentales— con el fin de “profundizar en lo transgeneracional, rescatar información valiosa y liberarla para reprogramar aquello que está anclado”.
La experta —que dirige el Centro Feng Shui Profesional y también aplica radiestesia y geobiología, entre otras técnicas— escribió Cambie su vida con Feng Shui y editó en formato Kindle Edition Mi casa armonía y felicidad: Feng Shui para lograrlo y Feng Shui, el camino a la prosperidad. Sobre el Método Feng Shui con Decodificación Ambiental, habló con El País y compartió recomendaciones para habitar los espacios con armonía.
— ¿De qué hablamos cuando hablamos de decodificación ambiental?
— Primero, hay que entender que la casa de cada uno es la representación física de su inconsciente, donde hay información de aproximadamente siete generaciones para atrás. Es decir, en nuestro interior tenemos una cantidad de información transgeneracional muy grande —que tiene que ver con creencias, mandatos, lealtad a familiares, programas ancestrales y demás— que colocamos en el afuera; por ejemplo, en la casa. Por eso, es fácil ver en los planos cómo se repiten los ‘acuerdos de reparación’, que son aquellos aspectos que cada uno viene a reparar del clan familiar. Puede observarse en la posición de los baños, en la ubicación de las cocinas, etcétera. Y cualquier símbolo —que pueden ser cuadros, imágenes y colores, entre otras cosas— reafirma todo eso que traemos en nuestro transgeneracional.
Entonces, decodificar el ambiente es buscar los códigos ocultos que forman parte del lenguaje espacial de una casa y las causas que muchas veces generan síntomas en el hogar. Por ejemplo, colgar un cuadro significa anclar una información; generalmente, una lealtad. Si una mujer está sola y coloca una pintura de una señora de espaldas —es decir, mirando hacia atrás, hacia el pasado— en el área de la casa que representa la pareja, eso habla de una lealtad para con un familiar que se quedó solo. Hay una relación entre el mundo interior de la persona y su realidad exterior. Como dice el principio de correspondencia de la filosofía taosita, como es adentro, es afuera.
— ¿Para qué sirve encontrar estos códigos ocultos?
— Siguiendo con el ejemplo del cuadro, al momento de sacarlo, esa lealtad se hace consciente. Es una forma de decirle al inconsciente que ya no tenemos esa fidelidad; ya no importa si la tía, la bisabuela o quien sea se quedó sola. En su lugar, puede colocarse algo que represente la activación de esa área, como una pintura de una pareja o un símbolo de amor infinito. Es una forma de decirle al Universo: ‘Esto cambiará’. Pero, sobre todo, es una forma de indicarlo al inconsciente, que es el gran creador de nuestra vida. Cuando decodificamos la gran cantidad de arquetipos que tenemos en la casa y los manejamos de manera consciente, el cambio es enorme y espectacular.
— Antes habló de síntomas de la casa. ¿En qué sentido?
— Tenemos síntomas en el cuerpo —por ejemplo, un dolor de cabeza o un malestar estomacal— que, de acuerdo a la biodescodificación, tienen que ver con emociones que no fueron gestionadas correctamente. En la casa es igual. Cuando decimos: ‘Ay, se me llovió la casa’, y vemos que el problema está en el norte, que es el área de la fama y la reputación, podemos investigar si hay alguna emoción mal gestionada en relación a la trascendencia, a cómo nos ven los demás, a si nos reconocen o no el trabajo, etcétera. Lo mismo con las humedades, las pérdidas de agua en el baño, los termotanques rotos. Eso que no gestionamos y guardamos como dolor en algún momento aparece para que le prestemos atención.
Eso que no gestionamos y guardamos como dolor en algún momento aparece para que le prestemos atención.
— ¿Cuál es el síntoma que observa con más frecuencia en las casas?
— La humedad, que se relaciona con las frustraciones. Puede aparecer en el área del dinero, de la pareja… Es común que haya humedades de cimiento, que tienen que ver con las frustraciones de las mujeres del clan. En el Feng Shui, dentro de la teoría del Yin y Yang, el elemento agua se considera yin, que corresponde a lo femenino. Y cuando está debajo representa lo ancestral; es decir, frustraciones que ni siquiera son propias, sino que uno replica por lealtad. La gente dice: ‘Lo arregle 50 mil veces y vuelve a salir’. Y sí, porque uno no termina de ver lo que hay detrás, cuál es el código oculto.
— ¿Esto vale también para la oficina o cualquier otro espacio que habitemos?
— Sí, aunque por supuesto que la casa es el lugar más importante porque es de donde parten todas las energías. Lo que se manifiesta allí es de un nivel de perfección enorme. Si una persona llega con el objetivo de trabajar, por ejemplo, el tema del dinero, puedo evaluar cómo está el área que tiene que ver con eso, que es el noreste del living. Allí debería haber plantas, agua, elementos que alimenten esa abundancia. Si, en su lugar, hay una chimenea, que es fuego, el símbolo indica que el dinero se consume… O, si hay una pintura de hombres trabajando, están anclándose lealtades vinculadas a la creencia de que hay que sacrificarse mucho para ganar dinero. Entonces, es necesario movilizar todo eso con consciencia y colocar plantas, cuadros que muestren el mar, etcétera, para empezar un nuevo camino.
— ¿Qué debemos tener en cuenta cuando nos mudamos?
— En primer lugar, de acuerdo a la fecha de nacimiento de cada persona existen cuatro orientaciones que son favorables y cuatro que no lo son. También, hay disposiciones que son muy nocivas; por ejemplo, en una casa de dos pisos, que un inodoro se encuentre arriba de una cocina o de la puerta de entrada.
Otro aspecto clave es limpiar las energías. Cada vez que uno se va de una casa debe dejar todo ordenado y limpio y, al mismo tiempo, al entrar al hogar nuevo es fundamental realizar la limpieza energética para sacar la energía que pertenecía a otro y comenzar con la propia. Ni hablar que sí o sí hay que pintarla para que todo lo que tenga una impregnación emocional sea liberado.
Cuando la energía de una casa fluye en todos los espacios, la gente vive en armonía. Pero, para lograrlo, hay algo más que también es importante, que es observar la frecuencia que emiten los cuadros. Cada vez que una persona pinta un cuadro, deja una impronta, una información, que puede llegar a ser negativa. Por eso trabajo con radiestesia, una técnica que ayuda a medir radiaciones o campos magnéticos. Recomiendo elegir formas y patrones de la geometría sagrada, que emiten una frecuencia muy alta y expresan emociones como el amor, la compasión y la prosperidad. El inconsciente es el gran creador de nuestra vida y cuando cambiamos la información que le enviamos, cambia todo.
El inconsciente es el gran creador de nuestra vida y cuando cambiamos la información que le enviamos, cambia todo.