Por qué algunas personas no arman el árbol de Navidad ni decorar sus casas para las fiestas

Algunas personas deciden no armar el árbol de Navidad ni decorar su casa porque las fiestas pueden despertar estrés, duelos, cansancio emocional o sentimientos de soledad.

Árbol de Navidad. Foto: Pixabay
Árbol de Navidad. Foto: Pixabay

Redacción El País
La costumbre de armar el árbol de Navidad es una de las tradiciones más extendidas de la temporada: millones de personas decoran sus casas y cuelgan adornos para recibir las fiestas.

Sin embargo, no todos participan de este ritual. Hay quienes prefieren no decorar su hogar, ya sea por motivos personales, convicciones religiosas o simplemente porque no disfrutan de las celebraciones.

Desde la psicología, se han señalado distintas razones que explican por qué algunas personas se alejan de las tradiciones navideñas. El doctor Rolando Salinas, jefe de Salud Mental del Hospital Alemán y profesor de Psicología de la Salud en la Universidad Católica Argentina, explicó a Infobae que las fiestas pueden ser una fuente de estrés.

Mujer armando el árbol de Navidad.
Mujer armando el árbol de Navidad.
Foto: Freepik.

“En general, las fiestas de fin de año son un motivo de encuentro y de unión familiar. Sin embargo, hay que aceptar que conllevan un componente de estrés debido a cuestiones relacionadas con la organización de las reuniones, los cierres y balances del año laboral y personal, sumados a las preocupaciones excesivas, que son fuente de ansiedad”, señaló.

Para quienes están atravesando un duelo, la Navidad y el Año Nuevo pueden resultar especialmente difíciles. La ausencia de familiares —por fallecimiento o distancia— puede reavivar emociones dolorosas. “Muchas personas reviven las pérdidas, los fallecimientos, las rupturas familiares y, en nuestro caso actual, la distancia de los jóvenes emigrados. Los padres, en especial a cierta edad, se alegran del progreso de los hijos que partieron, pero también toman conciencia de la ausencia”, agregó Salinas.

Todos estos factores hacen que algunas personas opten por no armar el árbol ni decorar su casa. Los duelos recientes, la migración de familiares o la imposibilidad de celebrar juntos influyen directamente en el ánimo. También pesa la presión social por mostrarse alegre, algo especialmente difícil para quienes atraviesan situaciones complicadas o están cursando una depresión.

Madre e hija armando el árbol de Navidad.
Madre e hija armando el árbol de Navidad.
Foto: Freepik.

El cansancio propio del fin de año es otra razón frecuente: hay quienes prefieren evitar tareas adicionales como organizar decoraciones o montar el árbol. Otros no lo hacen porque sienten soledad durante estas fechas y no encuentran con quién compartir la tradición.

Además, muchas personas no celebran la Navidad por pertenecer a otras religiones o por preferencias personales. Y, cada vez más, algunos eligen reemplazar las costumbres clásicas por rituales alternativos o nuevas formas de vivir las festividades.
En base a El Tiempo/GDA

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