Justin Lioi, especialista en terapia para hombres, es trabajador social clínico licenciado en Brooklyn, Nueva York. Cuando recibe a un nuevo paciente, una de las primeras preguntas que hace es: “¿Con quién puedes hablar sobre lo que está pasando en tu vida?”
La mayoría de las veces, dice Lioi, sus clientes heterosexuales responden que rara vez se abren con alguien más allá de sus novias o esposas. Estas parejas terminan convirtiéndose en sus terapeutas no oficiales, realizando, según él, “todo el trabajo emocional”.
Ese rol específico ahora tiene un nombre: mankeeping (algo así como “cuidado del hombre”). El término, acuñado por Angelica Puzio Ferrara, investigadora posdoctoral en la Universidad de Stanford, se volvió viral en internet. Describe el trabajo que hacen las mujeres para atender las necesidades sociales y emocionales de los hombres en sus vidas —desde apoyarlos en desafíos cotidianos y conflictos internos, hasta alentarlos a encontrarse con sus amigos—.
"Lo que he observado en mi investigación es cómo a las mujeres se les pide o espera que asuman más trabajo para convertirse en una pieza clave, si no la pieza clave, del sistema de apoyo social de un hombre", afirma Ferrara, aclarando que esta dinámica no ocurre en todas las relaciones.
El concepto ha cobrado vida propia, con algunos artículos que incluso afirman que el mankeeping ha “arruinado” las citas románticas y llevado a muchas mujeres al celibato. Hablamos con Ferrara y otros especialistas sobre qué es —y qué no es— el mankeeping, y cómo identificar si está presente en tu relación.
Mankeeping no se trata solo de intimidad emocional
Angelica Ferrara, que estudia las amistades masculinas en el Instituto Clayman de Investigación de Género en la Universidad de Stanford, y el asistente de investigación Dylan Vergara, publicaron un artículo sobre el tema en 2024, luego de investigar por qué algunos hombres tienen dificultades para formar vínculos estrechos, una problemática creciente y bien documentada.
En una encuesta de 2021, el 15% de los hombres dijeron no tener ningún amigo cercano, frente al 3% en 1990. Ese mismo informe mostró que, en 1990, casi la mitad de los hombres jóvenes decía recurrir a sus amigos cuando enfrentaban un problema personal; dos décadas después, solo poco más del 20% hacía lo mismo.
Según Ferrara, las mujeres “tendían a tener múltiples puntos de apoyo a los que acudían en momentos difíciles”, mientras que los hombres “solían acudir solo a ellas”. Para ella, el mankeeping es una extensión importante del concepto de kinkeeping —el trabajo de mantener unida a la familia—, que estudios han demostrado recae desproporcionadamente sobre las mujeres.
Un término que pone nombre al desequilibrio
Eve Colson Tilley, de 37 años, se sintió aliviada al encontrarse con el concepto de mankeeping en redes sociales. Vive en Los Ángeles y está feliz en su relación con su novio desde hace casi siete meses, a quien describe como emocionalmente maduro, divertido y considerado. Son una buena pareja, pero ella nota que le ofrece una dosis significativa de apoyo emocional y social.
Ambos son abogados ocupados, pero ella suele tomar la iniciativa para hacer planes. Ha estado con los amigos cercanos de su novio unas pocas veces; él ve a los suyos varias veces por semana. Su rol como directora social del vínculo también implica temas más serios:
"¿Cuándo vamos a conocer a los padres del otro? ¿Cuándo vamos a hacer nuestro primer viaje juntos? Y si toda esa responsabilidad de planificar recae sobre mí, entonces también siento que, si algo sale mal, la culpa será solo mía", señala la abogada.
El término mankeeping, cuenta, puso palabras a una sensación de desequilibrio que ya venía sintiendo. Ella, que también es creadora de contenido, incluso hizo un video sobre el tema en TikTok.
"Siento que soy la responsable de traer luz a la relación", se sinceró Tilley.
Su pareja, Glenn, de 37 años, que accedió a hablar con The New York Times solo con su nombre de pila, contó que su primera reacción al oír a Tilley hablar de mankeeping fue pensar que sonaba coherente con lo que había observado en muchas relaciones heterosexuales. Se preguntó: “Está bien, ¿pero esto es algo malo?”
"Estamos en un momento en que más mujeres están hablando sobre lo agotador que es esta dinámica", explica Justin Pere, director de una clínica de terapia en Seattle centrada en relaciones y temas masculinos.
El aislamiento social masculino es un problema mayor
Lejos de ver el mankeeping como un invento de internet para criticar a los hombres heterosexuales, los expertos dicen que el término sirve como advertencia sobre la necesidad de que los hombres inviertan emocionalmente en sus amistades.
"La verdad es que nadie puede satisfacer todas las necesidades emocionales de otra persona", afirma Tracy Dalgleish, psicóloga y terapeuta de parejas en Ottawa. Los hombres también necesitan esos canales. Necesitan conexión social. Necesitan poder mostrarse vulnerables con otros hombres.
Pere sostiene que buscar nuevas fuentes de apoyo emocional no implica cambiar radicalmente de un día para otro, y que fortalecer amistades “puede hacerse con pequeños pasos, más manejables”. Por ejemplo, puede sugerir que un cliente comparta algo nuevo sobre sí mismo con un amigo que ya tiene, o lo invite a hacer algo diferente fuera de su rutina habitual (una estrategia para fortalecer la amistad conocida como repotting, o “replantar”).
Si los clientes hombres se muestran reacios a abrirse de esta forma, Pere les explica que desarrollar amistades no se trata de reemplazar la relación amorosa, sino de fortalecerla al “ampliar la base emocional de su vida”.
Pero algunos de los obstáculos que enfrentan los hombres para crear vínculos sólidos son estructurales, explica Richard Reeves, presidente del American Institute for Boys and Men (Instituto Americano para Niños y Hombres), y autor de Of Boys and Men (Sobre niños y hombres). Según él, muchas instituciones y espacios donde antes los hombres creaban vínculos de forma natural se han deteriorado —iglesias, grupos cívicos e incluso lugares de trabajo—.
"Antes, los hombres simplemente estaban en esos espacios institucionales, y la conexión ocurría alrededor de ellos. Eso ya no sucede con tanta frecuencia. Los hombres tienen que hacer más, ser más proactivos. Lo estoy viendo incluso en mi propia vida", afirma Reeves.
Una conversación que alivia la carga
Para Tilley y Glenn, hablar abiertamente sobre el mankeeping ayudó a aliviar la carga emocional de ella. Él admitió que, en parte, pensaba que su pareja simplemente disfrutaba tomando las riendas de la vida social. Pero cuando ella le explicó lo agotador que era ser la gestora emocional predeterminada en la relación, comenzó a entender por qué todo se sentía desequilibrado.
"He estado haciendo un esfuerzo mayor para tratar de equilibrar la balanza", reconoce.
Catherine Pearson/The New York Times