La confianza es la creencia en la fiabilidad, la verdad o la capacidad de algo o alguien. Aunque la confianza en uno mismo, en un amigo o en el Estado se construyen de forma diferente, todas tienen en común que se basan en la experiencia y en la credibilidad.
Confianza en uno mismo.
La confianza en uno mismo se construye a través de acciones y logros personales. A medida que establecemos y alcanzamos metas, demostramos nuestra propia capacidad. Esto fortalece la creencia en nosotros mismos. También, es importante ser consciente de nuestras habilidades y limitaciones, aceptar los errores como oportunidades de aprendizaje y practicar la autocompasión.
Si establecemos y alcanzamos metas pequeñas, celebramos los logros, practicamos el autocuidado y aprendemos de los fracasos, vamos a construir un historial de éxitos, reforzaremos la sensación de competencia y valor, nos sentiremos más fuertes y preparados para enfrentar desafíos, y veremos las equivocaciones como oportunidades para crecer y mejorar.
La confianza en otros.
Establecer confianza con otra persona es un proceso gradual y bidireccional que se basa en la honestidad, la consistencia y la vulnerabilidad. No se trata de un acto único, sino de una serie de interacciones y decisiones que demuestran nuestra consistencia y respeto por la otra persona.
• Honestidad y transparencia. El fundamento de la confianza es la verdad. Ser honesto no se limita a no mentir, sino que implica también ser transparente sobre nuestras intenciones y sentimientos.
• Fiabilidad y apoyo. La confianza se fortalece cuando la otra persona siente que puede contar con nosotros, especialmente en momentos de necesidad.
• Respeto y vulnerabilidad. La confianza florece en un ambiente donde ambas partes se sienten seguras para ser ellas mismas.
Confianza en el Estado.
La confianza en el Estado se construye cuando el gobierno demuestra que es fiable, justo y eficaz. A diferencia de la confianza personal, se basa en la percepción de la población sobre el desempeño de las instituciones públicas.
Son condiciones necesarias la transparencia, la rendición de cuentas, la eficiencia de los servicios públicos y la existencia de justicia y equidad.
El gobierno debe ser abierto sobre sus decisiones, finanzas y procesos, porque cuando los ciudadanos entienden cómo se toman las decisiones, es más probable que confíen en ellas. Al mismo tiempo, las instituciones deben ser responsables de sus acciones, reconociendo y corrigiendo errores y malas decisiones cuando ocurren.
La eficiencia de los servicios básicos como educación, salud y seguridad, genera confianza en la capacidad del estado para cumplir sus funciones, mientras que un sistema legal que aplica las leyes de manera justa e igualitaria a todos los ciudadanos, sin importar su estatus, es fundamental para la confianza.
Como sanar tras la traición.
Una traición a la confianza tiene un impacto profundo y significativo en nuestro bienestar emocional, porque la confianza es uno de los pilares de nuestros vínculos y de nuestra seguridad. Cuando alguien en quien confiamos nos traiciona, se rompe esa base, y las consecuencias pueden ser duraderas.
Lo primero que sentimos es un dolor agudo, similar a una herida física. Este dolor viene acompañado de una gran confusión. Esta confusión es una respuesta natural, ya que la traición desbarata la visión que teníamos de la persona o la institución y del vínculo.
La confianza nos da una sensación de seguridad. Confiamos en que ciertas personas actuarán de cierta manera y que no nos dañarán. Cuando esa creencia se rompe, nos sentimos vulnerables frente al mundo. Podemos empezar a dudar de nuestros propios juicios y a sentir que no tenemos control sobre quién nos rodea. Esto puede llevar a una ansiedad constante y a un estado de alerta, en el que experimentamos la necesidad de protegernos de posibles futuros daños.
Una traición puede hacer que nos cerremos emocionalmente. El miedo a ser heridos de nuevo nos puede llevar a construir muros alrededor de nuestro corazón, evitando la intimidad con otras personas. Podemos volvernos más escépticos y desconfiados, lo que dificulta la formación de nuevas amistades o relaciones amorosas. A largo plazo, este aislamiento nos puede conducir incluso a la soledad y a la tristeza.
No es raro que una persona traicionada se culpe a sí misma. Nos preguntamos si hicimos algo mal o si no notamos las “señales”. Esta autocrítica puede dañar seriamente nuestra autoestima y nuestro sentido de valor personal, causando desazón y desesperanza.
En ciertas ocasiones aflora el resentimiento, que es una emoción amarga que puede consumir mucha de nuestra energía emocional.
Puede llegar a ser muy difícil perdonar a quien nos traicionó, especialmente si esa persona no ha mostrado arrepentimiento. Cargar con el resentimiento puede evitar que sanemos y sigamos adelante en nuestra vida y vínculos con los demás.
Cómo sanar.
Recuperarse del dolor que deja una traición es un proceso que requiere la gestión de algunas etapas:
• Reconocer y validar nuestros sentimientos: no nos castiguemos por sentir dolor, ira o confusión, ya que se trata de emociones que son normales y válidas.
• Comunicar o establecer límites: si nos sentimos traicionados por una persona importante para nosotros, es posible que necesitemos tener una conversación sobre lo que pasó. Y si decidimos no mantener a esa persona en nuestra vida, es importante establecer límites claros para preservarnos.
• Buscar apoyo: es de gran ayuda hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud. No hay ninguna razón para atravesar esta situación en soledad.
• Practicar la autocompasión: tratémonos con la misma amabilidad y comprensión que le ofreceríamos a un amigo que está pasando por una circunstancia similar.
La confianza, una vez rota, puede ser difícil de reconstruir, pero el proceso de sanación es posible y cada uno de nosotros puede gestionar estos desafíos y las emociones que conllevan emergiendo más fuertes. Es una oportunidad para aprender más acerca de nosotros mismos y reconocer los recursos que nos permiten llevar adelante una existencia saludable y feliz.
Desafíos
1. A – A – C – N – O – R – T
Utiliza estas letras para escribir 4 palabras de 7 letras.
2.
Ñ – B – H – P – M – Q – Y
D – i – S – L – F – Z
T – J – X – K – C – W – V
Ordena las letras faltantes en este abecedario para descubrir el nombre de un país.
3.
Descubre las palabras que responden a las siguientes pistas. Todas terminan con la combinación “USO” y tienen 7 letras.
• Ajeno.
• Palmas.
• Revuelto.
• Cautivo.
• Copioso.
Respuestas:
1. Atracón. Cantaor. Cántaro. Cantora.
2. Noruega.
3. Intruso. Aplauso. Confuso. Recluso. Profuso.