Entre el placer momentáneo y el propósito duradero: la motivación que nutre la felicidad (y mejora la salud)

El placer puede ser gasolina rápida; el propósito, en cambio, es el combustible más lento y eficiente que proporciona un viaje duradero y da salud y sentido a la vida.

Motivación
Mujer frente a una pintura que representa fuerza y autoestima.
Foto: Freepik.

¿Qué pesa más, el placer inmediato o el propósito duradero? La ciencia del bienestar tiene una respuesta clara: el propósito importa, no solo para cómo nos sentimos, sino también para cómo vivimos e incluso para cuánto vivimos.

La psicología positiva, la rama científica que estudia los determinantes del bienestar y del funcionamiento óptimo, distingue dos formas principales de felicidad. Por un lado, está la felicidad hedónica, la de las emociones agradables y la satisfacción momentánea. Esa que se mide con escalas como la Positive and Negative Affect Schedule o la Satisfaction With Life Scale.

El problema es que está atrapada en lo que los psicólogos llaman adaptación hedónica: cuanto más intenso el estímulo, más rápido el cerebro ajusta su línea base y nos obliga a buscar un estímulo todavía mayor para sentir lo mismo. Es como correr en una cinta de gimnasio: por más que avances, nunca llegas a ningún lado.

La otra cara es la felicidad eudaimónica, que viene de la idea aristotélica de vivir en coherencia con nuestra mejor versión, ética e intelectual. La psicóloga Carol Ryff la tradujo en seis dimensiones muy concretas: autonomía, dominio del entorno, crecimiento personal, relaciones positivas, propósito vital y autoaceptación. Este tipo de felicidad no se mide en subidones, sino en trayectorias de vida que se mantienen a lo largo del tiempo.

Mujer fuerte contenta
Mujer fuerte y contenta.
Foto: Freepik.

El puente motivacional: la SDT

La Teoría de la Motivación Autodeterminada (self determination theory o SDT en inglés) es clave para entender la diferencia. Todos necesitamos cubrir tres necesidades psicológicas básicas:

  • Autonomía: sentir que elegimos libremente.
  • Competencia: sentir que somos capaces y eficaces.
  • Relación: sentirnos conectados con otros.

Cuando estas tres necesidades están satisfechas, la motivación pasa de ser “controlada” (hacer algo por presión, recompensa o imagen) a ser “auténtica” (hacerlo porque tiene sentido para nosotros, porque lo disfrutamos o porque conecta con nuestros valores).

Felicidad
Hombre feliz al aire libre.
Foto: Freepik.

Qué dice la ciencia: placer vs. propósito

La evidencia empírica es contundente. La orientación hedónica explica solo una parte de la satisfacción vital y a menudo se asocia con conflictos de metas y emociones mezcladas. Además, los picos hedónicos no predicen mejor salud ni menor inflamación.

En cambio, la eudaimonía sí está relacionada con múltiples beneficios duraderos, tales como mayor longevidad, mejor salud cardiovascular, mejor salud mental (menos depresión y ansiedad, más resiliencia, mejor calidad del sueño), menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia y menor inflamación reflejada por biomarcadores.

Incluso en cosas cotidianas se nota la diferencia. Un estudio sobre actividad física mostró que caminar por la naturaleza mejora el ánimo (hedonía), pero solo refuerza el sentido de propósito cuando hay motivación autónoma y conexión con el entorno. Es decir, el placer puede ser gasolina rápida o un viaje más profundo, según cómo se viva.

Más allá de la euforia

El placer puede ser como gasolina rápida que permite hacer 100 metros en pocos segundos; el propósito, en cambio, es el combustible diésel más lento y eficiente que proporciona un viaje duradero que da dirección, salud y sentido a la vida.

El propósito no es un regalo divino reservado a unos pocos, sino que se puede cultivar. Experimentos con intervenciones breves (desde escribir sobre valores personales hasta hacer pequeños actos de servicio semanales) muestran efectos positivos duraderos en vitalidad y sentido. He aquí un pequeño kit práctico:

  • Revisar metas: ¿las perseguimos para ganar aprobación externa o porque expresan valores internos? Reencuadrar un objetivo extrínseco (“subir de puesto”) en uno intrínseco (“aprender a liderar de forma ética”) cambia por completo la motivación.
  • Diseñar contextos con autonomía: en el trabajo o estudios, busquemos espacios donde podamos tomar decisiones reales, recibir retroalimentación útil y construir relaciones significativas
  • Probar microprácticas eudaimónicas: un acto de servicio semanal, aprender algo nuevo por interés genuino o cultivar nuestras fortalezas personales. Son pequeñas semillas que, con el tiempo, florecen en propósito.
  • Gestionar el placer con consciencia: saborear con atención plena un alimento que nos resulte delicioso, por ejemplo, o escuchar con toda nuestra atención una música especialmente elegida ayuda a frenar la adaptación hedónica y a disfrutar sin caer en la trampa del “cada vez más”.

El placer sin propósito se desgasta rápido, el propósito sin placer puede volverse árido: la verdadera alquimia aparece cuando satisfacemos autonomía, competencia y relación. No se trata de elegir entre disfrutar o tener sentido: se trata de disfrutar al servicio del propósito. No se trata de apagar los fuegos artificiales, sino de encender una llama que no se consuma con el tiempo.

Juan-Antonio Moreno-Murcia & Jose Antonio Piqueras Rodriguez, The Conversation

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