Redacción El País
La psicóloga Alicia González y la terapeuta Elizabeth Clapés abordaron recientemente en Instagram, a través de su pódcast Tal y como somos, las implicancias psicológicas de las relaciones con marcada diferencia de edad.
Ambas coincidieron en que estas relaciones pueden generar dinámicas de poder difíciles de detectar, incluso cuando no hay abuso explícito.
González compartió una experiencia personal vivida a los 16 años, cuando mantuvo una relación con un hombre seis años mayor que la presionó para borrar sus redes sociales. Este relato ilustra cómo, en ocasiones, la diferencia de edad puede favorecer una posición de control por parte de uno de los miembros de la pareja.
Clapés añadió que enamorarse de alguien significativamente menor o mayor es posible, pero advirtió sobre el riesgo de que esta preferencia se transforme en un patrón recurrente. En muchos casos, explicó, la intención puede ser inconsciente o consciente, buscando mantener una posición de poder dentro del vínculo.
Según las especialistas, las relaciones saludables suelen surgir entre personas con etapas vitales similares, ya que compartir circunstancias y proyectos de vida facilita la toma de decisiones conjunta y la construcción de un vínculo equilibrado. Cuando las diferencias son demasiado grandes, puede aparecer lo que González denomina “verticalidad” en la relación: una situación en la que uno de los miembros detenta más poder, control o voz en las decisiones.
La verticalidad no siempre se manifiesta como abuso directo; muchas veces se disfraza de protección, guía o consejos “bien intencionados”, pero implica una jerarquía que coloca a uno por encima del otro. Por el contrario, las relaciones horizontales se caracterizan por la igualdad: ambas personas comparten decisiones, gestionan conflictos desde un plano común y mantienen un equilibrio de poder.
Clapés subraya que, especialmente en relaciones donde uno de los miembros es más joven, es importante evaluar si existe esta desigualdad de manera consciente o inconsciente, y reflexionar sobre el impacto que puede tener en la autonomía y el desarrollo emocional de la persona más joven.
En sus historias de Instagram, González reafirmó que la clave para vínculos sanos radica en la igualdad de etapas vitales y en la construcción de un proyecto común, donde ambos miembros puedan crecer y decidir juntos. Las psicólogas concluyen que, si bien la diferencia de edad no es necesariamente un problema, es fundamental reconocer y gestionar cualquier dinámica de poder que pueda surgir.