Redacción El País
Un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association advierte que el exceso de tiempo frente a pantallas en niños y adultos jóvenes podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas. La investigación indica que este riesgo se incrementa especialmente cuando el uso de dispositivos electrónicos interfiere con el sueño, lo que sugiere una posible vía de impacto sobre la salud.
El estudio encontró que el uso prolongado y recreativo de teléfonos, consolas de videojuegos, televisores, tabletas y computadoras está relacionado con un mayor riesgo de presión arterial alta, colesterol elevado y resistencia a la insulina. Este efecto fue más evidente entre los jóvenes que dormían menos, lo que llevó a los autores a proponer que las pantallas reducen el tiempo de sueño, debilitando la salud cardiometabólica.
Los investigadores señalaron que tanto la cantidad de sueño como el horario en que se duerme influyen directamente en la relación entre el uso de pantallas y los factores de riesgo. Dormir menos horas o hacerlo más tarde intensificó esta asociación negativa.
El trabajo se basó en datos de dos grupos en Dinamarca: uno de niños de 10 años evaluado en 2010 y otro de jóvenes de 18 años estudiado en el 2000. Ambos pertenecían a cohortes de estudios prospectivos enfocados en la relación entre el tiempo frente a pantallas y los factores de riesgo cardiometabólico. En total, se analizaron datos de más de 1.000 participantes. El tiempo de uso recreativo de pantallas fue reportado por los padres mediante cuestionarios.
Los resultados complementan una declaración científica de 2023 de la Asociación Estadounidense del Corazón, que advertía que solo el 29 % de los jóvenes estadounidenses de entre 2 y 19 años mantenían una salud cardiometabólica favorable. Este nuevo estudio aporta información sobre factores conductuales, como el uso de pantallas, que podrían contribuir a este deterioro.
Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional con datos recogidos de forma prospectiva, por lo que los hallazgos muestran asociaciones, no relaciones causales directas. También reconocen que los informes sobre el tiempo frente a pantallas pueden no reflejar con precisión la exposición real.
El equipo sugiere que futuras investigaciones evalúen si reducir el uso de pantallas antes de dormir —cuando la luz artificial puede alterar los ritmos circadianos y dificultar el inicio del sueño— puede ser una estrategia útil para disminuir los riesgos cardiometabólicos.
Además, recomiendan que las consultas pediátricas incluyan preguntas sobre los hábitos de uso de pantallas, al igual que se hace con la alimentación o el ejercicio, como parte de una orientación integral hacia estilos de vida saludables.
En base a información de Agencia EFE