Las Liebres: una comarca en lo más alto de Colonia del Sacramento, con naturaleza, historia y buena gastronomía

En el punto más alto de Colonia del Sacramento la vista al Río de la Plata, la naturaleza y el canto de los pájaros, es lo que predomina.

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Comarca Las Liebres. Foto: Las Liebres
Comarca Las Liebres. Foto: Las Liebres

En el punto más alto de Colonia del Sacramento hay una casona con historia e historias. La construcción original data de 1920 y desde entonces han pasado muchas familias y sucedido muchos cambios.

Sin embargo, la esencia, lo que hace a este lugar tan especial, se mantiene intacto: la vista al Río de la Plata (en días despejados muestra la silueta de Buenos Aires), el verde compuesto por especies de todo tipo, árboles centenarios (nogales, jacarandás, entre otros), y el canto de los pájaros, el sonido que predomina. Algún que otro animal silvestre, como las liebres, suelen cruzarse, sobre todo después del atardecer. Ellas le dan nombre al proyecto que un argentino un día soñó y concretó: en este predio desarrolló un barrio privado, alojamiento, restaurante y huerta orgánica.

Pedro Melnitzky vive en Uruguay desde hace 15 años, pero la Comarca Las Liebres, ubicada a pocos minutos del centro histórico de Colonia del Sacramento, se hizo realidad recién hacia 2019. Si bien Melnitzky nació y se formó en Buenos Aires, la mayor parte de su trabajo estuvo enfocado en el comercio de papel entre los países del Mercosur. En esos años viajaba seguido a Uruguay, un país que le gustaba, por lo que en un momento la idea de mudarse comenzó a ser más y más fuerte. Además de aquel trabajo, desde los siete años está volcado al arte: dibuja, pinta, y también gusta de la escultura. Tal vez por eso, por la sensibilidad y creatividad ligada a su faceta artística, la inquietud por moverse y dar forma a sus ideas fue casi inmediata cuando conoció este rincón de Colonia.

No lo dudó: el sitio que hace muchísimos años sirvió como fuerte debido a su altura y las vistas que brindaba (y brinda), era ideal. Pero a la casona, estuvieron a punto de tirarla abajo: “No estaba en condiciones de ser habitada, entonces no la consideramos dentro del proyecto. Luego fuimos descubriendo que, a pesar del estado en que estaba, la casa no merecía desaparecer”, contó.

Las Liebres. Foto: Rosana Decima
Las Liebres. Foto: Rosana Decima

Para reconstruirla fue necesario un trabajo de cinco años, de hacer y volver a hacer, de revisar y cambiar los planes, una y varias veces. Algunas partes, como los pisos, se mantienen originales, otras fueron cambiando y nacieron nuevas.

Una cocina local y de estación.

Hugo Soca es el chef ejecutivo del restaurante Las Liebres y en el menú mandan los productos locales y de estación.

Además, la mayoría de las verduras, hortalizas y hierbas que utilizan son de la propia huerta orgánica del lugar. En este invierno que comienza, rebosa de cale (que está en una de las estrellas de la carta, los malfattis), acelga, puerro, miso y zanahorias, por ejemplo.

La huerta orgánica de Las Liebres. Foto: Rosana Decima

“Es una cocina casera, de familia, muy típica del Río de la Plata”, señaló el argentino. Soca deja su huella con preparaciones que hacen acordar a esas cocinas de abuelas, por ejemplo, con las croquetas de polenta y chorizo, la cazuela de lentejas, empanadas de cordero, o pastas como raviolones o malfattis.

La carta de vinos es amplia y, al igual que con los ingredientes de los platos, la mayoría son del departamento de Colonia.

“Los vinos son un distintivo, porque nos planteamos el desafío de priorizar los hechos en Uruguay. Nuestra carta hoy tiene alrededor de 70 etiquetas de las cuales solamente cuatro no pertenecen a Uruguay. El resto son todos locales”, dijo.

Una de las novedades es que en 2025 esperan tener su primer vino: en el predio hay unas 900 plantas de Merlot y 400 de Gamaret (una variedad muy poco común en Uruguay) y este año tuvieron su primera vendimia. La variedad Gamaret es originaria de Suiza y surge del cruce entre las uvas Gamay y Reichensteine.

Pedro Melnitzky. Foto: Las Liebres
Pedro Melnitzky. Foto: Las Liebres

Las cantidades son pocas, porque apuntan a la calidad: calculan que podrían lograr un máximo de entre 1.600 y 1.800 botellas, y habrá que esperar al momento de las pruebas para decidir si harán varietales o blend.

Tienen propuestas para todos, ya que no es necesario hospedarse para ir al restaurante, que ofrece almuerzos y cenas a diario. Actualmente, comenzaron a hacer recorridos guiados que incluyen el viñedo, la huerta y culmina con una cata de diferentes vinos y una picada con productos cultivados allí. “La idea es que también puedan conocer algo de la historia del lugar y degusten distintos vinos y disfruten otros productos locales”, señaló Melnitzky.

En cuando al alojamiento, en la planta alta, la casona cuenta con dos habitaciones, y para mencionar otros rincones con historia que esconde esta comarca, hay dos más, ubicadas a pocos metros del restaurante, en la edificación que antiguamente utilizaban los caseros.

Remodelaron el espacio que antiguamente era de los caseros. Foto: Rosana Decima
Remodelaron el espacio que antiguamente era de los caseros. Foto: Rosana Decima

También remodelado, con todas las comodidades, es otra opción que invita a despertarse con una vista única de la pradera. Las otras dos habitaciones, las más recientes, están dentro del barrio, tienen piscina privada y son ideales para familias o grupos, ya que el diseño permite unirlas y compartir espacios comunes.

En cada recoveco y en las paredes de todos los espacios de la casa hay arte, en forma de cuadros, de libros, de objetos, y algunas de las obras de Melnitzky también dicen presente. Alguien alguna vez le dijo que este proyecto al que bautizó Las Liebres en Colonia del Sacramento era su mayor obra de arte, y él no lo niega.

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