CÚCUTA JORGE SAVIA

Nacional, como club, institucionalmente, está en medio de dos pujas que no han tomado estado público, que no provoca ni cerca grietas internas, pero que están ahí, latentes y, aunque muy diferentes, pendientes que de un momento a otro se resuelvan, porque ambas tratan de temas de decisión prácticamente inminente.

La primera de ellas, y tal vez la más trascendente, es la que tiene que ver con el pase de Pablo Álvarez: el juvenil está prácticamente colocado en el fútbol de Italia y no como ocurre a veces sin club de destino, sino concretamente en el Reggina de la Primera División del "Calcio" y la operación es tan firme que el lateral debería viajar ya a mediados o a fines del mes que viene.

La oferta que trajo el empresario Pablo Bentancur le dejaría a Nacional 700.000 dólares limpios mientras que, a su vez, el jugador recibiría 1.500.000 dólares por un contrato de cinco años.

Sin embargo, la situación no es sencilla, porque el representante de Álvarez es Daniel Fonseca y, en su condición de tal, el ex futbolista de Nacional se opone a la concreción de la transferencia por considerar que en el futuro se puede obtener mayores dividendos por su incorporación a Europa.

Por supuesto que la "guerra" comercial es realmente tremenda y en medio de ella está Nacional, que ve con buenos ojos la oferta de Bentancur y la acepta porque la estima conveniente. También, ni qué decir, el propio futbolista está en el medio: no desea hablar públicamente sobre el tema, pero la dirigencia de Nacional está en conocimiento que el padre de Álvarez también se pronuncia favorablemente a que el pase se haga.

¿Qué pasará? Nadie lo sabe. Ahora sólo resta esperar cómo termina el partido aparte que están jugando Bentancur y Fonseca.

La otra puja que afronta Nacional es diferente y de carácter mucho más interno: para la revancha por la Libertadores ante el Cúcuta, el técnico y los jugadores quieren jugar en el Parque. Por la presión de la gente, porque los futbolistas están más habituados que en el Centenario al terreno de juego y no sólo conocen el piso sino que tienen sus propias referencias, y por lo que dice Carreño, en el sentido de que "por la Copa, jugando en el Parque, le hicimos tres goles a casi todos los rivales; por algo será y hay que tenerlo muy en cuenta, aunque también somos conscientes de que hasta ahora el presidente siempre nos dio el gusto, pero llegará un momento en que, económicamente, también vamos a tener que retribuirle y hacerle el gusto al presidente".

Sin embargo, el presidente Ricardo Alarcón y el gerente deportivo Daniel Enríquez, invocando razones económicas, consideran que se debería jugar la revancha ante el Cúcuta en el Centenario.

En ese aspecto, Enríquez fue muy claro: "mi opinión es esa, por la parte económica, pero no descuido lo deportivo, porque yo creo que si sacamos un buen resultado acá (Cúcuta), allá podemos llevar 35.000 o 40.000 la personas y en un lugar como el Estadio, la presión para los colombianos va a ser tremenda. Además, esto es Nacional y ante una instancia de ese tipo, no hay por qué dejar 20.000 hinchas afuera".

"Álvarez es un soldado. Siempre está dispuesto a hacer lo que le diga el club o el técnico. Tiene muy buena actitud para el trabajo, puede jugar con varios sistemas y maneja tres fundamentos con los cuales puede jugar perfectamente 10 años en Europa: buen despliegue físico, muy buena técnica en velocidad y una permanente ida y vuelta. De repente, no tiene lo que el hincha quiere ver, como una buena pegada o un regate, pero desde que empezó a trabajar con nosotros se ha superado muchísimo", dijo Daniel Carreño.